Algunos legisladores europeos reclaman frenar su expansión internacional, presente en bastiones para la flota pesquera española como en Namibia. La Universidad de Exeter alerta de la destrucción de los ecosistemas.
Licencias desde Jamaica: La International Seabed Authority (ISA) ha emitido ya licencias para trabajar en 1,3 millones de kilómetros cuadrados desde su sede en Jamacia a 28 contratistas en todo el mundo.
Diamantes y fosfato, en Namibia y Sudáfrica: En Namibia, una joint venture entre el estado y la firma De Beers explora el fondo marino en busca de diamantes. Allí se paralizó un proyecto de la polémica minería submarina de arena fosfática, que sí está prosperando en Sudáfrica. Se trata de dos caladeros clave para la flota gallega.
La minería submarina está al alza. Los proyectos comienzan a agolparse, las empresas que se dedican a ello se frotan las manos y hasta existe una organización que regula la actividad y que hasta la fecha ha emitido licencias que cubren ya 1,3 millones de kilómetros cuadrados.
Algunos de ellos afectan a caladeros tan importantes para la flota gallega como son los de Namibia o, más recientemente, Sudáfrica. La exploración de materia prima en el fondo marino ha puesto en alerta a los legisladores de la UE, que el pasado mes aprobaron en el Parlamento Europeo un texto en el que exigen el veto de la actividad hasta demostrar sus efectos medioambientales. Según acaba de publicar la Universidad de Exeter, la minería submarina "podría causar daños irreversibles a los ecosistemas marinos".
La opinión de los legisladores europeos se ha convertido en la primera voz política "fuerte" que se enfrente a la minería submarina. Lo hizo, además, con un gran apoyo, ya que la resolución recibió 558 de los 666 votos en el Parlamento Europeo.
Con ello se busca que esta industria no se desarrolle principalmente en los fondos marinos europeos, pero también busca frenar su expansión en otros lugares del mundo, ya que además de la moratoria se instó a la Comisión Europea a convencer a los Estados miembro para que dejen de respaldar y de subvencionar licencias en aguas internacionales.
La medida, que pasó desapercibida como una disposición en el marco del plan sobre gobernanza de los océanos de la UE, sirve también como contrapunto a las actividades de la International Seabed Authority (ISA), la organización que decide desde su sede en Jamaica y a puerta cerrada cómo expandir las operaciones mineras en el Atlántico, Índico o Pacífico. Según los medios especializados, actualmente está desarrollado regulaciones para la industria, pero ya ha emitido licencias de exploración para, al menos, 28 contratistas.
La noticia se une a la intención de Irlanda conocida esta semana de avanzar en la prohibición de la exploración petrolera en sus aguas, lo que beneficiará a la actividad de la flota pesquera gallega que faena en Gran Sol. Más difícil lo tendrán los barcos de las empresas gallegas que faenan en caladeros como los de Namibia o Sudáfrica.
Ambos países están iniciando la minería submarina para extraer fosfato y, en el primer caso, la empresa De Beers lleva tiempo taladrando el lecho marino para extraer diamantes.
Ahora la Universidad de Exeter ha publicado un estudio en Frontiers in Marine Science en el que indica que los efectos de esta industria "podría causar un daño irreversible a los ecosistemas de aguas profundas", que tardarían "décadas, siglos o incluso milenios" en recuperarse.
Uno de los responsables de la investigación, David Santillo, reconoció que le conocimiento sobre los fondos "es aún limitado", sí señala que "son muy sensibles". "Parece prudente tomar precauciones para evitar daños que podrían tener consecuencias imprevistas y duraderas", comentó Santillo al medio especializado Science Daily. (Adrián Amoedo - FARO DE VIGO)
23/02/2018
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