lunes, 25 de marzo de 2013
viernes, 22 de marzo de 2013
Un estudio científico internacional insta a proteger 250.000 km2 del Mediterráneo
Un estudio científico internacional insta a proteger 250.000 km2 del Mediterráneo
Supone el 10% de la superficie de este mar, de los puntos calientes del planeta por su interés biológico y natural. Un
científico internacional ha señalado la necesidad de proteger 250.000
kilómetros cuadrados del mar Mediterráneo por su interés biológico y
natural.
El estudio, en el que ha participado el Instituto de Ciencias del Mar
de Barcelona-CSIC y que se ha publicado en la revista científica Plos , ha escogido zonas que representan un 10% de todo el Mediterráneo.
En España, además de las áreas de las Islas Baleares y del estrecho
de Gibraltar y Almería, el estudio también indica la necesidad de
custodiar la zona comprendida desde el cabo de Creus hasta Marsella.
El
internacional, que señala que la protección de estas áreas se tiene que
hacer antes de 2020, incluye también el mar ante la costa de Croacia,
numerosas zonas entre Grecia y Turquía y áreas más pequeñas de mar
dispersas por todo el Mediterráneo.
El documento analiza diversas propuestas de conservación que se han hecho desde varias instituciones y .
Ecosistemas mediterráneos en peligro
El Mediterráneo es uno de los mares con más biodiversidad del planeta
ya que, de las 17.000 especies descritas hasta ahora, una quinta parte
son endémicas, destacan los autores del trabajo, en el que han
participado expertos de doce centros de investigación de todo el mundo,
dirigidos desde la Universidad de Stanford (EE.UU.).
Los ecosistemas mediterráneos, unos de los más afectados por las
actividades del ser humano, se encuentran amenazados por la pesca, la
extracción de recursos, la densidad de población costera, las especies
invasoras y el cambio climático.
La investigadora del Instituto de Ciencias del Mar de Barcelona,
Marta Coll, ha explicado que «la Unión Europea se ha propuesto tener, de
aquí a 2020, un 10% de los mares europeos con alguna protección».
21/03/13
ABC NATURAL
¿Cómo se regularon el dióxido de carbono durante las edades de hielo en el océano Austral?
¿Cómo se regularon el dióxido de carbono durante las edades de hielo en el océano Austral?
El estudio se ha llevado a cabo a través del Programa de Perforación Oceánica, IODP, un programa de investigación científica internacional en el que participan 26 países
Científicos de la Escuela
Politécnica Federal (ETH) de Zúrich, en colaboración con las
universidades de Cambridge, Princeton y Columbia, publican en el
último número de la revista Science un registro de la
productividad biológica en las cuencas del océano Austral –tanto de la
zona antártica como de la subantártica– que explica cómo dos
mecanismos han causado una variación significativa de la concentración
de dióxido de carbono en los últimos 800.000 años.
El estudio se ha llevado a cabo a través del Programa de Perforación Oceánica,
IODP, un programa de investigación científica internacional en el que
participan 26 países. El objetivo es la exploración de la historia y
estructura de la Tierra mediante el muestreo y análisis de sedimentos
marinos.
El grupo de expertos, encabezado por el investigador del ETH Samuel
Jaccard, analizó los datos de las dos zonas abarcando el último millón
de años –diez ciclos glaciales–, y confirman lo que sugerían estudios
anteriores: durante las edades de hielo se escapa menos dióxido de
carbono a la atmósfera de la zona antártica, al contrario de lo que
ocurre en la zona subantártica, que experimenta aumentos de
productividad y mayor bombeo de dióxido de carbono a la atmósfera.
"Este estudio aporta datos clave sobre los mecanismos que regulan las concentraciones de CO2
en la atmosfera durante los ciclos glaciales. En concreto, muestra que
los cambios en la productividad marina y circulación oceánica que se
producen en el océano Antártico juegan un papel fundamental en este
proceso. Los nuevos datos sugieren que estos dos procesos pueden
explicar los cambios en las concentraciones atmosféricas de CO2 durante el ultimo millón de años", explica a SINC Alfredo Martinez Garcia, coautor del estudio e investigador en el ETH.
La zona antártica incluye las aguas que rodean la Antártida, y la
zona subantártica se refiere a las aguas inmediatamente al norte de
estos territorios.
“La combinación de estos dos ciclos diferentes en el océano
Antártico han impulsando cambios en el registro de dióxido de carbono
atmosférico durante cientos de miles de años”, aseguran los expertos.
Sus resultados también confirman los aumentos débiles de dióxido de
carbono en la atmósfera durante los tibios períodos interglaciares que
se produjeron entre 450.000 y 800.000 años.
"Entender el funcionamiento de estos procesos durante estos periodos
del pasado es fundamental para poder predecir su evolución en el
futuro en un escenario de calentamiento global. En concreto, los datos
obtenidos pueden ayudar a entender como el ciclo marino del carbono
puede verse alterado en el futuro y como esto puede afectar a la
evolución del clima", concluye Martínez.
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jueves, 21 de marzo de 2013
Estudio sobre acidificación marina arroja nuevas pistas
Estudio sobre acidificación marina arroja nuevas pistas
Un
químico a escala continental realizado en aguas del este de Estados
Unidos y del golfo de México está ayudando a los investigadores a
determinar la manera en que distintos cuerpos de agua resistirán a los
cambios en la acidez. El estudio, que mide la variación de los niveles
de dióxido de carbono (CO2) y otras formas de carbono en el océano, fue
realizado por científicos de 11 instituciones de EE.UU. y se publicó en
la revista Limnology and Oceanography.
"Hasta ahora, no teníamos una idea muy clara del estado de
acidificación en la costa este de EE.UU.", dice Zhaohui 'Aleck' Wang,
autor principal del estudio y oceanógrafo químico de la Institución
Oceanográfica Woods Hole (WHOI). "Es importante que comencemos a
entenderlo, porque el
de la acidez marina podría afectar gravemente la vida marina a lo largo
de la costa y tiene consecuencias importantes para las personas que
dependen de la acuicultura y la pesca tanto comercial como recreativa."
De acuerdo con el estudio, diferentes regiones del océano costero
responderán de maneras distintas al influjo de CO2, detalla Wang.
"Si se pone en este momento la misma cantidad de CO2 en el golfo de
Maine y en el de México, el ecosistema en el golfo de Maine
probablemente sienta los efectos más dramáticamente -observa el
investigador-. La acidez ya es relativamente alta en esa región, y la
saturación de carbonato de calcio (el mineral que muchos organismos
necesitan para formar sus conchas) es particularmente baja. No es una
buena situación."
Wang, a la derecha, y sus estudiantes y
miembros del laboratorio en el mar alrededor de una roseta CTD. Esta
roseta mide la conductividad o la salinidad, la temperatura y la
profundidad y es una herramienta común de investigación oceanográfica.
Las muestras de agua se recogen en cada
de los tubos de la roseta a distintas profundidades y luego se las
analiza químicamente en el laboratorio. (Foto: Taylor Crockford, Woods
Hole Oceanographic Institution)
Durante la campaña de investigación, los investigadores midieron
muestras de agua para conocer la cantidad total de carbono inorgánico
disuelto (DIC), que se compone de una combinación de carbonato,
bicarbonato, CO2 disuelto y ácido carbónico. El comparó esta medición con la alcalinidad total del agua, una medida de la cantidad de base presente en una muestra de agua.
La relación entre los dos es un marcador de la capacidad del agua
para "amortiguar" o resistir los cambios de acidez. Las aguas con una
alta relación alcalinidad/DIC serían menos susceptibles a la
acidificación en comparación con las aguas que mostraron una proporción
mucho menor, explica Wang.
Después de
los datos, Wang y sus colegas determinaron que a pesar de ser una "zona
muerta" con bajo contenido de oxígeno y alta acidez fuera de la boca
del Misisipi, el golfo de México en su conjunto mostró una alta relación
alcalinidad/DIC, por lo que sería más resistente a la acidificación.
Sin embargo, a medida que el equipo se desplazó hacia el Norte, observó
que la relación disminuía constantemente hacia el norte de Georgia.
Las aguas del golfo de Maine en promedio presentaron la menor
proporción de alcalinidad/DIC de todas las regiones a lo largo de la
costa este, por lo que serían especialmente vulnerables a la
acidificación si aumentaran los niveles de CO2 en esas aguas.
Aunque no está claro exactamente por qué la relación alcalinidad/DIC
es baja en las aguas del norte, Wang cree que parte del problema puede
estar relacionado con las fuentes de alcalinidad de la región. Por
ejemplo, la corriente costera de Labrador trae agua relativamente dulce y
de baja alcalinidad desde el mar del Labrador hasta el golfo de Maine y
la cuenca del Atlántico medio.
Wang sostiene que si esta corriente es la principal fuente de
alcalinidad para la región, podría significar que el destino del golfo
de Maine esté vinculado con los cambios climáticos globales que, a
través de derretimiento del hielo marino y los glaciares, aumentan el
flujo de agua dulce al golfo de Maine. Sin embargo, se desconoce si este
flujo de agua dulce trae aparejada la disminución de la alcalinidad del
agua de mar y la capacidad de "amortiguar" el efecto.
En su opinión, existe una gran necesidad de un mayor control químico
marino de la costa y de estudios de acidificación marina costera. Una
mejor comprensión de la química cambiante ayudará a las autoridades
pesqueras a mejorar la administración de las poblaciones de peces.
05/03/13
Golfo de Cádiz, santuario para cetáceos y aves marinas
Medio Ambiente
/ Medio Ambiente
Golfo de Cádiz, santuario para cetáceos y aves marinas
La
Estación Biológica de Doñana y el instituto del Consejo superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), conjuntamente con Circe
(Conservación, Información y Estudio de Cetáceos) y la colaboración de
Cepsa, han realizado durante el pasado año 2012 cuatro campañas de
seguimiento e identificación de cetáceos y aves marinas en el Golfo de
Cádiz --franja costera que va desde Ayamonte (Huelva) hasta Tarifa
(Cádiz)-- que han confirmado la importancia de esta zona como un
santuario para estas especies.
