"Estos
deslizamientos, iniciados en las paredes del fiordo, provocaron unas
cicatrices geológicas que son visibles aun hoy en día.
"Estos deslizamientos, iniciados en las paredes del fiordo, provocaron unas cicatrices geológicas que son visibles aun hoy en día. El estudio de estos deslizamientos, y de otros todavía más antiguos que puedan ser identificados, permitirá interpretar su dinámica, caracterizar su peligrosidad y modelizar la propagación de la onda destructiva", explica el profesor Galderic Lastras, del Departamento de Estratigrafía, Paleontología y Geociencias Marinas de la UB, que es miembro del GRC Geociencias Marinas y director de esta campaña oceanográfica.
En la campaña también participan Miquel Canals, jefe de investigación del GRC Geociencias Marinas, y otros miembros de este equipo científico, además de expertos del Servicio Geológico de Noruega (NGU), el Centro de Geología Marina de la Universidad de Gante (Bélgica), la Universidad de Malta y el Instituto de Física del Globus de París, la Universidad de Chile y el Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (SERNAGEOMIN).
Los investigadores llevan a cabo prospecciones geológicas mediante técnicas acústicas para obtener cartografías de los fondos marinos de muy alta resolución, con un nivel de detalle muy elevado (de hasta un metro) y secciones sísmicas que muestran la disposición de las rocas por debajo del fondo marino.
"El fiordo de Aysén es un modelo geológico altamente relevante para comprender este tipo de procesos en otras masas de agua cerradas o semicerradas como fiordos, lagos, embalses, etc. que puedan alojar núcleos de población en riesgo", apunta el profesor Galderic Lastras. "Por eso, este estudio es un ejemplo claro de cómo la investigación científica puede actuar en beneficio directo de la sociedad, y más concretamente, en relación con la ocurrencia, la investigación y la mitigación de catástrofes naturales".
En esta expedición, la dotación del buque oceanográfico BIO Hespérides está encabezada por el comandante Jaime Cervera y sus oficiales, y en ella participan dos miembros del Instituto Hidrográfico de la Marina, así como dos pilotos de la Armada chilena que aportan sus valiosos conocimientos en la navegación por los canales patagónicos.
La Unidad de Tecnología Marina (UTM-CSIC) proporciona apoyo técnico al equipo científico, que navega por un área marina relativamente cerrada y poco conocida pero de gran belleza natural. La campaña, que acabará el 17 de marzo en Punta Arenas (Chile), forma parte de la acción complementaria DETSUFA, financiada por el Ministerio de Economía y Competitividad.
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