Estudio sobre acidificación marina arroja nuevas pistas
Un
químico a escala continental realizado en aguas del este de Estados
Unidos y del golfo de México está ayudando a los investigadores a
determinar la manera en que distintos cuerpos de agua resistirán a los
cambios en la acidez. El estudio, que mide la variación de los niveles
de dióxido de carbono (CO2) y otras formas de carbono en el océano, fue
realizado por científicos de 11 instituciones de EE.UU. y se publicó en
la revista Limnology and Oceanography.
"Hasta ahora, no teníamos una idea muy clara del estado de
acidificación en la costa este de EE.UU.", dice Zhaohui 'Aleck' Wang,
autor principal del estudio y oceanógrafo químico de la Institución
Oceanográfica Woods Hole (WHOI). "Es importante que comencemos a
entenderlo, porque el
de la acidez marina podría afectar gravemente la vida marina a lo largo
de la costa y tiene consecuencias importantes para las personas que
dependen de la acuicultura y la pesca tanto comercial como recreativa."
De acuerdo con el estudio, diferentes regiones del océano costero
responderán de maneras distintas al influjo de CO2, detalla Wang.
"Si se pone en este momento la misma cantidad de CO2 en el golfo de
Maine y en el de México, el ecosistema en el golfo de Maine
probablemente sienta los efectos más dramáticamente -observa el
investigador-. La acidez ya es relativamente alta en esa región, y la
saturación de carbonato de calcio (el mineral que muchos organismos
necesitan para formar sus conchas) es particularmente baja. No es una
buena situación."
Wang, a la derecha, y sus estudiantes y
miembros del laboratorio en el mar alrededor de una roseta CTD. Esta
roseta mide la conductividad o la salinidad, la temperatura y la
profundidad y es una herramienta común de investigación oceanográfica.
Las muestras de agua se recogen en cada
de los tubos de la roseta a distintas profundidades y luego se las
analiza químicamente en el laboratorio. (Foto: Taylor Crockford, Woods
Hole Oceanographic Institution)
Durante la campaña de investigación, los investigadores midieron
muestras de agua para conocer la cantidad total de carbono inorgánico
disuelto (DIC), que se compone de una combinación de carbonato,
bicarbonato, CO2 disuelto y ácido carbónico. El comparó esta medición con la alcalinidad total del agua, una medida de la cantidad de base presente en una muestra de agua.
La relación entre los dos es un marcador de la capacidad del agua
para "amortiguar" o resistir los cambios de acidez. Las aguas con una
alta relación alcalinidad/DIC serían menos susceptibles a la
acidificación en comparación con las aguas que mostraron una proporción
mucho menor, explica Wang.
Después de
los datos, Wang y sus colegas determinaron que a pesar de ser una "zona
muerta" con bajo contenido de oxígeno y alta acidez fuera de la boca
del Misisipi, el golfo de México en su conjunto mostró una alta relación
alcalinidad/DIC, por lo que sería más resistente a la acidificación.
Sin embargo, a medida que el equipo se desplazó hacia el Norte, observó
que la relación disminuía constantemente hacia el norte de Georgia.
Las aguas del golfo de Maine en promedio presentaron la menor
proporción de alcalinidad/DIC de todas las regiones a lo largo de la
costa este, por lo que serían especialmente vulnerables a la
acidificación si aumentaran los niveles de CO2 en esas aguas.
Aunque no está claro exactamente por qué la relación alcalinidad/DIC
es baja en las aguas del norte, Wang cree que parte del problema puede
estar relacionado con las fuentes de alcalinidad de la región. Por
ejemplo, la corriente costera de Labrador trae agua relativamente dulce y
de baja alcalinidad desde el mar del Labrador hasta el golfo de Maine y
la cuenca del Atlántico medio.
Wang sostiene que si esta corriente es la principal fuente de
alcalinidad para la región, podría significar que el destino del golfo
de Maine esté vinculado con los cambios climáticos globales que, a
través de derretimiento del hielo marino y los glaciares, aumentan el
flujo de agua dulce al golfo de Maine. Sin embargo, se desconoce si este
flujo de agua dulce trae aparejada la disminución de la alcalinidad del
agua de mar y la capacidad de "amortiguar" el efecto.
En su opinión, existe una gran necesidad de un mayor control químico
marino de la costa y de estudios de acidificación marina costera. Una
mejor comprensión de la química cambiante ayudará a las autoridades
pesqueras a mejorar la administración de las poblaciones de peces.
05/03/13
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