Según ha detallado Circe en un
comunicado, en estas campañas se han recorrido más de 3.200 millas
náuticas con el objetivo identificar las especies de aves y cetáceos
de la zona para evaluar los impactos que la acción humana puede
provocar.
Las especies de cetáceos avistadas han sido el
delfín común, listado y mular; orcas; cachalotes; rorcual común;
marsopa; calderón común y calderón gris. En cuanto a aves, destacan
los avistamientos del alcatraz, pardela balear, pardela cenicienta,
charrán patinegro, paíño europeo y págalo grande, entre otras.
Para los investigadores de la Estación Biológica de Doñana, Renaud de
Stephanis y Manuela G. Forero, estos datos demuestran que estas zonas
costeras en las provincias de Cádiz y Huelva cuentan con una
biodiversidad "importante" en lo que a aves marinas y cetáceos se
refiere, por lo que subrayan la importancia de continuar trabajando
"para detectar y evaluar riesgos potenciales que nuestra actividad
pueda provocar". Además, estos datos permitirán en un futuro
establecer áreas marinas prioritarias para la conservación de estas
especies, y por consiguiente de todo el ecosistema del que dependen.
Esta es la primera fase de este proyecto, que cuenta con un
presupuesto de 350.000 euros y un plazo de ejecución de tres años.
Durante este ejercicio 2013 también se realizarán otras cuatro
campañas en las mismas épocas que la anterior.
De forma
paralela a estas campañas en la mar, se han realizado también censos
de aves marinas desde costa, cubriendo la distancia comprendida entre
la desembocadura del Guadalquivir y Mazagón (Huelva).
Estos censos, cuya metodología "se ha mejorado enormemente", dan
continuidad a los que ya han venido realizando años atrás el equipo de
seguimiento de la EBD-CSIC. La investigadora, Manuela Forero, ha
resaltado la importancia de la información generada por estos censos
para analizar tendencias temporales a largo plazo en las especies
presentes en la costa, y así poder predecir la respuesta de las mismas
a cualquier alteración natural o provocada por las actividades
humanas en el medio.
Las Ciencias del Mar: El IEO y la UMA presentan un libro sobre tsunamis ...
Las Ciencias del Mar: El IEO y la UMA presentan un libro sobre tsunamis ...: El Instituto Español de Oceanografía y la Universidad de Málaga han presentado el libro "Deslizamientos submarinos y tsunamis en el ...
miércoles, 20 de marzo de 2013
Simulaciones por ordenador muestran cómo el carbono profundo podría regresar a la superficie de la Tierra
Simulaciones por ordenador muestran cómo el carbono profundo podría regresar a la superficie de la Tierra
Simulaciones por ordenador de agua bajo una presión extrema están ayudando a entender cómo los geoquímicos de carbono podrían ser reciclados a partir de cientos de kilómetros por debajo de la superficie de la Tierra, según una investigación realizada por expertos de la Universidad de California en Davis y la Universidad Johns Hopkins, ambas en Estados Unidos, publicada este domingo en 'Proceedings of the National Academy of Sciences'.
Los compuestos de carbono son la base de la vida, proporcionan la mayor parte de nuestros combustibles y contribuyen al cambio climático. El ciclo del carbono a través de los océanos, la atmósfera y la corteza superficial de la Tierra ha sido intensamente estudiado, pero se sabe poco acerca de lo que ocurre con el carbono en la profundidad de la Tierra, según resaltan los investigadores de este estudio.
"Estamos tratando de entender más acerca de si el carbono se puede transportar en el interior terrestre a través de los fluidos ricos en agua", explicó el coautor Dimitri Sverjensky, profesor de Ciencias Terrestres y Planetarias en la Universidad Johns Hopkins. Hay un montón de agua en el manto, la capa del planeta se extiende cientos de kilómetros por debajo de la corteza terrestre, pero poco se sabe acerca de cómo se comporta el agua en las condiciones extremas allí, donde las presiones ejecutan centenares de toneladas por pulgada cuadrada y las temperaturas son de más de 1.370 grados centígrados.
Los experimentos que reproducen estas condiciones son muy difíciles de hacer, dijo Giulia Galli, profesor de Química y Física en la Universidad de California en Davis y coautora del artículo. Los geoquímicos tienen modelos para entender la Tierra profunda, pero han carecido de un parámetro crucial para el agua en estas condiciones: la constante dieléctrica, lo que determina la facilidad con que los minerales se disuelven en agua.
"Cuando las personas usan modelos para entender la Tierra, tienen que poner la constante dieléctrica del agua, pero no hay datos en estas profundidades", dijo Galli, que colabora con Sverjensky en el Observatorio de Carbono Profundo, apoyados por la 'Alfred P. Sloan Foundation', que busca entender el papel del carbón en la química y la biología en lo profundo de la Tierra.
Los investigadores han especulado con que el carbono, atrapado en forma de carbonato en las conchas de las criaturas marinas diminutas, se hunde hasta el fondo del océano y se deja llevar en el manto sobre placas de la corteza, luego se recicla y se escapa a través de los volcanes, según Sverjensky. Pero no ha habido ningún mecanismo para explicar cómo esto podría suceder.
Ding Pan, investigador postdoctoral en la Universidad de California en Davis, utilizó simulaciones por ordenador de agua para predecir cómo se comporta el agua bajo extrema presión y temperatura. Las simulaciones mostraron
cambios constantes dieléctricos, por lo que investigadores predijeron que el carbonato de magnesio, que es insoluble en la superficie de la Tierra, al menos parcialmente se disuelve en agua a esa profundidad.
"Se ha pensado que esto sigue siendo sólido, pero encontramos que al menos una parte se puede disolver y podría regresar a la superficie, posiblemente a través de los volcanes --dijo Sverjensky--. En escalas de tiempo geológicas, una gran cantidad de material puede moverse de esta manera". Sverjensky señaló que el trabajo de modelo nuevo es un "primer paso" para la comprensión de cómo el carbono de las profundidades de la Tierra puede volver a la superficie.
Los compuestos de carbono son la base de la vida, proporcionan la mayor parte de nuestros combustibles y contribuyen al cambio climático. El ciclo del carbono a través de los océanos
Los compuestos de carbono son la base de la vida, proporcionan la mayor parte de nuestros combustibles y contribuyen al cambio climático. El ciclo del carbono a través de los océanos, la atmósfera y la corteza superficial de la Tierra ha sido intensamente estudiado, pero se sabe poco acerca de lo que ocurre con el carbono en la profundidad de la Tierra, según resaltan los investigadores de este estudio.
"Estamos tratando de entender más acerca de si el carbono se puede transportar en el interior terrestre a través de los fluidos ricos en agua", explicó el coautor Dimitri Sverjensky, profesor de Ciencias Terrestres y Planetarias en la Universidad Johns Hopkins. Hay un montón de agua en el manto, la capa del planeta se extiende cientos de kilómetros por debajo de la corteza terrestre, pero poco se sabe acerca de cómo se comporta el agua en las condiciones extremas allí, donde las presiones ejecutan centenares de toneladas por pulgada cuadrada y las temperaturas son de más de 1.370 grados centígrados.
Los experimentos que reproducen estas condiciones son muy difíciles de hacer, dijo Giulia Galli, profesor de Química y Física en la Universidad de California en Davis y coautora del artículo. Los geoquímicos tienen modelos para entender la Tierra profunda, pero han carecido de un parámetro crucial para el agua en estas condiciones: la constante dieléctrica, lo que determina la facilidad con que los minerales se disuelven en agua.
"Cuando las personas usan modelos para entender la Tierra, tienen que poner la constante dieléctrica del agua, pero no hay datos en estas profundidades", dijo Galli, que colabora con Sverjensky en el Observatorio de Carbono Profundo, apoyados por la 'Alfred P. Sloan Foundation', que busca entender el papel del carbón en la química y la biología en lo profundo de la Tierra.
Los investigadores han especulado con que el carbono, atrapado en forma de carbonato en las conchas de las criaturas marinas diminutas, se hunde hasta el fondo del océano y se deja llevar en el manto sobre placas de la corteza, luego se recicla y se escapa a través de los volcanes, según Sverjensky. Pero no ha habido ningún mecanismo para explicar cómo esto podría suceder.
Ding Pan, investigador postdoctoral en la Universidad de California en Davis, utilizó simulaciones por ordenador de agua para predecir cómo se comporta el agua bajo extrema presión y temperatura. Las simulaciones mostraron
cambios constantes dieléctricos, por lo que investigadores predijeron que el carbonato de magnesio, que es insoluble en la superficie de la Tierra, al menos parcialmente se disuelve en agua a esa profundidad.
"Se ha pensado que esto sigue siendo sólido, pero encontramos que al menos una parte se puede disolver y podría regresar a la superficie, posiblemente a través de los volcanes --dijo Sverjensky--. En escalas de tiempo geológicas, una gran cantidad de material puede moverse de esta manera". Sverjensky señaló que el trabajo de modelo nuevo es un "primer paso" para la comprensión de cómo el carbono de las profundidades de la Tierra puede volver a la superficie.
Los huracanes se multiplicarán por diez si sube dos grados la temperatura global
Los huracanes se multiplicarán por diez si sube dos grados la temperatura global
La frecuencia de las tormentas extremas o ciclones tropicales aumentará diez veces si la temperatura global sube dos grados centígrados, según los resultados de una nueva investigación del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague, publicados en la revista científica 'Proceedings of the National Academy of Science'.
Los ciclones tropicales surgen sobre superficies calientes del océano con fuerte evaporación y calentamiento del aire. La forma general en el Océano Atlántico y el avance hacia la costa este de Estados Unidos y el Golfo de México.
Si usted quiere tratar de calcular la frecuencia de los ciclones tropicales en un futuro con un clima más cálido global,
Los investigadores han desarrollado varios modelos para calcular la frecuencia de los ciclones con un clima global más cálido: una se basa en las temperaturas marítimas regionales y otra en las diferencias entre las temperaturas del mar regionales y las temperaturas promedio en los océanos tropicales. Pero hay desacuerdo acerca de cuál es mejor.
