Así serán los rascacielos del futuro: reciclados, sostenibles e incluso acuáticos
21 mayo 2015, 11:34
Con su forma de cohete a punto de ser lanzado al espacio, el Burj Khalifa de Dubái es el rascacielos más alto del mundo.
Este elevadísimo edificio mide 828 metros, más del doble que el mítico
Empire State de Nueva York, y ya se ha convertido en todo un icono de la
arquitectura moderna que lucha por conquistar los cielos.
Si las ciudades continúan experimentando un crecimiento vertical en
los próximos años, ¿cómo diseñarán los arquitectos los rascacielos del
futuro? Esta es la pregunta que se hace cada año la revista de arquitectura eVolo, que organiza desde 2006 la 'eVolo Skycraper Competition',
un certamen en el que reconocidos arquitectos eligen los mejores
diseños de los posibles rascacielos del mañana por su creatividad,
ingenio y por su forma de comprender las comunidades verticales.
Los organizadores han recibido más de 480 proyectos originales
de todos los rincones del planeta, y este año el primer premio ha
recaído en cuatro urbanistas y arquitectos polacos del estudio BOMP por
su proyecto 'Essence Skycraper', una gigantesca megaestructura que alberga no solo aburridos edificios de oficinas, sino hasta once paisajes diferentes en su interior.
Océanos, selvas, cuevas y cascadas pueden ser elementos
arquitectónicos en este jardín secreto de inmensas proporciones, donde
ya no tendremos siquiera que salir del edificio para acudir a la
naturaleza y alejarnos del ritmo frenético de la ciudad.
El jurado también ha valorado la importancia de reciclar materiales
para que los rascacielos continúen su ascenso. El segundo premio se lo
han llevado dos creadores indios, Suraksha Bhatla y Sharan Sundar, por
su diseño de edificio para los barrios marginales de la ciudad india de Chennai, en el que han reutilizado virtualmente los escombros de la construcción como tuberías, madera y paneles de metal.
Estos arquitectos han argumentando que este edificio podría servir
para que los pescadores de la urbe midieran mejor el crecimiento de las
aguas ante riesgos como los tsunamis.
Ergo Orlov ha conseguido el tercer premio por su 'cibertopía', en la
que plantea que en las futuras ciudades no seremos capaces de separar el
espacio físico y el digital. Los rascacielos crecerán anárquicamente,
tanto a lo largo como a lo ancho, en un abigarrado conjunto en el que ya
no hay espacio ni para el famoso letrero de Hollywood de Los Ángeles.
Según Orlov, muchos de los elementos de esta megaciudad se habrán
impreso en 3D por los propios ciudadanos o los habrán construido los
drones de forma automática.
Los edificios acuáticos son otra de las propuestas de muchos de los
participantes en este concurso de diseño. Según el británico Stuart
Beattle, la población de Nueva York crecerá en las próximas décadas en
un 12%. Los problemas de espacio y las ineficientes fábricas horizontales provocarán que los edificios industriales comiencen a crecer a lo alto incluso en medio del mar.
Cuatro diseñadores chinos también se han decantado por las ciudades
acuáticas y plantean una posible vida futura en plataformas petrolíferas
sostenibles: extensos cables submarinos se dedican a recoger el crudo
que está contaminando las aguas y se transformará en el plástico que
dará vida a unas ciudades en las que los espacios verdes han ganado
terreno.
Dos diseñadores malasios también han planteado que la vegetación
pueble los rascacielos, aunque su propuesta va mucho más allá: describen
incluso cómo las montañas de piedra caliza se reconvertirán en viviendas
para que la arquitectura "sirva como un elogio a la belleza monolítica
en su estado original, creando una vida y un propósito diferente a las
montañas mineras". ¿A quién no le gustaría presumir de vivienda dentro
de una formación natural?
Cuatro diseñadores
estadounidenses han viajado con la imaginación hasta el desierto del
Sáhara para ilustrar cómo podría ser la necrópolis de Guiza en un futuro
si se construyera una enorme pirámide central con su propio microclima,
provista de diferentes sistemas de energías renovables para revertir la
desertificación. Eso sí, no sabemos lo que opinarían los egipcios si de
repente les plantaran un edificio de cristal en la más antigua de las Siete Maravillas del mundo.
Otros creadores también han optado por reconvertir las urbes actuales. Una de las propuestas más imponentes en este sentido es 'Times Squared 3015', una torre de más de 1.700 metros de alto
que presidiría la ciudad que nunca duerme. El edificio podría albergar
playas, viviendas, oficinas, centros comerciales y hasta huertos
verticales. Nuestra vida diaria también puede enmarcarse dentro de un
solo edificio.
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