“Un estadio es una escenografía”
Esteban Icardi y Hansel Cereza explican cómo fue la ceremonia inaugural de la Copa América
Pedro Cifuentes
Santiago de Chile
14 JUN 2015 - 22:55 CEST
“El día antes nunca duermes, es como si el cuerpo te inyectase una
droga natural maravillosa”, cuenta el productor Esteban Icardi 36 horas
antes de que su empresa protagonice los primeros 23 minutos de la Copa
América Chile 2015 con una ceremonia ideada (“soñada”, dirá él) por
Hansel Cereza, miembro fundador de la Fura dels Baus, un barcelonés que
tras pasar casi dos décadas con la compañía teatral decidió seguir su
propio camino en ceremonias “macro” a mediados de la década de los
noventa porque, asegura, comprendió que “se llevaba bien con los
espacios grandes”.
La revelación le sobrevino durante la preparación de los Juegos
Olímpicos de Barcelona 92, de cuya gala inaugural fue uno de los tres
directores artísticos. Desde entonces ha trabajado con el Cirque du
Soleil y organizado ceremonias para campeonatos mundiales, europeos y la
Copa África de fútbol. “Mi experiencia nace en 1992, con aquella gran
locura en la que pasamos todos los parámetros… En Fura estábamos ya en
una fase de diversificación, llegó un momento en el que necesitaba volar
solo”, afirma en medio del estadio, rodeado de un tropel de bailarines,
acróbatas y técnicos pendientes de ultimar un espectáculo que fue
seguido por millones de latinoamericanos en televisión.
A pesar del folclore regional, ¿por qué se parecen tanto las
ceremonias inaugurales entre sí? “Porque hay un briefing del cliente [en
este caso, la Federación Chilena de fútbol] que se entrega al
principio”, responde Cereza. “Puede ser más amplio o no, más estricto o
no, pero siempre aparece cuántos discursos habrá, el tema de las
banderas, etc... Toda ceremonia de este tipo es un escaparate mundial,
donde una ciudad o país se da a conocer al mundo, con sus objetivos
políticos y de inversión”. Icardi afirma que es difícil diferenciarse
cuando tienes elementos comunes invariables (como los estadios). “Pero
siempre hay margen: ¿es un estadio alto o bajo? ¿Tienes mucho dinero
para despliegues aéreos que cuestan millones de dólares? En Sochi, por
ejemplo, tienen todo el dinero del mundo y pueden abrir la cancha al
centro para que emerjan los atletas. Eso cuesta siete millones de
dólares. Y el tamaño de nuestra billetera es bien pequeño”.
“El sitio es muy importante”, asiente Cámara mientras cruzan
acróbatas colgados de globos inmensos con la bandera de los 12 países
participantes. “Un estadio es una escenografía. Algunos te disparan la
imaginación y otros no” ¿El Estadio Nacional lo hizo? “No es el más
cómodo de todos, pero precisamente por su baja altura te permite el
efecto de hacer vuelos más impresionantes. Hay que hacer de la necesidad
virtud: el estadio es así y no lo vamos a cambiar. No tener tanto
dinero también es a veces un atributo”. (El presupuesto de esta gala no
ha sido revelado).
El mundo ha cambiado mucho en pocos años “y hay cosas que ya no se
llevan”, prosigue Icardi. “Ya no se permite el despilfarro por el
despilfarro. Mira la final de la Liga de Campeones en Berlín, por
ejemplo: sobria, pulcra, bien armadita. Me gustó bastante”.
La ceremonia quiso mostrar
“una Latinoamérica integradora,
innovadora, tecnológica,
pero no pretenciosa”
La ceremonia del jueves quiso mostrar “una Latinoamérica integradora,
innovadora, tecnológica, pero no pretenciosa”. “Somos un país pequeño
del continente, no queremos mirarnos demasiado el ombligo”. La gran
mayoría del equipo (por primera vez) es chileno. “Todas las ceremonias
deben hacerse con personas del país anfitrión”, insiste Cereza: “Es la
única manera de llegar a la sensibilidad de los espectadores”. “El gran
éxito de Barcelona 92 fue el voluntariado. Eso es más importante que la
técnica o la actuación. Nosotros estuvimos nueve meses preparando aquel
barco. Debajo había 70 personas voluntarias que no veían nada, sólo lo
empujaban. Cuando terminó estaban llorando de alegría, y ni siquiera
habían visto la ceremonia. Pero participaron. Por eso Barcelona fue un
antes y un después”.
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