Descubren el primer pez 100% de sangre caliente
Los
niños españoles han aprendido sus nociones de biología, primero, en la
clase de Ciencias Naturales; años después, en Conocimiento del Medio, o
Cono, como decían los chavales, y, a partir de ahora, en Ciencias de la
Naturaleza. Lo que no ha cambiado con tanto vaivén legislativo es el
dogma de la sangre: mientras los mamíferos y aves la tienen caliente,
los reptiles y peces la tienen fría. En las últimas décadas, se ha ido
viendo que algunos animales no siguen la norma a rajatabla. Pero es
ahora cuando se ha descubierto el primer pez 100% de sangre caliente, el
luna real.
Desde un
de vista evolutivo, tener la sangre caliente o fría son dos estrategias
igual de válidas. Pero, para los animales con capacidad de conservar el
calor generado por el propio cuerpo (endotermia), este mecanismo se ha
demostrado ideal en entornos de bajas temperaturas o en ecosistemas con
oscilación térmica acusada. Además, la sangre caliente aumenta la
capacidad de reacción del animal, su muscular y el
de un rendimiento sostenido. Basta observar el comportamiento casi
letárgico de muchos peces o las eternas siestas de los cocodrilos. Eso
sí, la endotermia obliga a los animales de sangre caliente a un
metabolismo mucho mayor.
En el mar
se complica. El agua es un gran disipador del calor y para los
mamíferos marinos es todo un reto mantenerlo. Por eso, que los peces
sean de sangre fría parece la mejor opción. Sin embargo, en las últimas
décadas, los biólogos han ido descubriendo un reducido número de peces
capaces de mantenerse calientes. Es el caso de los atunes, algunos
tiburones como el marrajo y el tiburón blanco o istiofóridos como el pez
vela y xiphiidae como el pez espada. Pero su endotermia es parcial.
Algunos tienen sangre caliente solo en los músculos de las aletas, otros
en el cerebro o alrededor de los ojos. Pero todos tienen el corazón
frío y ninguno distribuye esa sangre caliente por todo su cuerpo. De eso
solo es capaz el pez luna real.
"Los
atunes y los tiburones son endotérmicos regionales, lo que significa
que solo calientan determinadas partes o regiones de su cuerpo, como los
músculos natatorios o partes de las vísceras. El luna real es
diferente, puede calentar todo su cuerpo, incluyendo órganos importantes
como el corazón", dice el biólogo Nicholas Wegner. Este científico de
la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE UU (NOAA, por
sus siglas en inglés) ha descubierto junto a otros colegas que este pez
mantiene todo su cuerpo a temperaturas varios grados por encima de las
frías aguas por donde se mueve.
Denominado
científicamente Lampris guttatus, el luna real es uno de los peces más
extraordinarios y menos conocidos que hay. De forma ovalada y plana,
tiene un diámetro similar al de una alcantarilla y puede pesar más que
un humano. A diferencia de la mayoría de los peces, se desplaza moviendo
sus aletas pectorales como si fuera un pájaro. Aunque está presente en
todos los mares relativamente cálidos, es un animal raro de ver y
siempre lejos de la costa. Con una amplia paleta de colores, del rojo al
azul pasando por el naranja, los pescadores andaluces lo llaman gitana o
flamenca, por los lunares blancos iridiscentes que puntean su piel.
En
la última década, quizá relacionado con el calentamiento de los
océanos, tanto los biólogos como los pescadores y aficionados a la pesca
de grandes peces como los túnidos han avistado o capturado un creciente
número de peces luna real. "Eran muy raros en la costa de California
hasta hace unos años, cuando comenzamos a capturarlos en mayor número
durante nuestras expediciones de investigación. Esto nos ha ofrecido la
oportunidad de estudiarlos y hacer este increíble descubrimiento",
comenta Wegner.
En
la última misión de la NOAA a la captura del luna real, los biólogos
capturaron una veintena de ellos. A unos cuantos los abrieron en canal
para medirles la temperatura. Pero a la mayoría los devolvieron al mar
con varios sensores térmicos y unidos al barco con un sedal. Tras
recuperarlos comprobaron que los peces tenían una media de 4,8º más que
el agua. La mayor parte de este calor metabólico se genera en los
músculos de las aletas pectorales. Estos tejidos aparecen encapsulados
en una capa de grasa de casi un centímetro que hace de aislante. Además,
salvo en las zonas exteriores en contacto con el agua, la temperatura
era la misma en todo el cuerpo, incluidos los principales órganos, según
explican en la revista Science.
Los
investigadores no iban a ciegas. Ya en 2008, biólogos también de la
NOAA descubrieron que el L. guttatus era capaz de mantener caliente la
región craneal hasta 6º por encima de la temperatura del agua. En el
caso de otros peces, como los vela o el pez espada, los científicos
creen que esta endotermia parcial les permite minimizar el efecto de los
cambios de temperatura en las funciones neuronales cuando descienden
centenares de metros hasta la región mesopelágica, donde la luz apenas
llega y el agua está muy fría. Sin embargo, estos animales tienen que
subir hasta aguas más cálidas para recuperarse. En el caso del luna
real, los datos de satélite muestran que pasa casi todo el tiempo entre
los 50 y los 500 metros de profundidad.
Pero
si sorprendente es que el luna real sea de sangre caliente, más lo es
cómo lo consigue. Otros peces, como los atunes usan un truco: la mayor
parte del calor lo generan los músculos de sus aletas ventrales, unos
músculos que se encuentran en la parte más interior del animal y
protegidos por una capa de grasa para evitar la disipación del calor.
Sin embargo, el luna real ha convertido sus branquias en una especie de
radiador de coche para mantenerse caliente.
"Lo
consiguen con unos intercambiadores de calor a contracorriente únicos
que tienen en las branquias y minimizan la pérdida de calor al exterior
cuando la sangre entra en contacto con el agua durante la respiración",
explica Wegner. La sangre calentada por el metabolismo de los músculos
de este pez llega hasta las branquias a por el oxígeno del agua. Pero,
para evitar que con él entre el frío, el luna real tienen un intrincado
circuito de vasos sanguíneos que lo va calentando. Cortado en sección,
es lo más parecido a un radiador que haya creado la naturaleza.
Además
de este circuito principal, el pez luna real tiene uno secundario para
mantener el cerebro y la vista en óptimas condiciones. Los músculos que
rodean su cabeza generan una cantidad extra de calor. Es como si
hubieran combinado en una las estrategias de los peces con endotermia
regional. De los atunes, habrían cogido la idea de generar calor con los
músculos de las aletas y refinado su sistema de respiración branquial.
De los peces vela y espada, el mecanismo para mantener el cerebro
caliente.
Sin
embargo, mientras que los túnidos, los istiofóridos y los xiphiidae se
cree que proceden de ancestros tropicales y han aprovechado la
endotermia regional para expandirse a otras zonas más frías, la historia
evolutiva del luna real hay que buscarla en especies que vivían en las
zonas más profundas del océano. Eso lo hace aún más único, al haber
inventado una estrategia para moverse por las aguas frías sin que se
viera afectada su fisiología y rendimiento como depredador. Como dice
Wegner: "Tener el cuerpo caliente aumenta su velocidad al nadar, mejora
el tiempo de reacción y la resolución visual. Esto le da una particular
ventaja sobre las presas, que están a la misma temperatura que el agua".
(Por Miguel Ángel Criado; El País – España)
19/05/15
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