"En lugar de elegir entre los dos métodos, he optado por utilizar temperaturas de todo el mundo y combinarlas en un único modelo", explica el científico del clima Aslak Grinsted, del Centro para el Hielo y el Clima en el Instituto Niels Bohr en la Universidad de Copenhague, que llevó a cabo la investigación con colegas de China e Inglaterra.
Su sistema tiene en cuenta los diferentes modelos estadísticos y pesos de acuerdo con lo buenos que son para explicar los drásticos incrementos de tormenta. De esta manera, el modelo refleja las relaciones físicas conocidas, por ejemplo, cómo el fenómeno de El Niño afecta a la formación de los ciclones.
Desde 1923, ha habido una oleada de la magnitud del huracán 'Katrina' cada 20 años. "Encontramos que un calentamiento del clima de 0,4 grados centígrados corresponde a una duplicación de la frecuencia de las tormentas extremas como el Katrina para el siguiente un huracán. Con el calentamiento global que hemos tenido durante el siglo XX, ya hemos cruzado el umbral, donde más de la mitad de todos 'Katrinas' se deben al calentamiento global", explica Aslak Grinsted.
"Si la temperatura aumenta un grado adicional, la frecuencia aumentará entre tres y cuatro veces y si el clima global aumenta dos grados, habrá alrededor de diez veces más tormentas extremas. Esto significa que habrá un aumento de las tormentas de la magnitud del 'Katrina' cada dos años", dice Grinsted, quien señala también que el mar aumentará debido al calentamiento global, con consiguientes marejadas peores y potencialmente más destructivas.
Los ciclones tropicales surgen sobre superficies calientes del océano con fuerte evaporación y calentamiento del aire. La forma general en el Océano Atlántico y el avance hacia la costa este de Estados Unidos y el Golfo de México.
Los ciclones tropicales surgen sobre superficies calientes del océano con fuerte evaporación y calentamiento del aire. La forma general en el Océano Atlántico y el avance hacia la costa este de Estados Unidos y el Golfo de México.
Si usted quiere tratar de calcular la frecuencia de los ciclones tropicales en un futuro con un clima más cálido global,
Los investigadores han desarrollado varios modelos para calcular la frecuencia de los ciclones con un clima global más cálido: una se basa en las temperaturas marítimas regionales y otra en las diferencias entre las temperaturas del mar regionales y las temperaturas promedio en los océanos tropicales. Pero hay desacuerdo acerca de cuál es mejor.
"En lugar de elegir entre los dos métodos, he optado por utilizar temperaturas de todo el mundo y combinarlas en un único modelo", explica el científico del clima Aslak Grinsted, del Centro para el Hielo y el Clima en el Instituto Niels Bohr en la Universidad de Copenhague, que llevó a cabo la investigación con colegas de China e Inglaterra.
Su sistema tiene en cuenta los diferentes modelos estadísticos y pesos de acuerdo con lo buenos que son para explicar los drásticos incrementos de tormenta. De esta manera, el modelo refleja las relaciones físicas conocidas, por ejemplo, cómo el fenómeno de El Niño afecta a la formación de los ciclones.
Desde 1923, ha habido una oleada de la magnitud del huracán 'Katrina' cada 20 años. "Encontramos que un calentamiento del clima de 0,4 grados centígrados corresponde a una duplicación de la frecuencia de las tormentas extremas como el Katrina para el siguiente un huracán. Con el calentamiento global que hemos tenido durante el siglo XX, ya hemos cruzado el umbral, donde más de la mitad de todos 'Katrinas' se deben al calentamiento global", explica Aslak Grinsted.
"Si la temperatura aumenta un grado adicional, la frecuencia aumentará entre tres y cuatro veces y si el clima global aumenta dos grados, habrá alrededor de diez veces más tormentas extremas. Esto significa que habrá un aumento de las tormentas de la magnitud del 'Katrina' cada dos años", dice Grinsted, quien señala también que el mar aumentará debido al calentamiento global, con consiguientes marejadas peores y potencialmente más destructivas.
martes, 19 de marzo de 2013
Ciertas algas unicelulares se aprovechan de las demás para proliferar en un ambiente tóxico libre de competidores
Ciertas algas unicelulares se aprovechan de las demás para proliferar en un ambiente tóxico libre de competidores
Engañar a los demás posee indudables para el que lo hace, sea el directivo de un , un político corrupto (si se permite el pleonasmo), un jefe explotador, etc. La sale perdiendo y, sobre todo, sus víctimas. Pero esto no algo exclusivamente humano.
Se ha documentado que muchos animales también engañan a sus , desde esas aves supuestamente emparejadas amorosamente de por vida cuyo macho frecuentemente cuida las crías de otro creyendo que son suyas, a los chimpancés, cuya capacidad de engaño se asemeja demasiado a la humana. Incluso se dan casos de engaño entre las plantas.
Pero quizás lo más sorprendente es que también los seres unicelulares pueden llegar a engañar a sus semejantes. Ya hemos visto en NeoFronteras varios casos de seres unicelulares que engañan a sus semejantes. El problema es explicar cómo se puede llegar a este de comportamiento a través de la evolución en seres tan simples.
Ahora William Driscoll, Jeremiah Hackett y otros investigadores de University of Arizona nos proporcionan otro ejemplo más de engaño microbiano, esta vez en las algas unicelulares Prymnesium parvum. Este microorganismo tóxico perteneciente al grupo de 'algas doradas', denominación debida al pigmento que poseen, tiene como parientes lejanos a las diatomeas. Produce toxinas que reducen la proliferación de algas competidoras en el mismo ecosistema (por ejemplo al eliminar competidoras de la luz del sol), pero, a la vez, este comportamiento amenaza ya las reservas pesqueras.
Aunque en un principio sólo habitaba ecosistemas marinos, está ya en ecosistemas de agua dulce. Como está invadiendo ecosistemas acuáticos en los EE.UU. era y es un importante objetivo de estudio. Estos investigadores aislaron diversas cepas de esta alga y descubrieron que algunas crecían mucho más rápido que las demás al no gastar recursos en la producción de toxinas, pero se veían beneficiadas de la protección proporcionada por las toxinas generadas por las otras que habitan en el mismo medio. Digamos que hay algas que 'engañan' a las demás que son vecinas suyas al aprovecharse de ellas para conseguir una ventaja. Este resultado se suma a otros que alimentan la idea que incluso los microorganismos tiene cierta 'vida social'. Además puede servir para intentar controlar los eventos tóxicos que estas algas pueden producir en el medio.
La producción de toxina sólo tiene sentido si todas lo hacen, pues las que no lo hagan tienen una ventaja reproductiva sobre las que sí lo hacen, pues gastan recursos en ello y tarde o temprano estas segundas terminarían por desaparecer. Recordemos que la toxina se difunde en el medio y todas se benefician de ella. La cooperación entre algas se tendría que venir abajo en estas circunstancias, pero esto no ocurre. ¿Por qué no sucede?
Bajo el microscopio se ha llegado a observar cómo estas algas tóxicas atacan activamente a otras competidoras, rodeándolas y descargando sobre ellas toxinas. Una vez inmovilizada la presa se la 'comen'. Quizás la toxina apareció sólo para garantizar este tipo de comportamiento de 'serpiente de cascabel', sólo para ser usada en determinados momentos. Su difusión en el agua quizás sea un efecto secundario.
Estos investigadores cultivaron dos cepas, una tóxica y otra no, en los mismos recipientes y pudieron ver oscilaciones entre las dos poblaciones. Cuando una tenía éxito la otra decaía y viceversa. Si hay suficientes nutrientes en el agua las algas usan la fotosíntesis para conseguir energía, pero cuando escasean los nutrientes empiezan a buscar presas y atacarlas con toxinas. Pero según lo observado, tan pronto como los nutrientes escasean la población tóxica deja de crecer y las aprovechadas se multiplican. Estos investigadores creen que este comportamiento aprovechado puede ser una adaptación al estilo de vida cíclico del alga, que está sujeto a explosiones de la población.
Durante estas explosiones se mata a las competidoras, pero también a las presas, por lo que no hay muchas razones para seguir produciendo toxinas y además perseguir a presas inexistentes. Es mejor dejar de invertir en la producción de toxinas y simplemente multiplicarse. Según estos investigadores, este caso ilustra lo poco que se sabe sobre ecología microbiana.
En este caso han encontrado algunos genes relacionados con la regulación del estrés en las variedades de algas 'aprovechadas'. Muchos de los genes todavía no se han estudiado y suponen una novedad, especialmente los relacionados con la producción toxinas. El problema es que todavía no se ha secuenciado el genoma de estos microorganismos, por lo que todavía es un misterio. Muchos genes son novedades sobre los que se desconoce su función.
Estos investigadores esperan cautamente poder aplicar los conocimientos que extraigan de la fisiología, genética y ecología de estos seres para el control de la especie en el medio ambiente y así evitar eventos tóxicos.
Es ahora cuando se empieza a estudiar la cooperación entre microorganismos y cómo ésta se mantiene. Hace cientos de millones de años se produjo una cooperación tal que finalmente dio lugar a los seres multicelulares. Cuando esta cooperación falla pueden darse fenómenos como el cáncer, en el que unas células van por libre y proliferan a costa de las demás. El caso de las algas tiene ciertas semejanzas con el cáncer, aunque no es lo mismo, pero puede ayudar a pensar sobre el problema.
17/02/13
MADRI+D
Se ha documentado que muchos animales también engañan a sus , desde esas aves supuestamente emparejadas amorosamente de por vida cuyo macho frecuentemente cuida las crías de otro creyendo que son suyas, a los chimpancés, cuya capacidad de engaño se asemeja demasiado a la humana. Incluso se dan casos de engaño entre las plantas.
Pero quizás lo más sorprendente es que también los seres unicelulares pueden llegar a engañar a sus semejantes. Ya hemos visto en NeoFronteras varios casos de seres unicelulares que engañan a sus semejantes. El problema es explicar cómo se puede llegar a este de comportamiento a través de la evolución en seres tan simples.
