Nuevos fertilizantes con crustáceos e insectos (España)
Investigadores
del Centro de Biotecnología y Genómica de Plantas han fabricado un
fertilizante con el exoesqueleto quitinoso que protege a los crustáceos y
los insectos. Este biofertilizante no contamina y es capaz de regenerar
el suelo degradado por la sobreexplotación agrícola.
El
uso de biopolímeros biodegradables de origen natural para fertilizar
las plantas representa una alternativa sostenible frente a la
utilización habitual de los fertilizantes nitrogenados inorgánicos, que
producen consecuencias negativas para el medio ambiente.
En
este marco, investigadores del Centro de Biotecnología y Genómica de
Plantas (centro mixto de la Universidad Politécnica de Madrid y el
INIA), en colaboración con la Universidad de Hamburgo, han desarrollado
un método de obtención de un biocompuesto a partir de la quitina de los
exoesqueletos de crustáceos e insectos. Su uso en el cultivo de
vegetales ha demostrado que se incrementa de manera muy eficiente su
crecimiento.
Gracias a que es un compuesto biodegradable, insoluble e inocuo para la
humana, no contamina el medio natural, no huele y puede usarse en menor
cantidad que otros al no perderse por evaporación o lixiviación. Así,
es capaz de recuperar la biodiversidad del suelo perdida por la
sobreexplotación agrícola.
Además,
el coste de este producto puede llegar a ser hasta un 10% más barato
que el de otros fertilizantes de origen orgánico, lo que representa una
ventaja adicional para su implantación.
Los
fertilizantes nitrogenados utilizados tradicionalmente en la
agricultura tienen efectos contaminantes tanto en el agua como en la
atmósfera, lo que degrada la biodiversidad del suelo y, además,
contribuye al incremento del calentamiento global. Por ello, la
industria agroalimentaria demanda, cada vez más, fertilizantes vegetales
eficientes y respetuosos con el medio natural.
Con
el objetivo de contribuir a solucionar este problema, el grupo de
investigadores –liderados por la doctora Marta Berrocal–, lo que ha
hecho es desarrollar la necesaria para producir el material biodegradable a partir de biopolímeros procedentes de la quitina de los artrópodos.
Incremento de un 10% de nitrógeno
Este
material ha sido ensayado como fertilizante y ha demostrado estimular
el crecimiento de varias especies de plantas, tanto forestales como
herbáceas, incrementando hasta en un 10% su contenido
de nitrógeno y carbono así como el crecimiento de sus raíces. Al ser
insoluble, no contamina el agua, y por ser biodegradable, su uso puede
contribuir a recuperar la biodiversidad del suelo.
Todas
estas características, unidas a que su método de obtención es
relativamente sencillo y que su uso sería más barato que el de los
fertilizantes tradicionales, hacen de este nuevo material una
alternativa sostenible y de fácil implantación comercial en el área de
la fertilización agrícola, contribuyendo así al desarrollo de una
agricultura sostenible. (Agencia SINC)
09/10/15
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