miércoles, 28 de febrero de 2018

Buceando en busca de cuadernas

Buscan un navío del siglo XVI hundido en el puerto de A Coruña
Rodri García | «No somos cazadores de tesoros; si aparecen monedas avisamos a la Guardia Civil», enfatizaba en la mañana de ayer Ana Crespo Solana, del Centro Superior de Investigaciones Científicas, antes de salir en un barco de la Armada a estudiar uno de los pecios hundidos en la bahía coruñesa. Después de explicar que su área de investigación es «la historia marítima y naval española en los siglos XVI al XVIII, llevo más de 20 años trabajando en ello y he publicado libros y artículos que son de dominio público», apuntaba que desde hace cuatro años dirige «un proyecto internacional que para España fue algo nuevo, que no tenía precedentes, porque es un proyecto financiando por la Unión Europea con casi 4 millones de euros para desarrollar un plan de búsqueda de navíos hundidos con la idea de sacar de los pecios análisis de su madera para estudiar lo que era la construcción naval de España y Portugal durante esos siglos». Y aunque después de cuatro años de trabajo en el proyecto ForSEAdiscovery la financiación acabó este mes de enero, Ana Crespo explicaba que están tramitando una segunda fase y, «paralelamente, gracias al centro de buceo Nauga, a mi colega Miguel San Claudio, que es mi hombre en Galicia, y a colegas como Nigel Nayling, de la Universidad de Gales, que es un experto mundial en la recogida de madera y su estudio», hacían la inmersión en la bahía coruñesa.
El objetivo era ver cómo estaba un barco «del siglo XVI o primera mitad del siglo XVII» que en el caso de tener interés su estudio lo incorporarían al proyecto. «Es un ejemplo más de la riqueza que hay aquí para poder aplicar los distintos métodos interdisciplinares que hemos desarrollado dentro del proyecto ForSEAdiscovery». De todos modos, en la línea habitual de estas investigaciones, no desvelaron la ubicación del pecio estudiado.

El galeón Ribadeo Uno es uno los emblemas de un proyecto que llega hasta el Caribe
«En las costas gallegas tenemos algunos cascos sobre los que hemos hecho estudios muy importantes y que han sido intervenidos durante este proyecto. Un ejemplo paradigmático es el galeón Ribadeo Uno», explicaba Ana Crespo que apuntaba que el pecio era uno de los emblemas de este proyecto de investigación que incluye no solo las costas españolas, sino que incluso llega hasta el Caribe. Allí se fue Nigel Nayling «porque algunos de los barcos hundidos allí son españoles y, por lo tanto, fueron construidos aquí».
Sobre la inmersión de ayer, «tenemos una teoría y vamos a ver si se confirma; de ser así lo incluiríamos en una campaña más avanzada para el futuro, junto con los demás pecios que están aquí en Galicia». Además, en los próximos días, Ana Crespo Y Nigel Nayling tienen previsto reunirse con expertos gallegos para poner en común los datos sobre los trabajos hechos aquí.

ESCAFANDRA/lavoz

martes, 27 de febrero de 2018

ECOLOGÍA Rastrear la pesca desde el espacio: La huella mundial de la pesca industrial al descubierto


Un estudio publicado en la revista Science arroja luz sobre el alcance de la pesca mundial - proporcionando información de hora en hora sobre el movimiento y la actividad de buques concretos - y abre una puerta sin precedentes a la mejora de la gestión del océano. El estudio muestra que, si bien la huella de la pesca se extiende por más de la mitad del océano mundial, la actividad está claramente delimitada por distintos regímenes de gestión, lo cual da fe del papel que puede tener el adecuado cumplimiento de las políticas pesqueras de cara a frenar la sobreexplotación.

Utilizando transmisiones vía satélite, técnicas de aprendizaje automático y tecnología convencional de rastreo y seguimiento de buques, un equipo de investigadores de Global Fishing Watch, el proyecto Pristine Seas de National Geographic Society, la Universidad de California en Santa Bárbara, la Universidad Dalhousie, SkyTruth, Google, y la Universidad de Stanford (EEUU) ha revelado que la pesca comercial cubre más del 55% de la superficie del océano, una superficie más de cuatro veces mayor que la ocupada por la agricultura. La nueva serie de datos sobre pesca presenta una resolución cientos de veces mayor que estudios mundiales anteriores y captura la actividad de más de 70.000 buques, entre los que se incluye el 75% de los buques pesqueros industriales de más de 36 metros de eslora.

Los autores del estudio ponen su conjunto de datos a libre disposición del público, permitiendo que todo el mundo descargue, vea y analice la huella mundial de la pesca. "Mediante la publicación de los datos y del análisis pretendemos incrementar la transparencia en la industria pesquera comercial y mejorar las oportunidades de llevar a cabo una gestión sostenible de los recursos", afirma el autor principal, David Kroodsma, Director de investigación y desarrollo en Global Fishing Watch.