Ahora William Driscoll, Jeremiah Hackett y otros investigadores de University of Arizona nos proporcionan otro ejemplo más de engaño microbiano, esta vez en las algas unicelulares Prymnesium parvum. Este microorganismo tóxico perteneciente al grupo de 'algas doradas', denominación debida al pigmento que poseen, tiene como parientes lejanos a las diatomeas. Produce toxinas que reducen la proliferación de algas competidoras en el mismo ecosistema (por ejemplo al eliminar competidoras de la luz del sol), pero, a la vez, este comportamiento amenaza ya las reservas pesqueras.
Aunque en un principio sólo habitaba ecosistemas marinos, está ya en ecosistemas de agua dulce. Como está invadiendo ecosistemas acuáticos en los EE.UU. era y es un importante objetivo de estudio. Estos investigadores aislaron diversas cepas de esta alga y descubrieron que algunas crecían mucho más rápido que las demás al no gastar recursos en la producción de toxinas, pero se veían beneficiadas de la protección proporcionada por las toxinas generadas por las otras que habitan en el mismo medio. Digamos que hay algas que 'engañan' a las demás que son vecinas suyas al aprovecharse de ellas para conseguir una ventaja. Este resultado se suma a otros que alimentan la idea que incluso los microorganismos tiene cierta 'vida social'. Además puede servir para intentar controlar los eventos tóxicos que estas algas pueden producir en el medio.
La producción de toxina sólo tiene sentido si todas lo hacen, pues las que no lo hagan tienen una ventaja reproductiva sobre las que sí lo hacen, pues gastan recursos en ello y tarde o temprano estas segundas terminarían por desaparecer. Recordemos que la toxina se difunde en el medio y todas se benefician de ella. La cooperación entre algas se tendría que venir abajo en estas circunstancias, pero esto no ocurre. ¿Por qué no sucede?
Bajo el microscopio se ha llegado a observar cómo estas algas tóxicas atacan activamente a otras competidoras, rodeándolas y descargando sobre ellas toxinas. Una vez inmovilizada la presa se la 'comen'. Quizás la toxina apareció sólo para garantizar este tipo de comportamiento de 'serpiente de cascabel', sólo para ser usada en determinados momentos. Su difusión en el agua quizás sea un efecto secundario.
Estos investigadores cultivaron dos cepas, una tóxica y otra no, en los mismos recipientes y pudieron ver oscilaciones entre las dos poblaciones. Cuando una tenía éxito la otra decaía y viceversa. Si hay suficientes nutrientes en el agua las algas usan la fotosíntesis para conseguir energía, pero cuando escasean los nutrientes empiezan a buscar presas y atacarlas con toxinas. Pero según lo observado, tan pronto como los nutrientes escasean la población tóxica deja de crecer y las aprovechadas se multiplican. Estos investigadores creen que este comportamiento aprovechado puede ser una adaptación al estilo de vida cíclico del alga, que está sujeto a explosiones de la población.
Durante estas explosiones se mata a las competidoras, pero también a las presas, por lo que no hay muchas razones para seguir produciendo toxinas y además perseguir a presas inexistentes. Es mejor dejar de invertir en la producción de toxinas y simplemente multiplicarse. Según estos investigadores, este caso ilustra lo poco que se sabe sobre ecología microbiana.
En este caso han encontrado algunos genes relacionados con la regulación del estrés en las variedades de algas 'aprovechadas'. Muchos de los genes todavía no se han estudiado y suponen una novedad, especialmente los relacionados con la producción toxinas. El problema es que todavía no se ha secuenciado el genoma de estos microorganismos, por lo que todavía es un misterio. Muchos genes son novedades sobre los que se desconoce su función.
Estos investigadores esperan cautamente poder aplicar los conocimientos que extraigan de la fisiología, genética y ecología de estos seres para el control de la especie en el medio ambiente y así evitar eventos tóxicos.
Es ahora cuando se empieza a estudiar la cooperación entre microorganismos y cómo ésta se mantiene. Hace cientos de millones de años se produjo una cooperación tal que finalmente dio lugar a los seres multicelulares. Cuando esta cooperación falla pueden darse fenómenos como el cáncer, en el que unas células van por libre y proliferan a costa de las demás. El caso de las algas tiene ciertas semejanzas con el cáncer, aunque no es lo mismo, pero puede ayudar a pensar sobre el problema.
17/02/13
MADRI+D
Engañar a los demás posee indudables para el que lo hace, sea el directivo de un , un político corrupto (si se permite el pleonasmo), un jefe explotador, etc. La sale perdiendo y, sobre todo, sus víctimas. Pero esto no algo exclusivamente humano.
Se ha documentado que muchos animales también engañan a sus ,
desde esas aves supuestamente emparejadas amorosamente de por vida cuyo
macho frecuentemente cuida las crías de otro creyendo que son suyas, a
los chimpancés, cuya capacidad de engaño se asemeja demasiado a la
humana. Incluso se dan casos de engaño entre las plantas.
Pero quizás lo más sorprendente es que también los seres unicelulares
pueden llegar a engañar a sus semejantes. Ya hemos visto en
NeoFronteras varios casos de seres unicelulares que engañan a sus
semejantes. El problema es explicar cómo se puede llegar a este de comportamiento a través de la evolución en seres tan simples.
Ahora William Driscoll, Jeremiah Hackett y otros investigadores de
University of Arizona nos proporcionan otro ejemplo más de engaño
microbiano, esta vez en las algas unicelulares Prymnesium parvum. Este
microorganismo tóxico perteneciente al grupo de 'algas doradas',
denominación debida al pigmento que poseen, tiene como parientes lejanos
a las diatomeas. Produce toxinas que reducen la proliferación de algas
competidoras en el mismo ecosistema (por ejemplo al eliminar
competidoras de la luz del sol), pero, a la vez, este comportamiento
amenaza ya las reservas pesqueras.
Aunque en un principio sólo habitaba ecosistemas marinos, está ya en
ecosistemas de agua dulce. Como está invadiendo ecosistemas acuáticos en
los EE.UU. era y es un importante objetivo de estudio. Estos
investigadores aislaron diversas cepas de esta alga y descubrieron que
algunas crecían mucho más rápido que las demás al no gastar recursos en
la producción de toxinas, pero se veían beneficiadas de la protección
proporcionada por las toxinas generadas por las otras que habitan en el
mismo medio. Digamos que hay algas que 'engañan' a las demás que son
vecinas suyas al aprovecharse de ellas para conseguir una ventaja. Este
resultado se suma a otros que alimentan la idea que incluso los
microorganismos tiene cierta 'vida social'. Además puede servir para
intentar controlar los eventos tóxicos que estas algas pueden producir
en el medio.
La producción de toxina sólo tiene sentido si todas lo hacen, pues
las que no lo hagan tienen una ventaja reproductiva sobre las que sí lo
hacen, pues gastan recursos en ello y tarde o temprano estas segundas
terminarían por desaparecer. Recordemos que la toxina se difunde en el
medio y todas se benefician de ella. La cooperación entre algas se
tendría que venir abajo en estas circunstancias, pero esto no ocurre.
¿Por qué no sucede?
Bajo el microscopio se ha llegado a observar cómo estas algas tóxicas
atacan activamente a otras competidoras, rodeándolas y descargando
sobre ellas toxinas. Una vez inmovilizada la presa se la 'comen'. Quizás
la toxina apareció sólo para garantizar este tipo de comportamiento de
'serpiente de cascabel', sólo para ser usada en determinados momentos.
Su difusión en el agua quizás sea un efecto secundario.
Estos investigadores cultivaron dos cepas, una tóxica y otra no, en
los mismos recipientes y pudieron ver oscilaciones entre las dos
poblaciones. Cuando una tenía éxito la otra decaía y viceversa. Si hay
suficientes nutrientes en el agua las algas usan la fotosíntesis para
conseguir energía, pero cuando escasean los nutrientes empiezan a buscar
presas y atacarlas con toxinas. Pero según lo observado, tan pronto
como los nutrientes escasean la población tóxica deja de crecer y las
aprovechadas se multiplican. Estos investigadores creen que este
comportamiento aprovechado puede ser una adaptación al estilo de vida
cíclico del alga, que está sujeto a explosiones de la población.
Durante estas explosiones se mata a las competidoras, pero también a
las presas, por lo que no hay muchas razones para seguir produciendo
toxinas y además perseguir a presas inexistentes. Es mejor dejar de
invertir en la producción de toxinas y simplemente multiplicarse. Según
estos investigadores, este caso ilustra lo poco que se sabe sobre
ecología microbiana.
En este caso han encontrado algunos genes relacionados con la
regulación del estrés en las variedades de algas 'aprovechadas'. Muchos
de los genes todavía no se han estudiado y suponen una novedad,
especialmente los relacionados con la producción toxinas. El problema es
que todavía no se ha secuenciado el genoma de estos microorganismos,
por lo que todavía es un misterio. Muchos genes son novedades sobre los
que se desconoce su función.
Estos investigadores esperan cautamente poder aplicar los
conocimientos que extraigan de la fisiología, genética y ecología de
estos seres para el control de la especie en el medio ambiente y así
evitar eventos tóxicos.
Es ahora cuando se empieza a estudiar la cooperación entre
microorganismos y cómo ésta se mantiene. Hace cientos de millones de
años se produjo una cooperación tal que finalmente dio lugar a los seres
multicelulares. Cuando esta cooperación falla pueden darse fenómenos
como el cáncer, en el que unas células van por libre y proliferan a
costa de las demás. El caso de las algas tiene ciertas semejanzas con el
cáncer, aunque no es lo mismo, pero puede ayudar a pensar sobre el
problema.
17/02/13
MADRI+D
MADRI+D
El agar-agar, la medicina dese el fondo del mar
El agar-agar, la medicina dese el fondo del mar
No sólo por sus propiedades
para nuestra salud, sino por sus amplias posibilidades en el cocina, el
agar-agar viene dispuesto a instaurarse en nuestras vidas.
