Miércoles, 10 junio 2015
Paleontología
Extraño fósil que replantea la transición evolutiva de los vertebrados marinos a tierra firme
Un hueso roto de 333 millones de años está provocando que los
paleontólogos y otros especialistas reconsideren la evolución desde el
medio acuático experimentada por los animales vertebrados que moran en
tierra firme.
El análisis de un hueso fracturado y parcialmente curado
perteneciente a una pata delantera de un Ossinodus pueri, un primitivo
animal de cuatro patas (tetrápodo) parecido a una salamandra, que fue
encontrado en Queensland, Australia, retrasa en 2 millones de años la
fecha del origen de los vertebrados que pueden ser calificados como
terrestres. Esqueletos parciales previamente descritos del Ossinodus
sugieren que esta especie podía crecer hasta más de 2 metros de largo y
quizá pesar alrededor de 50 kilogramos.
La antigüedad del fósil plantea la posibilidad de que los primeros
animales que emergieron del agua para vivir en tierra firme fueran
grandes tetrápodos en Gondwana, en el hemisferio sur, en vez de especies
más pequeñas en Europa.
Esta es la conclusión a la que ha llegado el equipo del biólogo
evolutivo Matthew Phillips, de la Universidad Tecnológica de Queensland,
en Australia.
La naturaleza de la fractura del hueso fósil estudiado sugiere que
este se rompió debido a un impacto potente. La rotura fue causada muy
probablemente por una caída en tierra firme porque dicha fuerza habría
sido difícil de alcanzar en el agua, que produce un efecto de
amortiguación.
(a)-(d): geometría tridimensional del fósil. Resto: geometría tridimensional reconstruida del hueso original, como debió ser antes de la fractura.) (Imagen: Bishop PJ, Walmsley CW, Phillips MJ, Quayle MR, Boisvert CA, McHenry CR (2015) Oldest Pathology in a Tetrapod Bone Illuminates the Origin of Terrestrial Vertebrates. PLoS ONE 10(5): e0125723. doi:10.1371/journal.pone.0125723)
El grado excepcional de osificación concuerda también con lo que cabe esperar del desplazamiento de peso corporal sin beneficiarse de la flotabilidad proporcionada por el agua.
Estos y otros rasgos apuntan claramente a que el Ossinodus pasaba una parte notable de su vida en tierra firme.
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