Receta para paliar el hambre con microalgas
Seguramente este nombre no les diga nada a la mayoría de ustedes, pero
si les dijera que se trata de una fuente nutritiva que contiene, por
ejemplo, 50 veces más hierro que las espinacas, comenzarían a interesarse. Si además, les cuento que se está trabajando en su cultivo para el autoabastecimiento alimentario en zonas desfavorecidas y que, incluso, se podría cultivar con orines, seguro espero que he atrapado su atención.
Culturas como los aztecas y los mayas ya conocían las propiedades de
la spirulina y la consumían. En la actualidad, todavía forma parte
importante de alimentación de algunas tribús africanas como los Kamembú,
en la región centroafricana del Lago Chad. Se trata de una microalga
unicelular verde-azulada con forma de espiral que únicamente se puede
apreciar al microscopio, pues su longitud es de entre 150 y 200 micras.
La canaria Águeda Angulo es, probablemente, una de las personas que más saben de esta microalga en España y tanto desde el Banco Español de Algas como desde la Asociación SpiralViva
trabaja para poder cumplir su sueño de llevar la microalga allá donde
la alimentación es un auténtico problema. Desde un punto de vista
nutritivo, Angulo explica que “entre el 60 y el 70% de su su peso seco es proteína de alta calidad, de las denominamos esenciales para el cuerpo humano”.
Tanto es así que de media podríamos decir que contiene entre un 15 y un
25% más proteínas que el pescado o un 35% más que la soja.
Angulo también destaca su aporte en lípidos, vitáminas (10 veces más
pro vitamina A que la zanahoria) y algunas tan especiales como la B12, “que únicamente son de origen animal, por lo que esto es especialmente interesante para los vegetarianos”. Asimismo, esta microalga contiene un importante aporte de minerales y una sustancia , “que es la que le aporta el toque azulado, que se llama ficocianina, con efectos beneficiosos para el sistema inmunológico por sus propiedades anti-inflamatorias y anti-oxidantes“, explica la experta.
Tal y como cuenta Angulo, “la propia ONU lleva años trabajando con la spirulina sobre el terreno a través de IMMSAM (Institución Intergubernamental para el Uso de Micro-algas Spirulina contra la Malnutrición, por sus siglas en inglés)“. “Esta organización”, continúa la experta, “recomienda
un cosumo diario por persona de unos 3 gramos de spirulina si se toma
seca o de entre 30 y 40 gramos si se come viva”.
Pero, la gran pregunta: ¿a qué sabe la spirulina? Esa es otra de sus grandes ventajas: a nada. Angulo indica que “si
la comes viva, coge directamente el sabor del plato con el que la
mezcles. Si por ejemplo la echas en un zumo y remueves con una
cucharilla, el tono del zumo se volverá azulado, pero el sabor será el mismo”. Otra cosa bien distinta es si se come deshidratada, “en cuyo caso el sabor sí es algo más fuerte“, precisa.
Cultivo artesanal
El gran aporte que realiza la Asociación SpiralViva en su
colaboración con el Banco Español de Algas es su elevada especialización
en el cultivo artesanal de esta microalga, algo
fundamental de cara a exportarlo a los países más defavorecidos donde si
algo no existen son los medios materiales. La meta final es poder
realizar la transferencia de conocimiento suficiente para que en aquellos países se creen granjas de spirulina familiar en pequeñas aldeas.
En ese sentido, Angulo sostiene que el cultivo de esta microalga es relativamente sencillo. “Habitualmente crece de manera natural en lagos alcalinos de agua salobre”, señala, “y nosotros podríamos reproducir esas condiciones
con agua normal del grifo a la que añadiríamos bicarbonato y sal,
aportándole los nutrientes que la spirulina necesita. Llegado el caso,
incluso podría hacerse con orines”.
En cuanto al agua, que en muchos países desfavorecidos representa
otra complicación por su escasez, tampoco aquí es un problema porque,
como aclara la experta, “la profundidad que requiere es apenas de 15 o 20 centímetros, no estamos hablando de grandes cantidades de agua”.
Una vez preparada el agua es preciso cubrirla con una plástico de
calidad atóxica, vigilar la posible evaporación y corregirla y en muy
poco tiempo aparece la spirulina, que delata su presencia por aportar al
agua una tonalidad verde azulada. Tan sólo bastaría pasarla por un
tamiz, para separar el agua de la biomasa, es decir, lo que realmente
será alimento y ya está, pudiendo compactarse y deshidratarse, con la ventaja de que conserva sus propiedades durante dos años, o consumirse viva.
A corto plazo, Angulo cuenta que “uno de los primeros sitios a los que nos gustaría llevar el cultivo artesanal de la spirulina es a Tinduf, a los campamentos de refugiados saharauis, por la cercanía y por la deuda que tenemos con ellos”.
Para ello, desde la Asociación SpiralViva organizan talleres en torno a
esta microalga para ir recaudando lo suficiente para emprender ese
viaje, conscientes de que “la situación en los campamentos aún se ha
hecho más crítica con todos los recortes que se han producido en la
ayuda humanitaria”.
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