Entre las principales conclusiones del estudio figuran las siguientes:

    El conjunto de datos proporciona un nivel de detalle mucho mayor que el hasta ahora posible sobre la actividad pesquera en alta mar (zonas más allá de las jurisdicciones nacionales). Mientras que la mayoría de naciones parece pescar predominantemente dentro de sus zonas económicas exclusivas (ZEE), China, España, Taiwán, Japón y Corea del Sur representan el 85% de la actividad pesquera observada en alta mar.
    Es probable que la superficie total explotada del océano supere el 55% estimado, dado que los datos no incluyen ciertos esfuerzos pesqueros en regiones con poca cobertura de los satélites o en ZEE con un bajo porcentaje de buques dotados de sistema de identificación automática (AIS).
    En 2016 se observaron más de 37 millones de horas de pesca y los buques pesqueros recorrieron más de 460 millones de kilómetros, 600 veces el viaje de ida y vuelta a la luna.

"Esta serie de datos proporciona una resolución tan elevada de la actividad pesquera que podemos incluso ver patrones culturales, como por ejemplo cuándo los pescadores de cada región se toman tiempo libre", afirma el coautor Juan Mayorga, del proyecto Pristine Seas de National Geographic Society y de la Universidad de California en Santa Bárbara. "Este nivel de detalle ofrece a los gobiernos, los organismos de gestión y los investigadores la perspectiva que necesitan para tomar decisiones transparentes y con buen conocimiento de causa con el fin de regular las actividades pesqueras y alcanzar los objetivos de conservación y sostenibilidad".

El estudio muestra que el momento y el lugar en el que se pesca tienen más que ver con cuestiones políticas y culturales que con los ciclos naturales, como la variación climática y los flujos migratorios de los peces. "El presente estudio muestra la pesca como un proceso industrial en el que los buques operan más bien como fábricas flotantes que tienen que funcionar de forma ininterrumpida para ganar dinero", indica el coautor Boris Worm, de la Universidad Dalhousie. "Sin embargo, visto desde el lado positivo, la serie de datos también muestra claramente dónde hay limitaciones de gestión en vigor y dónde éstas están contribuyendo con éxito a frenar el esfuerzo pesquero".

Kroodsma y su equipo se sirvieron de tecnologías de aprendizaje automático para analizar 22.000 millones de mensajes comunicados públicamente desde las posiciones de los buques a través del sistema de identificación automática (AIS) durante el periodo de 2012 a 2016. Partiendo exclusivamente de los patrones de movimiento de los buques, el algoritmo de Global Fishing Watch pudo identificar más de 70.000 buques pesqueros comerciales, sus tamaños y fuerzas motrices, el tipo de pesca practicada y el lugar y el momento en el que pescaban, con un margen de precisión de una hora y un kilómetro. Esta nueva visión mundial de la pesca se sirve de las ventajas de la tecnología de los satélites y el procesamiento de grandes archivos de datos. "Hace tan sólo unos pocos años no contábamos con la capacidad de computación, con suficientes satélites en órbita ni con las técnicas para llevar a cabo un aprendizaje automático en relación con conjuntos de datos de tan enorme tamaño. En la actualidad tenemos las tres cosas, lo cual conduce a avances espectaculares en nuestra capacidad de monitorizar y entender la interacción humana con nuestro entorno natural", explica Brian Sullivan, coautor que trabaja para Google Earth Outreach".

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(Foto: Global Fishing Watch)

"Creo que la mayoría se sorprenderá de que hasta la fecha, en vastas áreas del océano, no supiéramos realmente dónde estaba pescando la gente", añade el coautor y economista Chris Costello, de la Escuela Bren de Ciencias y Gestión Ambiental de la Universidad de California en Santa Bárbara. "Esta nueva serie de datos en tiempo real será fundamental a la hora de diseñar una gestión mejorada de los océanos del mundo que favorezca tanto a las poblaciones de peces como a los ecosistemas y a los pescadores".

"Nuestro estudio ha revelado ahora de forma clara hasta qué punto las pesquerías humanas resultan invasivas en alta mar, donde los atunes, los tiburones y los peces picudos se hallan sometidos a una gran presión pesquera", afirma Barbara Block, coautora y profesora de ciencias marinas en la Universidad Stanford de California. "Nuestros datos son fundamentales para mejorar la regulación y velar por el correcto cumplimiento de la normativa con el fin de garantizar que las poblaciones pelágicas tengan un futuro".

El estudio, "Tracking the global footprint of fisheries" (Rastrear la huella mundial de la pesca) aparece en el volumen 361 nº 6378 de la revista Science. Las series de datos, que incluyen información de actividad pesquera organizada en cuadrículas, listas de clasificación e identidad de los buques, y encuentros entre buques pesqueros y buques frigoríficos, desde 2012 hasta hace tres días, pueden descargarse para usos no comerciales a través del Research Accelerator Program de la organización Global Fishing Watch. (Fuente: Global Fishing Watch)

lunes, 26 de febrero de 2018

El Parlamento Europeo pide vetar la minería submarina ante sus efectos en los caladeros pesqueros

Algunos legisladores europeos reclaman frenar su expansión internacional, presente en bastiones para la flota pesquera española como en Namibia. La Universidad de Exeter alerta de la destrucción de los ecosistemas.

