Viernes, 9 octubre 2015
Biología
Identifican proteínas del moco de la piel de la dorada implicadas en la prevención de enfermedades infecciosas durante su cultivo
Investigadores de la Universidad de Córdoba, en España, han
elaborado el primer perfil proteómico de este pez que permitirá detectar
infecciones bacterianas durante su crianza y que, según los expertos,
originan pérdidas económicas en un sector de referencia en Andalucía.
Investigadores del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de
la Universidad de Córdoba, en colaboración con la Universidad de
Murcia, han identificado por primera vez el conjunto de proteínas
presentes en el moco de la piel de la dorada. El estudio demuestra que
estas biomoléculas están implicadas en la respuesta inmune del pez, por
lo que su identificación es el primer paso para la prevención de
infecciones bacterianas durante su cultivo. Estas enfermedades, indican
los científicos, son una de las principales lacras que afecta al sector
acuícola, provocando cuantiosas pérdidas económicas.
El análisis de proteínas también ha permitido a los expertos
identificar una serie de microorganismos de origen bacteriano que forman
parte de la microbiota de la piel y que, al igual que la flora
intestinal, vive de manera natural en la epidermis de la dorada. Hasta
ahora, según los expertos, se conocían pocos datos de la composición de
esta microflora por lo que su análisis aportaría nueva información sobre
su papel en la defensa del organismo ante patógenos.
Los investigadores han caracterizado un total de 52 proteínas
presentes en el moco de la piel de la dorada, una capa que envuelve la
epidermis y actúa de barrera protectora entre el organismo y el medio en
el que se cría. Esta cubierta mucosa, presente en todos los peces, es
semipermeable de forma que permite el intercambio de sustancias
(nutrientes, agua, gases, hormonas, gametos…) entre la piel y el entorno
ambiental.
La estructura de la mucosa varía en función de factores endógenos y
exógenos. Los primeros guardan relación con parámetros como la edad o el
sexo. Por su parte, los externos hacen referencia a aspectos como la
nutrición, la calidad del medio o el estado de salud del pez. “En
función de estos condicionantes, la composición de proteínas del moco
difiere, tanto en variedad como en cantidad. En nuestro caso, hemos
elaborado el primer perfil proteómico del moco de la dorada sana de
acuicultura, es decir, hemos definido el conjunto de proteínas presentes
en esta estructura en una circunstancia determinada como es el buen
estado general de salud del animal”, explica a la Fundación Descubre la
investigadora principal de este proyecto, María José Prieto-Álamo, de la
Universidad de Córdoba.
De las proteínas identificadas, la mayoría de ellas está relacionada
con la respuesta inmune del organismo ante sustancias y agentes
extraños. Para los expertos, esta característica refuerza el papel de la
mucosa como primera barrera de defensa contra las enfermedades.
De esta forma, la investigadora señala que el proteoma de la mucosa
de doradas sanas actúa como una especie de marcador de referencia, ya
que cualquier cambio en su composición indicará, a su vez, una
modificación de los factores que le afectan. “Si una dorada está
enferma, las proteínas del moco de su piel serán diferentes a las del
pez sano. Por lo tanto, las variaciones del perfil proteómico será un
indicador de que algo está cambiando en el pez”, asevera.
A partir de estas modificaciones los expertos podrían deducir, por
ejemplo, si la dorada va a sufrir o está sufriendo alguna enfermedad
bacteriana durante su cultivo. “Este tipo de infecciones es habitual en
acuicultura, afectando gravemente al sector. Si identificamos a tiempo
las proteínas que varían su expresión en la mucosa enferma, seremos
capaces de prevenir la patología y de evitar pérdidas económicas en el
cultivo de la dorada, una industria que, por volumen de producción y
valor comercial, ocupa el primer puesto en Andalucía”, indica
Prieto-Álamo.
Durante el análisis de la mucosa, cuyo perfil completo se recoge en
el artículo ‘Proteomic profile of the skin mucus of farmed gilthead
seabream (Sparus aurata)’, publicado en la revista Journal of
Proteomics, los investigadores descubrieron otra serie de proteínas que
no encajaban con el perfil proteómico de la dorada sino que tenían un
origen bacteriano. “Al trabajar con peces sanos, descartamos que fueran
microorganismo patógenos. Así que era evidente que se trataba de
bacterias integrantes de la microbiota de la piel de la dorada, poco
conocida”, aclara la científica.
(Foto: Fundación Descubre)
La microbiota está integrada por una amplia variedad de especies
bacterianas que protegen contra la colonización de otros microrganismos
patógenos. Esta flora microbiana está presente en intestino, mucosas,
piel y otros tejidos, tanto de animales como de humanos.
En el caso de la microbiota de la epidermis de la dorada, los
investigadores señalan que está formada por bacterias comensales, es
decir, que aportan al organismo hospedador, el pez, un beneficio a
cambio de otro. “Se trata de un aprovechamiento mutuo que se conoce como
simbiosis comensal. La bacteria encuentra un hábitat protegido y rico
en nutrientes y la dorada está protegida frente a patógenos oportunistas
que ocuparían el lugar de la bacteria si ésta no estuviera”, especifica
la experta.
Esta competencia entre las bacterias que crecen de forma natural en
la piel y los microorganismos patógenos se denomina antagonismo
microbiano, un mecanismo de defensa para proteger al animal de agentes
extraños. “Se desconoce la función específica de la microbiota del moco
de la piel de dorada. Sólo sabemos que está formada por bacterias
comensales pero este estudio es un primer paso para ahondar en su papel
protector y preventivo de enfermedades”, indica la responsable de este
proyecto, financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad.
En su próximo trabajo, los expertos analizarán los cambios que se
producen en la composición de la microbiota y del proteoma ante
distintas variables fisiopatológicas. (Fuente: Fundación Descubre)
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