La metodología, basada en nuevos índices que cuantifican la cantidad de hábitat alcanzable en el territorio para las especies
Miembros de la Universidad
Politécnica de Madrid y otros centros han desarrollado una metodología
para apoyar la toma de decisiones en el mantenimiento y fomento de la
conectividad ecológica, de interés en los planes de gestión y
conservación.
La metodología, basada en nuevos índices que cuantifican la cantidad
de hábitat alcanzable en el territorio para las especies, ha sido
implementada en una herramienta de uso libre: el programa informático Conefor. Según sus promotores, se ha convertido en una de las referencias internacionales en este campo.
La conectividad ecológica (también llamada conectividad del paisaje)
se define como el grado en que el territorio facilita el movimiento de
las especies, el intercambio genético y otros flujos ecológicos entre
las poblaciones y hábitats distribuidos a lo largo del mismo.
Importancia de la conectividad ecológica
El mantenimiento y fomento de la conectividad ecológica es una pieza
clave en los esfuerzos nacionales e internacionales para la
conservación de la biodiversidad, al permitir contrarrestar los efectos
adversos de la fragmentación y aislamiento de los ecosistemas y
facilitar la adaptación de las especies a los desplazamientos en sus
áreas óptimas de distribución causados por el cambio climático y otros
factores.
En un contexto de crecientes presiones a escala global sobre los
ecosistemas naturales derivados de la deforestación, la expansión de las
redes de transporte, los desarrollos urbanísticos, la intensificación
de la agricultura y otros cambios en los usos del suelo, es necesario
tomar medidas que contribuyan a garantizar la viabilidad y persistencia
de la especies de fauna y flora.
Entre ellas, la gestión y conservación de la conectividad ecológica
deben jugar un papel protagonista, tal como recogen numerosas
iniciativas, políticas y legislaciones vigentes en España y en el
conjunto de la Unión Europea. Por estos motivos, cada vez es mayor el
énfasis otorgado a medidas como el establecimiento o restauración de
corredores y otros elementos conectores entre hábitats, la
permeabilización del territorio, o la defragmentación y mitigación del
efecto barrera de autopistas y otras infraestructuras viarias.
Sin embargo, la aplicación práctica de estos conceptos y
consideraciones se ha visto limitada en la práctica por la falta de
procedimientos y metodologías contrastadas que, con una base sólida y
cuantitativa, permitieran a los gestores incorporar de manera efectiva y
operativa criterios de conectividad ecológica en la planificación
territorial, el diseño de redes de espacios protegidos, o la
conservación de especies amenazadas.
Difusión mundial
Para superar estas carencias, investigadores de la ETSI de Montes de
la UPM dirigidos por el catedrático Santiago Saura Martínez de Toda,
en colaboración con otros grupos, han desarrollado esta nueva
metodología que a pesar de ser reciente está alcanzando una amplia
difusión y aceptación a nivel mundial.
Las aplicaciones del Conefor realizadas hasta la fecha
incluyen, entre otras, el planeamiento de desarrollos urbanísticos en
la región de Estocolmo (Suecia), la identificación de zonas críticas
para la conservación de aves amenazadas en España y Brasil y la
evaluación del impacto de las infraestructuras viarias en China y
Europa y sus posibles medidas de permeabilización.
También se ha empleado en los planes de recuperación de las
poblaciones de especies amenazadas en EEUU, el diseño de redes de
corredores y planes de reforestación, la evaluación de la efectividad
de las redes de espacios protegidos y otras figuras de protección en
países como Finlandia o Alemania, así como el seguimiento de
indicadores de biodiversidad y la fragmentación de los ecosistemas
europeos por parte de la Comisión Europea y la Agencia Europea de Medio
Ambiente.
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