 Licencias desde Jamaica: La International Seabed Authority (ISA) ha emitido ya licencias para trabajar en 1,3 millones de kilómetros cuadrados desde su sede en Jamacia a 28 contratistas en todo el mundo.
Diamantes y fosfato, en Namibia y Sudáfrica: En Namibia, una joint venture entre el estado y la firma De Beers explora el fondo marino en busca de diamantes. Allí se paralizó un proyecto de la polémica minería submarina de arena fosfática, que sí está prosperando en Sudáfrica. Se trata de dos caladeros clave para la flota gallega.

La minería submarina está al alza. Los proyectos comienzan a agolparse, las empresas que se dedican a ello se frotan las manos y hasta existe una organización que regula la actividad y que hasta la fecha ha emitido licencias que cubren ya 1,3 millones de kilómetros cuadrados.
Algunos de ellos afectan a caladeros tan importantes para la flota gallega como son los de Namibia o, más recientemente, Sudáfrica. La exploración de materia prima en el fondo marino ha puesto en alerta a los legisladores de la UE, que el pasado mes aprobaron en el Parlamento Europeo un texto en el que exigen el veto de la actividad hasta demostrar sus efectos medioambientales. Según acaba de publicar la Universidad de Exeter, la minería submarina "podría causar daños irreversibles a los ecosistemas marinos".
La opinión de los legisladores europeos se ha convertido en la primera voz política "fuerte" que se enfrente a la minería submarina. Lo hizo, además, con un gran apoyo, ya que la resolución recibió 558 de los 666 votos en el Parlamento Europeo.
Con ello se busca que esta industria no se desarrolle principalmente en los fondos marinos europeos, pero también busca frenar su expansión en otros lugares del mundo, ya que además de la moratoria se instó a la Comisión Europea a convencer a los Estados miembro para que dejen de respaldar y de subvencionar licencias en aguas internacionales.
La medida, que pasó desapercibida como una disposición en el marco del plan sobre gobernanza de los océanos de la UE, sirve también como contrapunto a las actividades de la International Seabed Authority (ISA), la organización que decide desde su sede en Jamaica y a puerta cerrada cómo expandir las operaciones mineras en el Atlántico, Índico o Pacífico. Según los medios especializados, actualmente está desarrollado regulaciones para la industria, pero ya ha emitido licencias de exploración para, al menos, 28 contratistas.
La noticia se une a la intención de Irlanda conocida esta semana de avanzar en la prohibición de la exploración petrolera en sus aguas, lo que beneficiará a la actividad de la flota pesquera gallega que faena en Gran Sol. Más difícil lo tendrán los barcos de las empresas gallegas que faenan en caladeros como los de Namibia o Sudáfrica.
Ambos países están iniciando la minería submarina para extraer fosfato y, en el primer caso, la empresa De Beers lleva tiempo taladrando el lecho marino para extraer diamantes.
Ahora la Universidad de Exeter ha publicado un estudio en Frontiers in Marine Science en el que indica que los efectos de esta industria "podría causar un daño irreversible a los ecosistemas de aguas profundas", que tardarían "décadas, siglos o incluso milenios" en recuperarse.
Uno de los responsables de la investigación, David Santillo, reconoció que le conocimiento sobre los fondos "es aún limitado", sí señala que "son muy sensibles". "Parece prudente tomar precauciones para evitar daños que podrían tener consecuencias imprevistas y duraderas", comentó Santillo al medio especializado Science Daily. (Adrián Amoedo - FARO DE VIGO)
23/02/2018

viernes, 23 de febrero de 2018

Investigadores del CSIC descubren la dieta de las potas en sus primeras fases de vida


Se alimentan de restos orgánicos y partículas fecales, pese a que al llegar a adultas se convierten en voraces predadores de crustáceos y peces, al igual que el resto de cefalópodos. Las potas, unos calamares oceánicos de los que se conocen 22 especies, son la familia más explotada de cefalópodos a nivel mundial. El estudio, publicado en Scientific Reports, podría explicar el éxito ecológico de estas especies.


Las potas son calamares oceánicos con una elevada biomasa e importancia económica. Cada año se pescan entre 1,6 y 2,4 millones de toneladas a escala mundial, lo que representa cerca de la mitad de las capturas totales de cefalópodos, a pesar de que son sólo 22 especies dentro de las 850 especies descritas de cefalópodos.

A pesar de que la biología de los ejemplares adultos está bastante estudiada, la de las paralarvas -llamadas así porque, al contrario que las larvas de muchos otros animales, carecen de una verdadera metamorfosis- sigue siendo, en gran parte, un misterio. Una de esas incógnitas es su alimentación.

Ahora, un estudio de científicos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM) de Barcelona y del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN), ambos del CSIC (España), y con participación del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR, CONACYT, México), revela que las paralarvas de las potas son detrítivoras, es decir, se alimentan de restos orgánicos y de partículas fecales de zooplancton, pese a que después, al crecer, pasan a ser voraces depredadores de crustáceos y peces oceánicos. El trabajo se publica hoy en  la revista Scientific Reports.

Roger Villanueva, investigador del ICM-CSIC y líder del proyecto, explica que ya tenían alguna sospecha de que su dieta podía ser radicalmente diferente porque “los recién nacidos de pota figuran entre los cefalópodos de menor tamaño y su morfología difiere notablemente de la de otras especies”.

