El CO2 tiene un efecto fertilizante a bajas temperaturas en el Ártico
El
dióxido de carbono (CO2) tiene un efecto fertilizante a bajas
temperaturas en el Océano Ártico y regula la producción de materia
orgánica (producción primaria) llevada a cabo por el fitoplancton
marino. Sin embargo, con la llegada del , cuando la temperatura aumenta, este efecto desaparece y, por tanto, disminuye la capacidad del fitoplancton para capturar CO2.
Un
internacional liderado por investigadores del Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC) ha llegado a estas conclusiones tras
llevar a cabo experimentos de laboratorio y contrastarlos con la toma de
muestras in situ, a lo largo de un gradiente de CO2 natural durante
varias en el Ártico. Los resultados aparecen publicados en la revista Nature Climate Change.
Los
microorganismos que forman el fitoplancton son la base de la cadena
trófica y los responsables del 50% de la producción primaria anual del
planeta. Al igual que las plantas y los árboles, capturan dióxido de
carbono para crecer y producen oxígeno mediante la fotosíntesis.
"Hemos
descubierto que el CO2, un importante gas de efecto invernadero, regula
la producción primaria, tal y como esperábamos, pero este impacto
es notable a bajas temperaturas. En primavera, cuando las temperaturas
aún no han subido y quedan suficientes nutrientes en la columna de agua,
se incrementan las posibilidades del fitoplancton de paliar las
consecuencias del cambio climático, como si se tratase de un bosque",
explica la investigadora del CSIC Johnna Holding, del Instituto
Mediterráneo de Estudios Avanzados, un centro mixto del CSIC y la
Universidad de las Islas Baleares.
Los
científicos recuerdan que la cubierta de la capa de hielo del Ártico se
ha reducido casi la mitad en las últimas dos décadas, lo que ha generado
un aumento de la entrada de dióxido de carbono de origen humano en el
océano. "Está entrada de CO2 podría beneficiar a los productores
primarios, pero no podemos olvidar que la temperatura del Océano Ártico
también está aumentando casi tres veces más rápido que la temperatura
global", agrega Holding. Con la llegada del verano, el efecto
fertilizante del dióxido de carbono disminuye hasta desaparecer. "Estos
cambios tienen un importante impacto sobre los ecosistemas y la
regulación del CO2. Por tanto, son fundamentales a la hora de elaborar
proyecciones sobre las futuras consecuencias del cambio climático",
recalca Marina Sanz-Martín, investigadora en el mismo centro.
La
investigación se enmarca en los proyectos Arctic Tipping Points, del VII
Programa Marco de la Unión Europea, ATOS y ARCTICMET, financiados por
el Ministerio de Economía y Competitividad, y el CARBONBRIDGE, una
iniciativa del Consejo Noruego de Investigación. (Madri+d)
05/09/15
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