Lunes, 16 septiembre 2013
Ecología
Incremento del ozono "malo" durante las olas de calor
La estratosfera es donde reside la mayor parte del ozono
que protege a la Tierra de los rayos ultravioleta del Sol. Por esta
razón, el ozono estratosférico es a menudo llamado "bueno", a diferencia
del ozono que se halla a nivel del suelo, que es llamado "malo." El
ozono es un gas muy reactivo que puede causar tos, dolor de pecho y
daños en la cubierta interior de los pulmones. Por eso, el ozono nos
resulta beneficioso a gran altura pero peligroso cerca de la superficie
terrestre.
La vegetación tiene un papel fundamental en reducir la contaminación atmosférica. Sin embargo, una nueva investigación realizada en Suecia por científicos del Instituto Medioambiental de Estocolmo, y en el Reino Unido por expertos de la Universidad de York y del King's College de Londres, muestra que tal vez las plantas no puedan protegernos en el futuro cuando más lo necesitamos: durante las olas de calor, cuando la formación de ozono que se genera a partir de humos de tubos de escape, procesos industriales y otras fuentes, está en su máxima expresión.
La razón es que durante las olas de calor, cuando la tierra está especialmente seca, aparece el estrés fisiológico en las plantas y éstas cierran sus estomas (pequeños poros en sus hojas) para conservar el agua. Este mecanismo natural de protección las hace más resistentes al calor extremo y a los niveles elevados de ozono, pero a su vez impide que absorban el ozono y otras sustancias contaminantes.
La vegetación puede absorber un porcentaje significativo de la producción global de ozono atmosférico cercano a la superficie, por lo que una merma en esa capacidad de absorción puede tener consecuencias importantes sobre la calidad del aire.
La vegetación tiene un papel fundamental en reducir la contaminación atmosférica. Sin embargo, una nueva investigación realizada en Suecia por científicos del Instituto Medioambiental de Estocolmo, y en el Reino Unido por expertos de la Universidad de York y del King's College de Londres, muestra que tal vez las plantas no puedan protegernos en el futuro cuando más lo necesitamos: durante las olas de calor, cuando la formación de ozono que se genera a partir de humos de tubos de escape, procesos industriales y otras fuentes, está en su máxima expresión.
La razón es que durante las olas de calor, cuando la tierra está especialmente seca, aparece el estrés fisiológico en las plantas y éstas cierran sus estomas (pequeños poros en sus hojas) para conservar el agua. Este mecanismo natural de protección las hace más resistentes al calor extremo y a los niveles elevados de ozono, pero a su vez impide que absorban el ozono y otras sustancias contaminantes.
La vegetación puede absorber un porcentaje significativo de la producción global de ozono atmosférico cercano a la superficie, por lo que una merma en esa capacidad de absorción puede tener consecuencias importantes sobre la calidad del aire.
La
protección que los vegetales nos dan frente a las acumulaciones
peligrosas de ozono cerca de la superficie terrestre se ve mermada
cuando se desencadena una ola de calor. (Foto: Amazings / NCYT / MMA)
El equipo de Lisa Emberson ha cuantificado ese impacto en cuanto al aumento de los niveles de ozono y el costo en vidas humana. Ella y sus colegas revisaron especialmente el verano del año 2006, cuando una ola de calor y una sequía afectaron al Reino Unido y a buena parte de Europa. Sus cálculos sugieren que el efecto provocó unos 460 fallecimientos.
Las personas más vulnerables a la contaminación por ozono son las que tienen enfermedades respiratorias y cardiovasculares. Por ejemplo, el ozono circulando cerca de la superficie puede llevar a tales personas a contraer una inflamación pulmonar, una reducción de la función pulmonar, y un aumento en los ataques de asma. Por eso se suele aconsejar a las personas que no hagan actividad física intensa durante los episodios de elevados niveles de ozono, sobre todo en las áreas urbanas.
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