Para el trabajo se utilizaron ejemplares de paralarvas procedentes de campañas oceanográficas llevadas a cabo en el Pacífico y el Atlántico, y se recurrió a al ‘DNA metabarcoding’, una técnica que se vale de secuenciación masiva para producir numerosas copias de fragmentos pequeños de marcadores moleculares que permiten identificar distintas especies dentro de una misma muestra.

El ‘DNA metabarcoding’ ya se ha usado anteriormente para analizar la dieta de los animales a través del contenido de sus estómagos, además de en otros estudios ambientales y ecológicos. Sin embargo, tiene un inconveniente de difícil solución cuando se aplica para el estudio de la dieta de pequeños animales, ya que, en el mejor de los casos, hasta un 90 y el 95% de las secuencias de la muestra proceden de tejidos del propio animal, en lugar de la dieta. Esto y el extremadamente pequeño sistema digestivo de las paralarvas de pota, suponían un reto metodológico notable.


Para superar esto, explica Fernando Á. Fernández-Álvarez, científico del ICM-CSIC y primer autor del estudio, se recurrió a “la microdisección láser, que nos permitió aislar eficazmente el contenido estomacal de paralarvas muy pequeñas, de tan sólo 1 o 2 milímetros de longitud total, lo que ha permitido reducir notablemente la contaminación del depredador”.

“El uso de técnicas de secuenciación masiva permite obtener mucha información de cada muestra, lo cual fue esencial para el estudio de la dieta de estos organismos”, señala Annie Machordom del MNCN-CSIC, coautora del trabajo.

Los análisis de ADN revelan que el tracto intestinal contiene materia de origen continental (insectos, plantas vasculares y algas dulceacuícolas) y organismos marinos, pero también hongos asociados a la degradación de material orgánico y microorganismos habitualmente asociados a partículas fecales (como diatomeas y cianofíceas), lo que es un claro indicio de que las paralarvas son detritívoras. Es la primera vez que se combina el uso de microdisección láser con secuenciación masiva para estudiar la dieta de un animal de pequeño tamaño.

El trabajo podría ser un avance de cara a su cultivo -hasta ahora, todos los intentos han concluido con una mortalidad del 100% de las paralarvas, principalmente debido a que las paralarvas no ingerían ningún alimento vivo ofrecido.

Los resultados son prometedores y la técnica desarrollada en este estudio podría aplicarse a otros animales.  Además, es un gran paso adelante en la comprensión de las primeras fases de vida de las potas, grupo con una elevada importancia económico-pesquera. “Al ser detritívoras, las paralarvas de pota no necesitan cazar, mientras que la materia orgánica particulada es un recurso muy abundante en la columna de agua. Es posible que esta primera alimentación represente una ventaja adaptativa frente a otros cefalópodos, y que ayude a explicar el porqué de su éxito ecológico”, apunta Fernández-Álvarez. (Fuente: CSIC)

jueves, 22 de febrero de 2018

Las culebrinas virtuales de la fragata Mercedes

Las culebrinas virtuales de la fragata Mercedes

Jesús García Calero | En un paso más de la protección del patrimonio cultural subacuático, se está llevando a cabo la virtualización de los cañones extraídos del pecio de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes. El pasado mes de agosto, en la tercera misión arqueológica al pecio de la nave hundida en tiempo de paz, en 1804, por una escuadra inglesa y expoliada en 2007 por Odyssey Marine Exploration, fueron extraídas dos culebrinas de 2,5 toneladas desde el fondo marino a 1.137 metros. La pasada semana, un equipo de la Universidad Politécnica de Cartagena, en colaboración con los técnicos de Arquatec han comenzado a escanear uno de los dos enormes cañones: el bautizado como Santa Bárbara. El objetivo es lograr un modelo virtual tridimensional extremadamente preciso. La primera fase ha terminado, con la realización de una malla 3D que conforma la más excacta representación fotogramétrica de las formas, relieves y dimensiones de la pieza. La Santa Bárbara ha sido sometida a este proceso gracias a la colaboración del Servicio de Apoyo a la Investigación Tecnológica (SAIT) de la citada Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT).

