TIEMPO
El segundo intercalar
El hombre que ajusta la hora en España
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Javier Galindo ajusta y mantiene los relojes atómicos que marcan la hora legal en España
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Esta noche les añadirá un segundo para alinear el horario solar con el civil
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El Real Observatorio de la Armada en San Fernando custodia los relojes más precisos.
Javier Galindo, Jefe de la Hora del Real Observatorio de la Armada.
SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL
En uno de los edificios del Real Instituto y Observatorio de la Armada
(ROA) en San Fernando (Cádiz), el más antiguo de nuestro país, una
vitrina exhibe los primeros relojes que se utilizaron para controlar la
hora legal en España. Junto a ella está la puerta de acceso a la sala
que alberga media docena de relojes atómico, los más precisos de España y
los que marcan la hora legal.
Los custodia el capitán de Navío Francisco Javier Galindo
Mendoza, jefe de la Sección de la Hora y responsable del equipo de diez
personas que se encarga de su mantenimiento y de ajustarlos cuando hace
falta. Como esta noche, cuando les añadirá un segundo para ajustar el horario solar, que está sujeto al comportamiento de la Tierra, con el tiempo civil, que se rige por estos relojes atómicos, también llamados de haz de Cesio.
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Y es que, según recuerda Teodoro López Moratalla, Jefe de Efemérides del ROA, «el tiempo es un asunto complejo» y «la Tierra no gira a una velocidad constante alrededor de su eje.
Rota de forma irregular, unas veces más deprisa y otras más despacio»,
explica. En la actualidad, la tendencia de nuestro planeta es a ir más
despacio debido, entre otras causas, a la Luna y las mareas.
Uno de los relojes atómicos del ROA.
En 1884 la comunidad internacional decidió adoptar el
meridiano de Greenwich como meridiano cero. «Esta escala, llamada UT (o
GMT, aunque esta denominación está desaconsejada desde los años 40),
está dada por la rotación de la Tierra. No es, por tanto una escala
uniforme o regular», afirma López. «O dicho de otra forma», propone
Galindo, «el Sistema Solar, utilizado durante mucho tiempo para marcar la hora, es un mal reloj, un reloj inestable».
La precisión de los relojes atómicos
Los relojes atómicos, que permiten reproducir en el laboratorio un intervalo de tiempo constante,
fueron la solución para esa falta de uniformidad y para conseguir una
forma de medir el tiempo que no estuviera sometida a variaciones.
«Surgió así una nueva escala, el Tiempo Atómico Internacional (TAI), en
la que un segundo siempre dura lo mismo. Y de la escala TAI deriva la
que se conoce como Tiempo Universal Coordinado (UTC), que siguen la
mayoría de los países», señala López Moratalla.
«En la escala UT, sin embargo, un segundo cada vez dura más», dice
López Moratalla. «¿Cómo se corrige esta deriva? Simplemente
introduciendo un segundo que permite volver a alinear el tiempo basado
en relojes atómicos con el tiempo basado en el Sol medio», explica
Galindo junto a los equipos del laboratorio desde los que controla los
relojes que, con grandes dígitos rojos, marcan la hora en la escala UTC.
Esta medida, conocida como segundo intercalar, se lleva a cabo desde
1972 y se realiza aproximadamente cada 18 meses, preferiblemente el 30
de junio o el 31 de diciembre. Con este ajuste, mantienen la diferencia entre las escalas UTC y UT por debajo de 0,9 segundos.
«El siguiente cambio lo tendremos el 30 de junio. En
realidad nos va a afectar el 1 de julio, porque tendrá lugar a las 00.00
horas UTC, que con el horario de verano serán las 02.00 horas en la
Península y la 01.00 h. en Canarias.
Incluiremos un segundo para recuperar el alineamiento entre
el sistema basado en relojes atómicos y lo que hace el Sol respecto a la
Tierra», señala Galindo. «El 1 de julio será un día
excepcionalmente largo, con una duración de 86.401 segundos en lugar de
los 86.400 segundos habituales», añade López Moratalla también capitán de Navío.
¿El último segundo intercalar?
Sin embargo, la necesidad de introducir segundos
intercalares ha sido cuestionada en los últimos años por el coste que
acarrea y por la posibilidad de que cause fallos en algunos sistemas
informáticos. Ésta podría ser la última vez, o una de las últimas, que
se ponga en marcha este ajuste, ya que la comunidad internacional está
debatiendo abolir el segundo intercalar. La decisión se tomaría en
octubre, en una conferencia internacional que se celebrará en Ginebra,
donde se retomarán las discusiones que ya se iniciaron en 2012 durante
la Asamblea de Radiocomunicaciones, según recuerda López.
Componentes electrónicos en la Sala de la Hora del ROA, en la que están los relojes atómicos que marcan la hora legal.
La Unión Internacional de Telecomunicaciones, el organismo
de la ONU del que depende el mantenimiento o supresión de los segundos
intercalares, ha propuesto otra alternativa. En lugar de hacer este
ajuste cada pocos años, sostienen, cada 600 años se podría añadir una
hora.
¿Y qué consecuencias tendría la abolición del segundo
intercalar? «Prácticamente ninguna», coinciden Galindo y López. «Hoy en
día, los que más se benefician de este ajuste son los navegantes
para poder situarse en el mar por medio de los astros, pero existen
otras formas de corregirlo», explica López. ReinoUnido, que usa como
referencia horaria legal GMT y no UTC, no quiere prescindir del segundo
intercalar debido a que la diferencia entre ambas escalas aumentaría.
«Realmente no hay motivo ni para quitarlo ni para mantenerlo», admite
Galindo.
Difundir la hora legal
«Nuestra misión es mantener el patrón nacional de tiempo y
frecuencia. Estos relojes atómicos son contrastados continuamente con
otros distribuidos por todo el mundo», explica, mientras muestra una
pantalla en la que van apareciendo la hora de Reino Unido y Suiza. «Sincronizamos a la administración pública y a muchos usuarios que necesitan tiempo con altas prestaciones.
Saber la hora exacta es clave, por ejemplo, para los registradores de
la propiedad, los radares de la DGT, la Fábrica Nacional de Moneda y
Timbre o para certificar cuándo acaban los plazos de la ventanilla
electrónica».
El reloj principal del ROA (o master clock) costó
450.000 euros. Su vida es larga, de unos 50 años, pero su mantenimiento
es caro. La sustitución del tubo de estos relojes se hace cada siete
años y cuesta 80.000 euros.
Telescopio Gautier de San Fernando.
SERGIO ENRÍQUEZ-NISTAL
Una de las salas del edificio principal en la que que se
conservan (y siguen funcionando a la perfección los primeros relojes de
péndulo de este observatorio, fundado en 1753 y trasladado en 1798 a San
Fernando. Son muchos los tesoros históricos que custodia el ROA. Entre
ellos figuran libros incunables, una colección de instrumentos antiguos
usados para observar el cielo o un telescopio del siglo XIX con el que
España contribuyó al primer gran proyecto astronómico internacional y
cuyo funcionamiento nos enseña López. «Se hizo una carta del cielo. Para
ello se construyeron 18 telescopios como éste y se repartieron entre
los observatorios más relevantes de la época. Cada uno fotografió una
parte del cielo», señala.
Twitter: @teresaguerrerof
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