Beatriz Fuentes Con el nombre de agar-agar, palabra
de origen malayo, se conoce a una sustancia de color blanco-crema que se
extrae de distintos tipos de algas rojas, que viven en el Océano
Atlántico, aunque también se las puede encontrar en el Mar Cantábrico y
el Océano Pacífico. Desde hace siglos ha sido muy utilizada en Japón y
todo Oriente por ser un excelente reemplazo de las gelatinas
tradicionales.
Mediante un proceso de secado y pulverización, este
gel representa una alternativa vegetal a las gelatinas de origen animal.
El poder espesante de esta sustancia es superior en con el agua, por lo que llega a aumentar varias veces su volumen.
Beneficios nutricionales
Por un lado, el agar-agar es un alimento muy rico en
fibra, que ayuda a regular el tránsito intestinal de manera suave, sin
los efectos irritantes asociados a los laxantes.
Por otro, la capacidad para incrementar su volumen
por absorción de agua es tan elevada, que el polvo de agar acaba dando
como resultado alimentos o salsas bajas en calorías, ideales para
regímenes de adelgazamiento.
Pese a su aporte calórico casi nulo (3 calorías por
gramo), el agar-agar proporciona importantes cantidades de: hierro, que
ayuda a prevenir estados carenciales y algunos tipos de anemia; de
fósforo, indispensable para la memoria, para el
nervioso en general y para la correcta transformación de los azúcares
en energía a nivel muscular; de magnesio, anticancerígeno a nivel
preventivo y un arma eficaz para combatir la fatiga tanto física como
mental; yodo, como sucede con todas las algas, mineral que previene el
hipotiroidismo; y en menor medida, calcio, necesario para prevenir la
osteoporosis y para favorecer la correcta de huesos y dentadura durante los periodos de crecimiento.
A sus propiedades desde el punto de vista
nutricional, debe sumársele el hecho de ser un alimento de fácil
digestión, adecuado para personas de todas las edades, desde enfermos o
niños hasta deportistas. El agar-agar, una vez cocinado, ayuda a
prevenir la deshidratación por la cantidad de agua que retiene, y
dificulta la absorción del colesterol de los alimentos. También las
personas que sufren de gastritis o de úlceras de estómago pueden
encontrar un gran alivio en esta sustancia, porque neutraliza los ácidos
de los jugos gástricos.
Posibilidades en la cocina
Como en muchas otras cosas los Orientales fueron los
primeros en incluirlos en su cocina, de hecho su nombre en Japón es
Kanten, que hace al método artesano de producción a través de la congelación-descongelación natural.
El agar-agar es muy utilizado para la cocina
naturista, porque aunque no tenga sabor, espesa y estabiliza las cremas,
mousses, rellenos, helados, salsas, postres y flanes, entre otros
alimentos. Se puede encontrar en diferentes presentaciones: en copos,
tiras, barras o en polvo. El que contiene mayor proporción de fibra
natural y más fácil de utilizar en la cocina es el agar-agar en polvo y
copos.
¿Cómo usar el agar-agar?
Las posibilidades de este producto son muy variadas y su es muy sencilla:
1. Disolver un poco de agar-agar en agua (o el líquido que vayas a utilizar en tu receta)
2. Llevarlo a ebullición y déjalo cocer durante un minuto
3. Añadirlo a la receta
4. El agar-agar se convertirá en gelatina cuando su temperatura baje a 40 grados centígrados.
17/03/13
CASCARA AMARGA.ES
Delfines en la mesa de autopsias
Delfines en la mesa de autopsias
Cada año cientos de cetáceos, grandes y pequeños,
quedan varados en las costas españolas, sobre todo entre los meses de
febrero y junio, momento de las migraciones. La mayoría de las veces
quedan en el olvido, salvo para los científicos. A cada mamífero
encontrado muerto se le practica una necropsia. El análisis no solo
determina la causa de la muerte, también ayuda a evaluar la salud de los
océanos.
De la sala de necropsia asoma un olor intenso y hediondo, indescriptible para una nariz inexperta. “Huele a pescadería”, dice de los veterinarios al entrar en este espacio de la de Veterinaria de la de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). En el el hedor es mayor y casi podría palparse en el aire.
Sobre la
de necropsias, un delfín, varado en la isla de Fuerteventura y en un
estado avanzado de descomposición, yace muerto sin cabeza, ni parte de
su aleta dorsal, ni órganos, con la piel despellejada. Los futuros
veterinarios llevan horas diseccionando el cadáver bajo la supervisión
de Antonio J. Fernández Rodríguez, director del Instituto Universitario
de Sanidad Animal (IUSA) de la ULPGC, y uno de los mayores expertos del
mundo en varamientos. Unas horas más tarde ya pueden confirmar la causa
de la muerte.
“El delfín ha muerto por interacción con artes de
pesca. Tenía varios golpes y presentaba signos de enfermedad”, explica a
SINC Fernández Rodríguez. Por esta sala de la facultad pasan todo tipo
de animales desde vacas, camellos, hasta cocodrilos y ballenas, que son
sometidos a un análisis forense y estudiados en laboratorio como si de
un CSI de cetáceos se tratara.
“En Canarias no tenemos mucho ganado, pero sí
animales marinos, y de ahí nuestra investigación. Es una de las ventajas
de estar a poco más de 300 metros del mar”, señala el catedrático de la
ULPGC que lidera este instituto de referencia mundial. En los últimos
15 años en el IUSA se han practicado necropsias a más de mil cetáceos.
En las islas del archipiélago canario quedan varados
unos 60 animales cada año. Muchos mueren por causas naturales, pero
“hasta 2005, un tercio de las muertes tenían que ver con la actividad
humana”, apunta el patólogo.
Sin embargo, desde que se estableció la moratoria
para prohibir la utilización de sonares militares antisubmarinos de alta
intensidad y media frecuencia en 2004, no se han producido varamientos
masivos –sobre todo de zifios (Ziphiidae), la familia más afectada–. “En
2013 ha disminuido la mortalidad relacionada con la actividad humana
hasta un 25 %”, precisa el investigador.
El Cantábrico, lugar de varamientos
El porcentaje aumenta en las costas del Cantábrico,
que son testigo de unos 450 varamientos anuales. “Este arco
atlántico-cantábrico es la zona con más abundancia de animales varados
en España. En el área mediterránea son más escasos”, revela a SINC Luis
Laria, presidente de la Coordinadora para el Estudio y Protección de las
Especies Marinas (CEPESMA) y miembro de la Sociedad Española de
Cetáceos (SEC).
Según el experto, al menos el 50 % de las muertes de
pequeños y medianos cetáceos varados se produce por la interacción con
humanos, sobre todo, con la actividad pesquera. A esto se añade el
problema de los parásitos, que afectan al 90% de estos mamíferos.
“Hay una parasitación extraordinaria en el medio
marino y termina provocando en los cetáceos alteraciones muy graves que
dañan sus estómagos, intestinos, masas musculares y vísceras –hígado,
pulmón y corazón–”, detalla Laria. Uno de los parásitos más comunes es
el anisakis. Para el científico, cuando los profesionales del mar
limpian el pescado y tiran las vísceras contaminadas al mar, “se produce
un proceso multiplicador de la contaminación”.
Pero las necropsias permiten determinar otras causas,
como las colisiones con barcos. “En Canarias se producen una o dos al
año”, apunta Fernández Rodríguez. Según Marisa Tejedor, investigadora en
la Sociedad para el Estudio de los Cetáceos en el Archipiélago Canario
(SECAC), el tráfico marítimo, especialmente las embarcaciones de alta
velocidad, son la mayor amenaza para especies como el cachalote.
“De 1985 a 2012 se han documentado 64 casos de
muertes por colisión, de los que 61 se han registrado desde la
introducción de los fast ferries en 1991”, apunta a SINC Tejedor. En 37
de los casos se trataba de cachalotes y la mayoría eran crías. “Esta
mortalidad podría estar infraestimada”, advierte la experta. Las
corrientes marinas, el hundimiento de los cadáveres y el carroñeo no
siempre posibilitan la llegada de los cuerpos a la costa.
Las autopsias también consideran las enfermedades
infecciosas como la producida por morbillivirus, que es responsable de
un alto porcentaje de la muerte de cetáceos. Sin embargo, “no hay que
olvidar factores de deterioro medioambiental, difíciles de medir”,
declara Fernández Rodríguez.
Un pez llamado plástico
Los problemas por contaminación causan entre el 8 % y
el 10 % de los varamientos en el norte peninsular. La presencia de
plásticos en ballenatos de Cuvier (Ziphius cavirostris), calderones
(Grampus griseus) y cachalotes (Physeter macrocephalus) es la causa más
común. En total, unas 250 especies de animales marinos se han visto
afectadas.
En la provincia de Las Palmas, la muerte por ingesta
de estos materiales representa el 1 %, pero “se han dado muchos casos de
presencia de plásticos”, recalca la científica del SECAC. En otras
aguas, más contaminadas, las necropsias son abrumadoras y evidencian la
cantidad de residuos que nadan en los mares españoles.
“El mamífero los caza pensando que son calamares, y
como la cantidad de estos residuos en aguas del Mediterráneo occidental
es muy importante, puede ocurrir a menudo”, explica a SINC Renaud de
Stephanis, investigador en el Grupo de Ecología Marina Aplicada (GEMA)
de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC).
Es lo que le ocurrió a un cachalote de 4.500 kilos,
varado en marzo de 2012 en una playa granadina. Los investigadores
hallaron una gran masa compacta de plásticos en el primer compartimento
del estómago, pero no encontraron restos frescos de calamares, y sus
intestinos estaban vacíos. Había muerto por una ruptura gástrica tras
inanición.
“Este animal podría tener alrededor de 10 años y
medía unos 10 metros de largo; con tan solo ingerir medio kilo al año,
se produciría un colapso pasado un tiempo”, informa De Stephanis, autor
principal del estudio, que documenta este cuarto caso en el mundo de
muerte de un cachalote por ingesta de residuos. El suyo es aún un caso
aislado en el Mediterráneo.