En un momento en el que las llamadas humanidades digitales apoyan los trabajos de museos e instituciones culturales para la divulgación y estudio del patrimonio, el Museo Nacional de Arqueología Subacuática de Cartagena ha puesto en marcha este proyecto que permitirá a los estudiosos manejar un modelo virtualizado, convertido en una herramienta nueva, puesto que permite girar, mover y realizar las mediciones necesarias con la misma exactitud que en el original sin tener que manipular una pieza tan grande.
El SAIT agrupa servicios especializados de Instrumentación analítica, y el servicio de Diseño Industrial y Cálculo Científico de la UPCT. El proyecto de digitalización se ha realizado con éste último. Entre los estudios que permitirá, una vez concluidas todas las fases, destaca la posibilidad de realizar el alineamiento de los ejes, diversos estudios constructivos sobre la pieza, estudios de conservación, reproducciones a escala, sin olvidar la divulgación, puesto que el modelo puede ser transferido a una pantalla y musealizado digitalmente como apoyo a la pieza real.
En una segunda fase, también la otra culebrina, el cañón bautizado como Santa Rufina, será sometido al mismo proceso.
Así se extrajeron las culebrinas de 2,5 toneladas
Para la extracción de las dos culebrinas -cañones de 1586 y 1601- se puso en marcha una compleja operación, gracias a los técnicos del CSIC a bordo del buque oceanográfico Sarmiento de Gamboa. La corriente que existe en el yacimiento, debida al agua que sale del Mediterráneo, obligó a sumergir un peso muerto de 1,2 toneladas para mantener la geometría vertical de los trabajos. La pericia de la tripulación del buque permitió que el bloque de hormigón apareciese a solo 5 metros del ROV «Liropus 2000», del Instituto Español de Oceanografía, que es el instrumento que ha permitido excavar y realizar las prospecciones sobre el lugar donde se hundió la fragata Mercedes.
Con los brazos mecánicos del «Liropus 2000» se hizo una lazada en la boca de cada culebrina -zona a la que previamente habían excavado para quitar el limo con una lanza de agua, en una solución ya utilizada en la misión de 2015, pero muy mejorada-. Esa lazo era de una cuerda muy especial, realizada en kevlar, la fibra de los chalecos antibala, y soporta un peso de 22 toneladas antes de romperse. En total, entre cañón, peso, cables y corriente, la tensión superaba con creces las 5 toneladas. Cabe señalar que estas misiones han producido una continua innovación para mejorar los equipos y técnicas.
Nada más ponerlas en cubierta, las culebrinas fueron proegidas. Desde su llegada a Cartagena, el equipo de conservación somete el bronce a un tratamiento continuo con el fin de detener los procesos de oxidación que podrían destruirlo una vez fuera del agua. Al final del proceso, sin duda, estos impresionantes cañones serán una de las piezas centrales del Museo Nacional de Arqueología Subacuática, Arqua.
La fragata era parte de la flotilla que partió de Montevideo y se dirigía a Cádiz cuando fue interceptada y traicioneramente atacada. Se hundió el 5 de octubre de 1804. La Mercedes estalló y se llevó al fondo entre restos ardientes el latido de dos mundos. Vidas -249 tripulantes y pasajeros murieron, entre ellos mujeres y niños-, haciendas, cañones, ajuares, espadas, monedas… De esos restos de nuestra historia es de lo que vamos a hablar. De lo que vamos hablando, mientras la ciencia española atraviesa en vertical el abismo de un océano que tiene aún la mejor historia de España por contar.

Sepultados bajo el Cantábrico

Sepultados bajo el Cantábrico
Buques de guerra, antiguos mercantes y pesqueros yacen en las profundidades marinas de Gipuzkoa relatando su historia a los arqueólogos y seduciendo a los buceadores

Elena Viñas | El reconocido arqueólogo y fotoperiodista estadounidense Peter Throckmorton decía que «los barcos que no llegaron a puerto están destinados a narrar la historia de los que sí lo hicieron». La frase puede aplicarse a los que yacen en las profundidades marinas de Gipuzkoa. Entre algas, anémonas y crustáceos se esconde un patrimonio cultural increíble. Manu Izaguirre, arqueólogo marino y miembro fundador de la sociedad cultural Insub, lo conoce bien. Ha estudiado los restos que se reparten por la costa vasca. Solo en este territorio se contabilizan por decenas, aunque en diferente estado. Algunos llevan siglos enterrados en la arena, lo que ha facilitado su conservación. Otros, en cambio, se han visto reducidos a piezas aisladas de la estructura original o a parte de la carga que transportaban. 
El pecio más antiguo fue descubierto en Hondarribia, en el fondeadero de Asturiaga, y data nada menos que de la época romana. «Estaba cargado de mineral de hierro procedente del coto minero de Arditurri», señala Izaguirre, quien añade que en la misma zona se encontraron restos de los herrajes de bronce de un cofre de madera también romano y otros vestigios medievales. La presencia naval en esta localidad se completa con una suerte de cementerio de pesqueros construidos en la segunda mitad del siglo XX. «Se han ido acumulando en las proximidades del Puente Internacional, donde pueden contemplarse, especialmente con marea baja, una decena de naves», indica.
Ocultos, a varios metros de profundidad, se multiplican las embarcaciones malogradas en Pasaia. En La Redonda, un bajo pegado a la costa, a los pies del Faro de la Plata, queda la carga de un buque de madera del siglo XVII o XVIII que transportaba flejes de hierro. «Corresponde a la actividad ferrona guipuzcoana, pero presenta muchos problemas para su estudio porque hay poco fondo, pega mucho la ola y también el sol, acelerando el crecimiento de algas. No se puede establecer una infraestructura fija para su estudio y hay que ir con mal calmada», sostiene el arqueólogo marino. En las cercanías se encuentran otros barcos hundidos pendientes de identificar, así como restos diversos.
Pikatxilla, un punto negro para la navegación, esconde secretos tan increíbles como un vapor alemán de la Segunda Guerra Mundial y un mercante del siglo XVII o XVIII que la arena descubre cada cierto tiempo. Al abrigo de la bahía de La Concha, los pecios rozan la decena: Los ‘Mamelenas’, el de los Relojes que sirve de guarida a los pulpos, el de los flejes, el que permanece oculto bajo la arena... «Son producto de tormentas, ataques, accidentes, vertidos de cubierta y pérdidas», apunta Manu Izaguirre.
Primera globalización
Los hallazgos se suceden por las poblaciones de Orio, Zarautz, Zumaia y Getaria. En esta última localidad destaca el pecio de Iturritxiki, estudiado en profundidad por Ana María Benito, historiadora y miembro de Aranzadi. «Se trata de los restos de una urca de origen flamenco que se hundió entre 1520 y 1524. Llevaba una variedad impresionante de objetos. Consistía principalmente en manillas de latón, calderos de cobre, alfileres, lingotes de cobre, espadas y armaduras. La nave, fletada por portugueses, procedería de Amberes y su destino sería, previsiblemente, el Golfo de Guinea. Las manillas y demás elementos permitirían, al parecer, la compra de esclavos en el continente africano», declara.
Benito pone el acento en la existencia de un comercio internacional triangular «de dimensiones colosales», trazado entre Europa, América y África. Sería la prueba de «la primera globalización». «En este sentido, es el pecio de mayor valor porque muestra el comercio a nivel mundial», manifiesta la historiadora.
Paraísos para bucear
La visión de estos fondos que encierran historias de singladuras truncadas no está reservada únicamente a arqueólogos marinos. También los buceadores disfrutan de inmersiones en las que están consideradas como localizaciones de excepción. Para ellos, los pecios representan «oasis» llenos de vida. Así lo manifiesta Óscar Mayor, responsable de Buceo Donosti, quien destaca el «atractivo impresionante» que tiene un barco hundido. «Por desgracia, lo que tenemos en nuestra costa está bastante deteriorado, porque el Cantábrico es un mar bravo», señala. Uno de los lugares que acostumbra a frecuentar es la Pikatxilla, considerada como una trampa mortal, ya que a lo largo de la historia han sido incontables los buques que, navegando, han sufrido accidentes. «Nos llama gente de toda la provincia y de Zaragoza que quiere bucear ahí. En la bocana de Pasaia también tenemos el cañonero ‘Tajo’, de una treintena de metros de longitud», asegura Mayor.

