Manual del perfecto playero
Además de lo más claro, como el uso de la crema solar, un día en la playa se rige por reglas no escritas. Por ejemplo: reservar espacio en primera línea para luego irse a desayunar no está muy bien. Igual que echarse la siesta en las camas balinesas del chiringuito
En las películas, cuando alguien está muy agitado o estresado, jamás
se le acerca otro personaje y le dice: “Cierra los ojos y piensa en un
camping”. O “cierra los ojos y piensa en un centro urbano bien
planificado”. Siempre es “piensa en una playa”. Hasta aquellos que
despotrican —que hay mucha arena, dicen— saben que la suya es una
batalla perdida, que malhablar de la playa es como ir en contra de la
pizza o de los cachorros de panda. Ahora que empieza la temporada de
costa conviene recordar unas prácticas instrucciones de uso.
Cuanto más difícil es llegar, más bonita es la cala
Esta es una regla universal que suelen aplicarse los intrépidos,
aquellos que no dejan la toalla sobre la arena o sobre la dura roca a no
ser que antes hayan caminado al menos una hora por un camino cada vez
más complicado. ¿Son siempre más bonitas las calas aisladas? No
necesariamente, pero puede que el esfuerzo haga que lo parezcan. Algunas
de las mejores calas recónditas de España son la de Gulpiyuri, en
Asturias; Es Talier, en Menorca, y la de Chicré, en el almeriense Cabo
de Gata.
Las costas más deseadas
A estas alturas, descubrir una playa nueva solo es posible si uno es
amigo de Richard Branson o Athina Onassis, y estos tienen el detalle de
invitarle a su isla privada. Pero sí hay costas al alza. Desde el portal
Atrápalo destacan como destinos de moda en el extranjero Zanzíbar,
Mauricio y las Maldivas. Colombia y Panamá se perfilan como la nueva
Costa Rica para quienes quieran combinar mar y naturaleza. Y en España
siguen sumando puntos las playas de Cádiz, las de las islas Cíes, en
Pontevedra, y las de Fuerteventura.
Chicas: La moda de baño tiene peligro
No es lo mismo arriesgar con un pantalón que con un bañador. Andrea
Alonso, de la marca de ropa de baño Mi&Co, inspirada en Formentera,
se muestra escéptica con los triquinis, “que dejan marcas imposibles”, y
propone los clásicos biquinis de triángulo y bandeau. Al igual que en
los últimos veranos, los bañadores enteros de corte noventero siguen
siendo tendencia, a combinar con una blusa de escote tipo Bardot (con
los hombros al aire) y con shorts de tiro alto y botones —no
cremallera—, para parecer una extra del Beach Club en el que trabajaba
Brandon de Sensación de vivir.
Chicos: Si el logo del bañador es más grande que la esfera del reloj, no mola
Esta es una de las normas de etiqueta de baño masculina que ofrece
Daniel García, jefe de moda de la revista ICON. Otras: “Evita cualquier
prenda demasiado delicada, nueva o ajustada. Si se ve la ingle cuando te
sientas, o el vello púbico al estirar el bañador, ahórratelo; si es un
bañador tipo slip, intenta que no sea blanco, para evitar
transparencias, y si tarda más de una hora en secarse, quítale el forro y
utilízalo para cualquier otra cosa”. No hay que apurarse; acertar es
fácil: “Un bañador de secado rápido a medio muslo, una camiseta vieja de
algodón, unas gafas de sol y una bebida con hielo en la mano debería
ahorrar cualquier quebradero de cabeza”.
Reservar está feo
Lo hemos visto muchas veces en las noticias: antes de que den las
siete de la mañana, en municipios de toda la costa española —Cullera, en
Valencia, suele ser el paradigma—, los playistas corren hasta la
orilla, sombrilla en mano, y plantan el tenderete en primera línea de
mar. Después, desaparecen. En algunas localidades, como en Cunit
(Tarragona), han prohibido esta práctica, que también se da con las
tumbonas en los hoteles de playa. En este último caso son los alemanes
los que arrastran la fama de ser los mayores acaparadores, gracias a su
costumbre de echar la toalla antes del desayuno.
No existen las playas nudistas como tal
Como mucho, las de tradición nudista, aclara Ismael Rodrigo,
presidente de la Federación Española de Naturismo. En toda la costa, a
menos que el Ayuntamiento haya impuesto alguna ordenanza extraña y de
legalidad dudosa, el bañador es estrictamente opcional. Y, a pesar de lo
que digan algunos blogs (que insisten en que está prohibido poner la
música alta o, incluso, ligar en las playas naturistas), tampoco existen
normas propias de comportamiento, tan solo el sentido común.
Hay vida más allá del bocata
Mikel Iturriaga y Mònica Escudero, del blog El Comidista, recomiendan
alternar el clásico bocadillo con pasteles salados, como la spakanopita
griega, y preparar ensaladas de legumbres, con el aliño aparte.
“Cualquier cosa que quepa en un tupper y se pueda comer con tenedor
sirve”, recuerdan. Solo conviene evitar la mayonesa y cuajar bien las
tortillas para evitar infecciones indeseables.
Los chiringuitos tienen protocolo
Los bares de playa solían ser más sencillos de navegar cuando tenían
forma de chamizo o de caseta de plástico. Ahora que se ha impuesto en
toda la costa la moda ibicenca, con camas gigantes a modo de hamacas
colectivas, todo se ha vuelto más complicado. No está bien utilizarlas
para la siesta. Y no, recostarse en ellas tampoco le convierte a uno en
un miembro menor de la realeza monegasca.
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