La novedad del artículo, que se publicará próximamente en la revista Marine Pollution Bulletin,
es que se trata de la primera vez que la ingesta de plásticos se puede
relacionar con restos de actividades agrícolas. Entre plásticos de
invernadero (un total de 26), cuerdas (9 metros), bolsas negras de
cultivo, macetas, mangueras y otros deshechos como tubos de helados,
garrafas y bolsos, el cachalote ingirió un total de 17,9 kilos de
residuos.
El doloroso final de este cachalote es compartido por
otros mamíferos marinos. Los técnicos del CEPESMA encontraron 7,5
kilogramos de plásticos en un zifio, “el gran barrendero del océano, ya
que se sumerge a más de 1.000 metros de profundidad. En su intestino y
estómago los plásticos estaban embutidos como si fueran carne”, declara
su presidente Luis Laria, que se ha encontrado botes de refresco,
bolígrafos, sacos de transporte de patatas y todo tipo de plásticos,
incluso rígidos, dentro de los animales.
Desde Canarias, los investigadores recuerdan cómo en
enero de 2007 más de 50 bolsas de plástico típicas de supermercado y
bolsas negras de basura obstruyeron el pequeño estómago de un delfín
moteado (Stenella frontalis), de poco más de metro y medio de longitud, y le provocaron la muerte.
Una vez realizada la autopsia, los cadáveres son
enterrados y en muchos casos “sus huesos se recuperan para el montaje de
esqueletos de delfines y ballenas”, explica el catedrático de la ULPGC.
Los restos terminan en museos. Pero este no es el destino de todos los
que quedan varados. Algunos sobreviven.
A pesar de contar con escasas instalaciones y pocos
medios en general, hay pequeños 'milagros'. En 2012, el CEPESMA logró
recuperar con éxito seis delfines, dos cachalotes pigmeos y una tortuga
de 200 kilos. Cuando esto ocurre, se avisa a los equipos de avistamiento
para identificar grupos de la misma especie y así liberarlos mar
adentro con sus congéneres. Ahí acaba su relación con los humanos, salvo
que vuelvan a quedar varados en alguna playa y, esta vez, acaben en una
sala de necropsia.
En general, cuando los mamíferos marinos sienten que van a
morir, se acercan a la costa porque es una zona de mayor protección
para ellos. Tras recibir la llamada del servicio de emergencias 112, de
la Guardia Civil o incluso de particulares, los científicos acuden al
lugar de varamiento. En Canarias la compañía aérea Binter colabora en el
desplazamiento entre islas de los expertos de la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria.
Volver a introducir a los animales al mar no es
siempre una ayuda. “Hay que intentarlo, pero si el animal vuelve
rápidamente a la playa, el siguiente paso es trasladarlo a algún centro,
o aplicarle la eutanasia directa, que acaba con su sufrimiento”,
puntualiza Marisa Tejedor, investigadora en la Sociedad para el Estudio
de los Cetáceos en el Archipiélago Canario (SECAC).
Solo un 3,5% de los cetáceos sobrevive al varamiento
en el Cantábrico. En Canarias varan vivos uno o dos animales al año. En
el 90 % de los casos están enfermos o en estado grave y podrían ser
portadores de patógenos que afectarían a otros mamíferos marinos y, en
escasas ocasiones, a humanos.
Además, los mamíferos marinos tienen un sistema
respiratorio muy diferente. “Nosotros inhalamos aire automáticamente,
pero los delfines pueden bloquear su sistema respiratorio, su
respiración es voluntaria”, concreta Laria.
Son animales muy sensibles al estrés, por lo que en
algunos casos “intentar salvarlos puede ser peor”, dice Fernández
Rodríguez. Los expertos dedican las primeras 24 horas, día y noche, a
asistir al animal en el medio natural, cerca de donde ha quedado varado,
para no empeorar su situación. “En el caso de que el ejemplar en esas
horas no se recupere, es difícil que lo haga más adelante”, lamenta
Laria. Además, un cetáceo con problemas neurológicos “no tiene
posibilidades de sobrevivir”.
Ante un animal muy enfermo, los veterinarios optan
por la eutanasia, aunque aún se desconocen las medidas medicamentosas,
tranquilizadoras, preventivas y terapéuticas idóneas para cada una de
las especies. “Si navega y parece recuperarse se le traslada a una
piscina hasta las 48 horas siguientes”, indica el investigador de la
ULPGC. Pero la mayoría no sobrevive más de dos días. “Suelen presentar
enfermedades que en cetáceos aún no pueden solucionarse a tiempo”,
subraya Tejedor.
Adeline Marcos
14/03/13
SINC
Secuencian el genoma del alga roja de Irlanda
Secuencian el genoma del alga roja de Irlanda
Un internacional de científicos ha secuenciado el genoma del alga roja o musgo de Irlanda (Chondrus crispus).
"Ahora conocemos más cosas de su funcionamiento, sus biomoléculas y la
evolución de las plantas y las algas", explican los expertos del Centro
de de Regulación Genómica que colaboran en la investigación. Los
resultados se publican esta en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
Paseando por la zona rocosa intermareal de la costa
podemos ver un paisaje fascinante a menudo dominado por algas de
diferentes tipos. Es un ambiente lleno de fantásticos descubrimientos
como las enigmáticas algas marinas. Aunque no tengan flores, no falta
color entre las algas. El color verde, más común en el césped y las
hierbas, aquí es sustituido por el rojo y el marrón. Son las algas rojas
las que causan este efecto.
En la evolución, estas algas son un grupo hermano de
todas las plantas verdes y algas con quien comparten un ancestro común
hace 1.500 millones de años. "En comparación con las plantas verdes,
sabemos muy poco de las algas rojas. Para conocer algo más de estas
misteriosas plantas, un consorcio internacional ha analizado el genoma
de Chondrus crispus,
o musgo de Irlanda", aseguran los investigadores del Centro de de
Regulación Genómica (CRG) que participan el proyecto que ha secuenciado
el genoma de esta alga.
“Lo que hemos descubierto al analizar el genoma es
que las algas rojas son muy diferentes a sus parientes verdes: tienen
menos genes que la mayoría de sus relativos verdes, los genes son más
compactos y hay muchos genes que no se encuentran en ambos grupos”,
explica Jonas Collén, investigador principal del proyecto en la Estación
Biológica de Roscoff (Francia). La secuenciación del genoma ha ayudado
también a conocer la evolución de las plantas.
El consorcio internacional de esta investigación está
liderado por la Estación Biológica de Roscoff en Brittany,
que pertenece al Centre national de la recherche scientifique (CNRS) y a la Université Pierre et Marie Curie
(UPMC). El genoma se secuenció y anotó en el Centro Nacional de
Secuenciación de Francia, Genoscope. En España, investigadores del Centro de Regulación Genómica (CRG) han contribuido en el comparativo de este nuevo genoma secuenciado comparándolo con otros genomas de plantas y algas existentes.
Peculiaridades de este ser vivo acuático
Chondrus
crispus es una alga roja de cerca de 20 cm que a menudo se encuentra en
la costa rocosa del Atlántico norte pero también a lo largo de toda la
Europea y al sur de España. Esta especie se utiliza para cocinar un
postre típico que se elabora hirviendo el musgo de Irlanda con leche y
azúcar.
El compuesto que espesa la leche, el carragaén, se
utiliza a menudo en la industria alimentaria (E407) en productos como
los helados o el pudín. En general, las algas rojas se utilizan para la
alimentación y como espesante, y representan un de negocio de cerca de 2.000 millones de dólares americanos al año.
“Una de las cuestiones más importantes que hemos
abordado con este proyecto ha sido identificar qué genes de las algas
rojas se pueden encontrar también en otras especies. Existen linajes
completos de organismos protozoarios que establecieron relaciones de
simbiosis con los ancestros de Chondrus y se cree que ello les permitió adquirir nuevos genes”, añade Toni Gabaldón, jefe del grupo Genómica Comparativa en el CRG.
Los resultados de la investigación sugieren que las
algas rojas pasaron por un cuello de botella durante su evolución,
perdiendo muchos de sus genes y reduciendo su tamaño. "Las plantas
terrestres de hoy y los árboles son verdes, sin este cuello de botella,
quién sabe si hoy nuestros árboles y plantas serían rojos...", señalan
los científicos.
El genoma también ayuda a comprender la relación
entre las algas rojas y el resto de organismos, cómo viven en su
ambiente y cómo producen sus biomoléculas, por ejemplo, el carragaén.
También acelera los esfuerzos para comprender la biología de estos
organismos.
El consorcio de Chondrus
incluye laboratorios de Francia, Alemania, el Reino Unido, la República
Checa, España, Egipto, Noruega y Grecia. Genoscope ha aportado la
mayoría de la financiación, apoyo informático y de secuenciación.
Referencia bibliográfica:
Jonas Collén, Betina Porcel, Wilfrid Carré, Steven G.
Ball, Cristian Chaparro, Thierry Tonon, Tristan Barbeyron, Gurvan
Michel, Benjamin Noel, Klaus Valentin, Marek Elias, François
Artiguenave, Alok Arun, Jean-Marc Aury, José F. Barbosa-Neto, John H.