Advierten de que la venta de piezas arqueológicas expoliadas de la ría de Ribadeo es ilegal

Advierten de que la venta de piezas arqueológicas expoliadas de la ría de Ribadeo es ilegal

Un anuncio en una popular plataforma de compraventa en Internet de dos ánforas similares a las recuperadas de naufragios en la ría de Ribadeo ha desatado de nuevo la alarma sobre el riesgo de expolio de este enorme patrimonio que se encuentra oculto
Ribadeo | Un anuncio en una popular plataforma de compraventa en Internet de dos ánforas similares a las recuperadas de naufragios en la ría de Ribadeo ha desatado de nuevo la alarma sobre el riesgo de expolio de este enorme patrimonio que se encuentra oculto. El anuncio procede de Ribadeo y desde diferentes ámbitos se ha advertido de que, de tratarse de restos arqueológicos, su venta está prohibida. Lo apunta, por ejemplo, Ainhoa López Formadela, de la Asociación de Amigos del Galeón de Ribadeo, en el perfil de Facebook, «El Galeón de Ribadeo, el mejor conservado del mundo». Tras ver el anuncio, advierte: «Indicar que se trata de una actividad delictiva que atenta contra el patrimonio y que no solo se pierde el ánfora, sino la información que proporciona su contexto al desubicarla».
Tanto arqueólogos submarinos como submarinistas aficionados han denunciado en varias ocasiones el riesgo de expolio de restos de la ría de Ribadeo, dada la cantidad de pecios hundidos y porque muchos restos se ven a simple vista. También algunos de los barcos hundidos, como el propio galeón, se encuentran en una situación de fragilidad, por las corrientes y los movimientos de arena por el tráfico de mercantes y otros barcos. Incluso se sabe la localización de numerosos cañones, pero ninguna administración ha dado el paso de recuperarlos al no considerarlo rentable.

