La nacra (Pinna nobilis) es un molusco endémico del Mediterráneo. Puede llegar a medir hasta un metro de longitud y habita en las praderas marinas.
Un estudio liderado por
investigadores del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, centro
mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la
Universidad de Islas Baleares ha demostrado que la presión que ejerce
el anclaje de embarcaciones en aguas de Mallorca y Cabrera tiene un
impacto negativo sobre la nacra, el mayor molusco bivalvo del
Mediterráneo. Los resultados de la investigación han sido publicados en
la revista Biological Conservation.
La nacra (Pinna nobilis) es un molusco endémico del
Mediterráneo. Puede llegar a medir hasta un metro de longitud y habita
en las praderas marinas. Este molusco ha sido pescado tradicionalmente
como souvenir, lo que ha contribuido a la disminución de sus poblaciones
costeras. En la actualidad, la disminución de los hábitats costeros de
Posidonia oceanica por la presión de la actividad humana ha contribuido a que la nacra esté en peligro de extinción.
Para determinar los factores que pueden interferir en la presencia
de esta especie, los investigadores han evaluado la densidad de
población de la nacra en seis localizaciones costeras diferentes
ubicadas en aguas de Mallorca y Cabrera a una profundidad de entre 5 y 6
metros.
Los datos obtenidos reflejan densidades de población muy diferentes,
según la investigadora Iris Hendriks, “estas diferencias tienen que
ser consecuencia de factores externos, ya que no se pueden explicar por
factores relacionados con el hábitat, como la cobertura de las
praderas de posidonia, ni por el desalojo causado por las tormentas”.
Las anclas son el enemigo
El estudio indica que la densidad de población de la nacra podría
estar relacionada con el anclaje de las embarcaciones recreativas. El
análisis de población muestra que en las localizaciones donde no estaba
permitido anclar la densidad media era hasta siete veces mayor.
Las conclusiones de este estudio resaltan la importancia de reducir
la presión del anclaje en las praderas de posidonia (actividad
prohibida actualmente, pero no respetada) como medida para favorecer la
conservación de la nacra. Para ello, los investigadores proponen la
instalación de boyas de anclaje permanente para reducir el impacto de
las embarcaciones sobres las praderas y, en consecuencia, sobre las
nacras.
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