Bothwell, François-Yves Bouget, Loraine Brillet, Francisco
Cabello-Hurtado, Salvador Capella-Gutiérrez, Bénédicte Charrier, Lionel
Cladière, J. Mark Cock, Susana M. Coelho, Christophe Colleoni, Mirjam
Czjzek, Corinne Da Silva, Ludovic Delage, France Denoeud, Philippe
Deschamps, Simon M. Dittami, Toni Gabaldón, Claire M. M. Gachon, Agnès
Groisillier, Cécile Hervé, Kamel Jabbari, Michael Katinka, Bernard
Kloareg, Nathalie Kowalczyk, Karine Labadie, Catherine Leblanc, Pascal
J. Lopez, Deirdre H. McLachlan, Laurence Meslet-Cladiere, Ahmed
Moustafa, Zofia Nehr, Pi Nyvall Collén, Olivier Panaud, Frédéric
Partensky, Julie Poulain, Stefan A. Rensing, Sylvie Rousvoal, Gaelle
Samson, Aikaterini Symeonidi, Jean Weissenbach, Antonios Zambounis,
Patrick Wincker and Catherine Boyen, "Genome structure and metabolic
features in the red seaweed Chondrus crispus shed light on evolution of the Archaeplastida". Proceedings of the Natural Academy of Sciences (PNAS). Publicado online la semana del 11 de marzo de 2013
Fuente: Centro de de Regulación Genómica
14/03/13
SINC
La vida bulle en la sima del mundo
La vida bulle en la sima del mundo
La actividad microbiana en el ‘abismo Challenger’ sorprende a los geólogos
Archivado en:
How deep is the ocean?, preguntaba la canción del gran Irving Berlin
tal vez sin esperar respuesta. ¿Cuán profundo es el océano? Depende de
donde mires. El promedio son 3.700 metros, y hay cotas mucho más
profundas como las zonas abisales que alcanzan los 6.000 metros, donde
apenas llega la luz del sol y los peces son ciegos y horribles.
Pero nada hay más profundo que el abismo Challenger, una sima que
daría vértigo de estar en tierra firme, situada en la fosa oceánica de
las Marianas a medio camino entre Australia y Japón, y que ostenta la
marca mundial con 11 kilómetros de profundidad. Esa es seguramente la
respuesta que esperaba Berlin. Y ni siquiera allí podría el deprimido
compositor haber escapado de la ebullición de la vida, según acaban de
revelar las últimas investigaciones sobre esos bajísimos fondos.
El geólogo Ronnie Glud y sus colegas de la Universidad del Sur de
Dinamarca, el Instituto Marino Escocés, el Centro de Investigación
Climática de Groenlandia, el Instituto Max Planck de Microbiología
Marina y la Agencia Japonesa de Ciencia y Tecnología Marina y Terrestre
han medido por primera vez la actividad biológica del abismo Challenger,
y han descubierto un hecho inesperado. Tal y como muestran en Nature
Geoscience, la vida microbiana exhibe allí el doble de dinamismo que
5.000 metros más arriba. Algo bulle en la sima del mundo.
La vida en una columna de océano —desde la superficie hasta el fondo—
depende casi por entero de los microorganismos que flotan en su
superficie (el plancton). Las bacterias y algas microscópicas que viven
allí son las que más eficazmente pueden alimentarse de la luz solar, y
esa energía es la que, en último término, acaba nutriendo a todos los de
más abajo, empezando por los peces y crustáceos que directamente se los
comen.
Los excrementos resultantes emprenden una odisea descendente en la
que cada paso de digestión microbiana va alimentando al microbio de más
abajo, como en la fábula del sabio que comía hierba. Lo que llega al
fondo del mar después de todo ese expolio es poco más que nada, y así
parecían confirmarlo los resultados obtenidos hasta ahora. Pero apenas
había datos sobre las simas del mundo, y en particular sobre el abismo
Challenger.
Glud y sus colegas han utilizado un innovador batiscafo, o
instrumento científico sumergible (lander) diseñado para resistir las
altas presiones que reinan a 11 kilómetros de profundidad. El aparato va
equipado con unos microsensores que han medido el consumo de oxígeno en
el fondo marino.
Esta es una medida esencial del metabolismo microbiano, y por tanto
ofrece una medida fiable del grado de actividad biológica en ese
entorno. Como control, han medido lo mismo 5.000 metros más arriba (es
decir, a solo 6.000 metros de profundidad). El resultado, por completo
inesperado, fue que la actividad biológica en el abismo Challenger
duplicaba la del control, pese a que este estaba cinco kilómetros más
arriba. Parece violar el principio de la odisea descendente: que cuanto
más abajo más degradada está la energía original que obtuvo de la luz
solar el plancton de la superficie.
Como todo descubrimiento, el de Glud plantea más preguntas que
respuestas. ¿Por qué rayos tiene que haber más actividad biológica en el
fondo del mundo que a profundidades meramente abisales? Los autores
conjeturan que la fosa de las Marianas, a la que pertenece el abismo
Challenger, actúa como una “trampa natural de sedimentos”.
Eric Epping, del Instituto Real Holandés de Investigación Marina, no
ha podido evitar meterle el dedo en el ojo al director de cine James
Cameron. “La ventana de su submarino debió haberse empañado por la
excitación cuando Cameron dijo en su documental que la fosa de las
Marianas era un lugar estéril similar a un desierto”. Tiene mala uva,
pero lo dice en Nature Geoscience.
viernes, 15 de marzo de 2013
Los delfines se llaman por su «nombre»
Los delfines se llaman por su «nombre»
Cada
individuo se distingue por un silbido especial que otros ejemplares muy
allegados repiten cuando quieren ponerse en contacto.
Cada delfín mular tiene su propio silbido, un tono alto similar a un
«ñiiii» con el que avisa a sus congéneres de que está presente. Es su
presentación. Ahora, científicos de la
de St. Andrews en Escocia (Reino Unido) han descubierto que los
delfines pueden imitar el silbido o chirrido particular de otro para
llamarle, lo cual se parece mucho a cuando una persona dice el nombre de
otra. El hallazgo, publicado en la revista Proceedings of the Royal
Society B, podría ayudar a interpretar los sonidos que emiten estos
mamíferos marinos en cada ocasión.
Los delfines son excelentes imitadores vocales, capaces incluso de
copiar extravagantes sonidos generados por ordenador. Los científicos
descubrieron los silbidos únicos que los delfines utilizan para
presentarse hace casi 50 años. Desde entonces, los investigadores han
demostrado que los delfines bebé aprenden los suyos de sus madres. Una
investigación de 1986 de Peter Tyack, un biólogo marino de St. Andrews,
mostró que un par de delfines machos cautivos imitaban los silbidos de
los demás, y en 2000, Vincent Janik, de la misma universidad, logró
grabar llamadas coincidentes entre diez delfines salvajes, según publica
Science Now. Sin embargo, el de animales no era suficiente como para afirmar que se estaban llamando por su «nombre».
Ahora, el biólogo marino Stephanie King y sus colegas de St. Andrews
han analizado las grabaciones acústicas de 250 delfines mulares
silvestres capturados brevemente entre 1984 y 2009 en la Bahía de
Sarasota, Florida. También grabaron los silbidos distintivos de cuatro
delfines en cautiverio e hicieron observaciones detalladas de sus
comportamientos mientras silbaban.
Los científicos habían capturado a parejas y grupos de delfines a los
que mantuvieron por separado en redes durante unos 108 minutos como
promedio. Durante este tiempo, los mamíferos marinos no podían verse
unos a otros, pero podían escucharse entre sí, y silbaban a un ritmo
elevado, a veces dando 5,3 llamadas por minuto.
Colegas y madres e hijos
King y sus colegas compararon los silbidos de los delfines salvajes y
en cautividad en busca de pruebas de que los animales imitaban el
de los otros Y descubrieron algo interesante. Dos parejas de machos y
ocho parejas formadas por la madre y su cría se comportaron de esta
forma. Los delfines lo hicieron rápidamente y no tardaron ni un segundo
en responder al silbido de su «amigo o ser querido».
Los científicos creen que los delfines repitieron el silbido del
ejemplar con el que mantenían una relación especial, muy estrecha, con
quien querían reunirse de nuevo. Los delfines actuaron de la misma forma
que cualquier ser humano cuando pierde a un amigo o un hijo en medio de
un tumulto: gritar su nombre.
Ahora, los científicos estudian si estos silbidos pueden contener
intercambios de información más complicados como pedir ayuda o
manifestar satisfacción o no. O quién sabe, hasta cotillear a las
espaldas de un colega.
25/02/13
ABC (España)
Nuevos submarinos no tripulados abaratan el estudio del océano
Nuevos submarinos no tripulados abaratan el estudio del océano
Los Autosub LR, por el Centro
de Oceanografía (NOC) británico, permitirán a los investigadores del
mar llevar a cabo experimentos y expediciones que antes no eran viables.
La principal del nuevo prototipo desarrollado por NOC es su gran autonomía. Autosub LR puede navegar durante 6.000 kilómetros con una única .
También puede sumergirse hasta los 6 kilómetros de profundidad, en el
límite de la zona abisal. Más allá solo está la zona hadal, que se
extiende hasta los 11 kilómetros, pero casi exclusivamente en algunas
pequeñas fosas.
Según la institución que ha desarrollado este
submarino no tripulado, el secreto para una autonomía tan interesante
está «en la propulsión eficiente a baja velocidad», así como en «el
estricto del consumo energético de los sensores y sistemas de control».
La página web del NOC aclara que el desarrollo de la telefonía móvil ha
permitido obtener grandes capacidades de proceso a muy bajo precio y
con un coste energético mínimo.
La velocidad de Autosub LR es muy limitada. Apenas
puede surcar el océano a un máximo de 3,6 kilómetros por hora.
Suficiente para recorrer esos 6.000 kilómetros en los seis meses que se
ha calculado su autonomía.
Esta clase de vehículos se programan de antemano para
recorrer el océano a base de seguir unas coordenadas concretas. A lo
largo del camino utilizan sus sensores de a bordo para tomar mediciones
de aquello que los investigadores quieran conocer. Aunque puede pasar
medio año sin “contacto humano”, el Autosub LR está preparado para salir
a la superficie y enviar los datos recopilados a través de un enlace
vía satélite.
El prototipo de este submarino, que mide 3 metros de
largo y 80 centímetros de diámetro, se está probando actualmente en las
costas de las Islas Canarias. Según la agencia EFE, investigadores del
NOC han acudido al archipiélago para su primera inmersión larga para
aprovechar un acceso fácil a aguas profundas.
El responsable del área de vehículos de la Plataforma
Oceánica de Canarias (PLOCAN), Carlos Barrera, ha asegurado que «este
tipo de vehículos ya se están utilizando para poder muestrear bajo el
hielo», lo que aporta beneficios importantes, no solo científicos sino
también económicos.