Nuevo hallazgo de naufragio

Nuevo hallazgo de naufragio
Durante el día de ayer la empresa Heli Ushuaia realizaba una visita turística a península Mitre cuando fortuitamente dieron con vestigios de un naufragio que quedaron expuestos por la acción de las mareas. En junio de 2016 se habían encontrado los primeros elementos que fueron motivo de tareas de rescate e investigación, y que son actualmente exhibidos en la sede Antigua Casa de Gobierno del Museo del Fin del Mundo.
Nuevos hallazgos fueron registrados y denunciados por la empresa Heli Ushuaia, en momentos donde desarrollaban una visita con turistas que habían contratado el servicio y sobrevolaban la zona conocida como el Puesto de Don Ata.
Si bien el sector es conocido por registrar numerosos casos similares a causa la dinámica de mareas que expone vestigios históricos, los últimos registrados fueron en junio de 2016, donde un grupo de investigadores pertenecientes a varias instituciones realizaron las tareas de rescate del material.
Daniel Moreira, Piloto de la empresa que dialogó con EDFM, comentó que “en momentos en que estábamos efectuando un vuelo turístico en el sector a modo de comentario les explico a los turistas que en ese lugar se habían encontrado restos de un naufragio, y en momentos donde estoy sobrevolando la zona ya pudimos apreciar a gran distancia nuevos objetos sobre la línea de costa”. Además precisó que “se notaba que hubo una bajamar importante porque estaba toda la zona revuelta”.
Moreira destaca también que “la cantidad de vajilla es muy importante, no sólo la que está contenida dentro de los canastos, sino hay gran cantidad desparramada también en una franja de entre 100 y 200 metros. Se aprecia además que están en su mayoría enteras”, y revela que a su parecer “supera en cantidad al último rescate”.
En comparación con los últimos hallazgos, donde el piloto tuvo la oportunidad de presenciar, dijo que “a comparación de la vez anterior, en este caso vimos material de mayor volumen como palanganas y fuentes además de platos y tazas, y una gran cantidad de botellas”.
Se sabe que las costas del Beagle albergan gran cantidad de restos de naufragios que pertenecen al patrimonio histórico. Es una zona concurrida por distintos grupos de investigación de arqueología submarina y de naufragios, pertenecientes al CADIC y otras instituciones. También sufre la exposición frente a saqueadores que, por lo aislado del lugar, visitan la zona para apropiarse de un bien común. Sobre este tema, desde la Dirección Provincial de Museos se señaló en su momento que “es potestad del estado velar por el patrimonio cultural ya que la identidad de un pueblo se construye a partir de su historia”. Por tanto, “proteger los vestigios y visibilizarlos, contribuye a la apropiación del patrimonio en términos identitarios y de la sustentabilidad de los recursos”.
Sobre los últimos hallazgos
En junio de 2016 un equipo de arqueólogos de la Dirección Provincial de Museos y del CADIC, recuperó en la zona de Península Mitre piezas de vajilla que datarían del siglo XIX. Las piezas, que serían restos de una embarcación naufragada, fueron trasladadas en su momento al Museo del Fin del Mundo de Ushuaia para su clasificación y estudio.
En abril de 2017 se inauguró una muestra en la sede Antigua Casa de Gobierno del Museo del Fin del Mundo, denominada “Arqueología de un rescate. Campaña en Península Mitre”, en la que se abordó el proceso del hallazgo, recuperación y conservación de vajilla de este naufragio del siglo XIX, proyecto que fue encarado por el Gobierno de la Provincia.

UNESCO solicita a El Salvador a mantener su patrimonio subacuático según Convenio 2001

UNESCO solicita a El Salvador a mantener su patrimonio subacuático según Convenio 2001

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) instó al Estado de El Salvador a ratificar el Convenio 2001, un tratado internacional especialmente dedicado a la protección del patrimonio cultural subacuático.
La Secretaría de Cultura de El Salvador y la UNESCO inauguraron este martes el Taller Nacional sobre la Protección del Patrimonio Cultural Subacuático, el cual tuvo como propósito que "distintas autoridades competentes, de instituciones públicas y privadas, conocieran la importancia de ratificar la Convención de 2001".
Durante la actividad, la titular de la entidad gubernamental, Silvia Elena Regalado, dijo que "las aguas centroamericanas son ricas en patrimonio cultural subacuático y son evidencia de los primeros contactos entre Europa y América, por lo que son claves para comprender la historia milenaria prehispánica, el que la política, los intercambios y la economía se realizaban principalmente en medios marítimos".
Por su parte, Ulrike Guerin, especialista de la UNESCO, aseguró que "el patrimonio cultural subacuático en la región (centroamericana) está en peligro y en riesgo de saqueo; los trabajos industriales que se realizan pueden destruir estos sitios, por lo que es necesario su protección y conservación".
"El patrimonio cultural subacuático no es solamente pecios (restos de barcos), es todo rastro de la existencia humana que se encuentra bajo el agua", agregó Guerin,
La UNESCO promueve la preservación, estudio y protección del patrimonio cultural subacuático de la humanidad, por lo que su mayor herramienta para hacerlo es la Convención de 2001.
El instrumento establece medidas de protección contra el saqueo, el tráfico ilícito y la explotación comercial del patrimonio sumergido, así como estándares científicos internacionales para las actividades dirigidas a los restos arqueológicos subacuáticos.
La convención fue adoptada por El Salvador en el 2001 y aún no ha sido ratificada.

Un 'tesoro hundido' en la zona de búsqueda del MH370 genera teorías conspirativas


Un 'tesoro hundido' en la zona de búsqueda del MH370 genera teorías conspirativas

Un misterioso cofre yace en la zona donde el buque que busca el vuelo MH370 desapareció de los radares por tres días por motivos desconocidos.

En la Red se han difundido imágenes submarinas que muestran el supuesto cofre de un 'tesoro hundido' que fue hallado frente a las costas de Australia en el área de búsqueda del vuelo MH370 desaparecido, informa The Daily Mail. Desde su hallazgo por parte de la empresa Fugro, contratada para la búsqueda de la aeronave, la caja permanece en el fondo del mar sin abrir y sin saber qué es lo que contiene.
En esa misma zona el buque estadounidense Seabed Constructor, contratado para la búsqueda del vuelo desaparecido de Malaysia Airlines, se 'esfumó' de los radares el pasado jueves durante tres días por motivos desconocidos, con lo cual esta coincidencia hizo surgir diferentes teorías conspirativas.
El misterioso objeto yace en el fondo del océano Índico meridional, a casi cuatro kilómetros de la superficie, en la zona denominada Shipwreck #1. Cerca de allí se encuentra la zona de otro naufragio, Shipwreck #2, donde se cree que se hundió el barco peruano S.V. Inca, repleto de oro y joyas de la época precolombina, que desapareció hace más de 100 años en su camino a Sídney. En 2016, el buque Havila Harmony halló restos de esa embarcación durante la búsqueda del MH370. Además, cerca se encuentran otras dos zonas con restos de naufragios.
El Seabed Constructor apagó su sistema de seguimiento por razones desconocidos en cercanías de las zonas Shipwreck #1 y Shipwreck #2. Entusiastas y conspirólogos no tardaron en ofrecer teorías para explicar estos hechos, especulando con que el buque podría haber encontrado algo de gran interés o se habría desviado para recuperar el misterioso cofre con un supuesto tesoro.

La compañía operadora del Seabed Constructor, Ocean Infinity, se negó a explicar los motivos de la 'desaparición' de su embarcación. Por otra parte, Fugro sugirió en un reporte que la caja sería un tanque de agua.

Diseñan sensores de vanguardia para evaluar la salud de los océanos



Un equipo internacional de investigadores, liderado por el oceanógrafo español Carlos Duarte, ha diseñado una nueva generación de sensores de seguimiento milimétricos y biodegradables que, acoplados en animales marinos, ayudarán a evaluar la salud de los océanos y preservarlos mejor.

El desarrollo de los nuevos sensores forma parte de un proyecto dirigido por Duarte y por el oceanógrafo Rory P. Wilson, de la Universidad de Swansea (Reino Unido), y que integra a una veintena de investigadores de todo el mundo, como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la Universidad de California, o el CSIC y la Universidad de Illes Balears, en España.
"Nuestra intención es conseguir una revolución en el mar parecida a la que supuso el paso del teléfono al smartphone, y equipar a los animales con tecnología avanzada para diagnosticar con precisión el estado de los océanos", ha dicho Duarte en la rueda de prensa en la que ha presentado alguno de estos sensores.
En la actualidad, el estado de los océanos se monitoriza básicamente con buques equipados para tomar muestras en zonas marítimas o con vehículos autónomos llamados 'gliders' submarinos, que trabajan entre los 200 y los 2.000 metros de profundidad y después rebotan la información a balizas situadas en la superficie o en las zonas costeras.
Otro método es "utilizar a los animales como oceanógrafos", colocando sensores en cetáceos o reptiles, animales que en algún momento salen a la superficie para respirar y transmitir por satélite los datos registrados.
Precisamente la transmisión de datos es uno de los "cuellos de botella" de la investigación oceanográfica que pretende superar este proyecto, con sensores diseñados con los últimos avances en nanotecnología, ciencia de materiales y big data que, entre otras cosas, transmitirán los datos por bluetooth o ayudados por drones.
Los sensores que se han diseñado en este proyecto miden como mínimo la temperatura del agua, la salinidad, y la presión, además de llevar incorporados un giroscopio y un acelerómetro, elementos que medirán con precisión el movimiento de los animales además del estado del agua.
Uno de los grandes logros del proyecto ha sido "reducir el tamaño de los sensores unas 100.000 veces, hasta conseguir que el más pequeño mida una cabeza de alfiler y realice los mismos registros que uno de un kilogramo", según Duarte.
Pero, además, los nuevos sensores, hechos de materiales avanzados y dúctiles, se podrán imprimir en impresoras 3D y en impresoras normales también, o estarán hechos de materiales biodegradables e irán equipados con mecanismos que les permitirán cargar la energía con el movimiento del animal para no tener que llevar baterías.
Todos estos dispositivos ya están diseñados y algunos de ellos se están probando ya esta semana con los animales del Oceanográfic de Valencia, primero con tortugas y tiburones, aunque los ensayos se extenderán después a delfines, langostas, moluscos y crustáceos.
"Ahora mismo lo más importante es probar los nuevos sistemas de fijación de los sensores", para adosarlos o incorporarlos a cada animal de manera "adecuada" y sin dañar la salud del animal, ha subrayado el oceanógrafo español.
El próximo paso es hacer un ensayo en aguas libres, probablemente en el Mar Rojo el próximo mes de mayo y dentro de un año realizar una prueba a mayor escala en los arrecifes de coral de Australia.
"El objetivo es ver los océanos desde el punto de vista de los animales, tal y como lo ven ellos", algo que puede ser útil no sólo para la conservación de la biodiversidad sino para medir los efectos del cambio climático o evaluar el impacto de algunas actividades humanas como los sondeos sísmicos.
Utilizar todas estos nuevos sensores será un salto de gigante para los biólogos que pasarán de medir la actividad y su posición una vez cada 15 minutos a saber dónde y cómo están en cada momento", ha destacado el codirector del proyecto Rory Wilson. (NUESTROMAR)
30/01/2018