28/02/13
QUE.ES
Búsqueda de nuevos medicamentos en el océano
Cada vez que utilizamos un antibiótico, las cepas de infección más
débiles son eliminadas mientras que las más fuertes y virulentas
resisten y se multiplican. Antes esto no era motivo de preocupación, ya
que siempre se había podido contar con un nuevo medicamento que
combatiera la infección. Sin embargo, en la actualidad nos estamos
quedando sin alternativas.
De hecho, tal y como explica el catedrático Marcel Jaspars de la
Universidad de Aberdeen (Reino Unido), no se ha registrado ningún
antibiótico nuevo desde 2003. El interés por desarrollar nuevos
antibióticos ha decaído, dado que
son utilizados durante cortos periodos de tiempo y su eficacia se
limita a unos diez años, lo que provoca que no constituyan una inversión
rentable para las
de medicamentos y su oferta sea cada vez más escasa. Tal y como indica
Jaspars, "si no se hace nada para combatir este problema, en unos diez o
veinte años volveremos a la 'era previa a los antibióticos', en la que
eran mortales e infecciones que se tratan fácilmente".
El descubrimiento de medicamentos constituye por tanto una cuestión
de extrema seriedad para la salud. Sin embargo, se cree que el océano
podría proporcionar soluciones al reto que supone el desarrollo de
nuevos fármacos. La mayoría de los antibióticos utilizados actualmente
han sido aislados a partir de fuentes terrestres, y los últimos intentos
de bioprospección terrestre han conducido principalmente al
redescubrimiento de antibióticos ya conocidos o de análogos cercanos.
Los últimos datos sugieren firmemente que el medio marino representa una
fuente todavía sin explotar de nuevas moléculas biológicamente activas,
y principalmente de antibióticos. La comunidad científica lleva ya
tiempo rastreando los océanos de todo el mundo en busca de nuevos
candidatos a medicamentos, aunque esta búsqueda se ha centrado
principalmente en aguas tropicales.
El proyecto PharmaSea ha sido diseñado para combatir el creciente
problema de la resistencia a los antibióticos mediante la búsqueda de
nuevos medicamentos en el océano. La novedad que presenta este proyecto
reside en que se explorarán algunas de las regiones oceánicas más
profundas y frías del planeta; factor que debería ser de interés, ya que
casi no se han recogido muestras de las regiones del Ártico y el
Antártico.
Este proyecto a gran escala de cuatro años de duración reunirá a
investigadores europeos procedentes de Reino Unido, Bélgica, Noruega,
España, Irlanda, Alemania, Italia, Suiza y Dinamarca, que participarán
en la recogida y el examen de muestras de lodo y sedimentos de enormes
fosas oceánicas aún sin explotar. Cuenta con una financiación de más de
9,5 millones de euros en
comunitarios e incluirá a veinticuatro entidades provenientes de
catorce países del ámbito empresarial, el mundo académico y
organizaciones no lucrativas.
de los objetivos de PhramaSea consiste en la búsqueda de nuevos
antibióticos a partir de bacterias marinas nuevas. Otro objetivo es
descubrir medicamentos para enfermedades neurológicas, inflamatorias e
infecciosas.
Desde hace un tiempo, el mundo de la investigación ha sido consciente
de que la enorme diversidad de vida marina que ofrecen los océanos
representa lo que podría calificarse de filón farmacéutico aún sin
explorar. Los océanos son fuente de una extensa gama de productos
naturales únicos desde el punto de vista estructural que proceden
principalmente de invertebrados como esponjas, tunicados, briozoos y
moluscos. Varios de estos compuestos (especialmente el metabolito ET-743
de tunicados) presentan propiedades farmacológicas muy notables y un
potencial de gran interés para la formulación de nuevos medicamentos,
sobre todo para el tratamiento del cáncer. Asimismo, en la actualidad se
están desarrollando otros compuestos con efectos analgésicos (la
ziconotida del molusco Conus magus o caracol marino) o para el
tratamiento de inflamaciones, y se ha descubierto un elevado número de
productos naturales extraídos de invertebrados marinos que presentan una
sorprendente similitud estructural con metabolitos ya conocidos de
origen microbiano, lo que sugiere que distintos microorganismos
-bacterias y microalgas- participan como mínimo en sus procesos de
biosíntesis.
PharmaSea no solo explorará nuevos territorios en los fondos
oceánicos, sino que también examinará nuevas áreas del "espacio
químico". "Gracias a nuestra extensa plataforma de bioensayos
innovadores para la detección de actividad medicinal, analizaremos
multitud de compuestos químicos únicos procedentes de estas muestras
marinas que literalmente nunca han visto la luz del día. Estamos
bastante esperanzados ante la idea de encontrar nuevos medicamentos
precursores de gran atractivo científico", indica la Dra. Camila
Esguerra, miembro del equipo de investigación industrial y profesora en
el Laboratorio de Biodescubrimiento Molecular de la Universidad de
Lovaina (Bélgica). Los organismos marinos que habitan a más de dos mil
metros bajo el nivel del mar se contemplan como interesantes fuentes de
compuestos bioactivos nuevos, ya que sobreviven en condiciones extremas.
Tal y como indica Jaspars, "las fosas son independientes unas de otras y
representan fuentes únicas de diversidad dado que no están conectadas
entre sí y la vida ha evolucionado de distinta forma en cada una de
ellas".
El equipo internacional que participa en el proyecto empleará
estrategias de uso común en la industria del salvamento marítimo para
realizar los muestreos. A bordo de buques pesqueros, los investigadores
sumergirán hasta el fondo de la fosa una sonda con una bobina de cables
para recoger sedimentos. Posteriormente los científicos del proyecto
cultivarán bacterias y hongos excepcionales halladas en el sedimento que
se extraiga para aislar las nuevas moléculas con propiedades
medicinales y someterlas a ensayos farmacológicos. PharmaSea contará con
el apoyo de colaboradores de China, Chile, Costa Rica, Nueva Zelanda y
Sudáfrica. Las primeras pruebas sobre el terreno se llevarán a cabo
durante el próximo otoño en la falla de Atacama, en el este del Océano
Pacífico, frente a la costa de Chile y Perú. El equipo también sondeará
aguas árticas frente a la costa de Noruega y zonas del Océano Antártico
con colaboradores italianos y sudafricanos, y accederá a fallas
profundas próximas a Nueva Zelanda y China.
"Estamos bastante esperanzados ante la idea de encontrar una serie de
nuevos medicamentos precursores de gran atractivo científico", afirma
Jaspars. Si todo va bien, el equipo espera que los medicamentos que
descubran estén disponibles para su uso en pacientes en un plazo de diez
años, lo que ayudará a abordar la cuestión de las infecciones
bacterianas, causa de mortalidad para veinticinco mil ciudadanos de la
Unión Europea al año.
05/03/13
MADRI+D
Logran cultivar por primera vez en cautividad la 'ortiguilla de mar' (España)
Logran cultivar por primera vez en cautividad la 'ortiguilla de mar' (España)
Investigadores
granadinos han conseguido cultivar por primera vez en cautividad una
especie animal marina, denominada ortiguilla de mar (Anemonia sulcata), y
ya han iniciado el cultivo de la espardeña o 'pepino de mar' (Stichopus
regalis), aunque éste se encuentra en fase de investigación inicial.
Ambas especies tienen un enorme potencial culinario y excelentes
propiedades nutricionales.
Además de estas dos anémonas de mar, los científicos también han
logrado cultivar artificialmente una planta marina, la salicornia,
también "espárrago de mar" en España.
En la ,
la captura de anémonas y su posterior uso en restaurantes y
establecimientos de cocina 'gourmet' ha provocado un notable declive y
peligro de estas poblaciones animales, "deteriorando considerablemente
el nicho ecológico de la zona costera e intermareal, debido a la
aparición de furtivos y la sobreexplotación por su alta rentabilidad
económica".
La
iMare Natural S.L., 'spin-off' de la Universidad de Granada (UGR), se
dedica a la diversificación de los cultivos marinos en el sector de la
acuicultura integrada, una práctica fundamentada en el máximo
aprovechamiento de los orgánicos excedentarios procedentes del cultivo o explotación de una especie.
Como explica Pedro A. Álvarez, de los investigadores y fundador de la firma, "hasta la fecha todo el
de estas especies marinas procedía únicamente de la pesca extractiva,
lo que supone una alteración muy importante del ecosistema", informa la
UGR.
Mediante un eficiente de
y canalización, los aportes orgánicos son reciclados y aprovechados
para convertirlos en fertilizantes o aportes nutricionales, que
posteriormente se emplean para otros tipos de cultivos auxiliares. Los
excedentes alimenticios y desechos orgánicos de un cultivo acuícola son
remineralizados, a su vez, por otra especie, mediante un cultivo
acuapónico para crear sistemas en equilibrio y con sustentabilidad
ambiental mediante la biomitigación.
Propiedades saludables
Respecto a las especies cultivadas por primera vez en Granada, la
ortiguilla de mar "apenas tiene calorías, y aporta componentes
esenciales para nuestra salud, debido a su elevado contenido de
proteínas, colesterol y purinas, y bajo contenido en grasas", destaca
Álvarez.
Por su parte, la salicornia contiene entre el 30 y el 40 por ciento
de proteínas, calcio, magnesio, potasio y sodio, y un elevado porcentaje
de ácidos grasos esenciales (omega 6), que puede alcanzar hasta el 75
por ciento en el caso de las semillas.
Este alto contenido en ácido linoleico permite reducir
considerablemente la cantidad de colesterol en sangre. Esta planta se
riega con agua de mar, y cada vez se emplea más como acompañamiento en
platos de pescado o mariscos, o cocida con otras verduras. "Además, la
salicornia es un cultivo rico en que puede ser utilizado también para la generación de biocombustibles", afirma el investigador.
En último lugar, la espardeña es un producto muy apreciado
gastronómicamente en Cataluña, las Islas Baleares y Valencia, donde
puede alcanzar precios de hasta 150 euros por kilo. Antiguamente, "su
consumo se asociaba a los pescadores con bajos recursos económicos, pero
hoy en día se sirve en restaurantes de alto nivel".
08/03/13
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