Verde
/ Energías limpias
Biodiésel de vísceras de pescado
Mientras
en España los tiempos están convulsos respecto a los biocombustibles
por la eliminación desde el pasado 1 de enero de los incentivos
fiscales, así como por la decisión del Gobierno de levantar el veto al
biodiésel argentino, en el otro lado del charco, los biocarburantes van a
toda vela, o al menos con mejores velocidades de viento que en nuestro
país. Prueba de ello es la decisión de Pebrobras Biocombustível, la
filial de compañía brasileña Petrobras, de poner en marcha un proyecto
para aprovechar los aceites de pescado extraído de las vísceras para
producir biodiésel.
Una idea que, aunque no sea nueva, en la
práctica sí que resulta innovadora y muy útil, puesto que Brasil en los
últimos tiempos ha tenido problemas para abastecer la demanda nacional
de biocarburantes (en concreto de bioetanol, no de biodiésel). Y con un
gran potencial, ya que, según la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO), cada año se consumen cien
millones de toneladas de pescado a nivel mundial. De hecho, el consumo
mundial de pescado per cápita se ha prácticamente duplicado en los
últimos 45 años, según el estudio publicado por la Universidad de
Aarhus, en Dinamarca.
Por todo ello, el Ministerio de Pesca de
Brasil –que tiene como objetivo producir dos millones de toneladas
anuales de pescado para 2014 fomentando la acuicultura– y Petrobras
firmaron un memorando para investigar y fabricar biodiésel a partir
residuos de pescado. Esta opción permitirá desarrollar un suministro
alternativo y dar un nuevo uso a los residuos producidos por la
actividad pesquera.
El proceso es aparentemente sencillo. Se
extraen las vísceras del pescado, previamente hechos filetes, se prensan
estos residuos y se retira de ellos su contenido en aceite mediante un
extractor (máquina de beneficiado).
Proceso
Según
los datos de la FAO, para producir biodiésel se extraería el aceite a
través de un proceso de separación utilizando para ello agua a 90 grados
Celsius, mezclada con metanol (un 9 por ciento aproximandamente) y con
sosa cáustica, con el fin de separar la glicerina del biodiésel. A
posteriori el combustible se purifica añadiendo manganeso. El resultado:
al menos un litro de biodiésel a partir de 1 kg de residuos de pescado.
Y la posibilidad de vender la glicerina a la industria cosmética para
la producción de jabones.
Si bien, uno de los objetivos del
proyecto sería hacer más rentable esta producción. En cualquier caso,
«las tripas no tienen un valor elevado, por lo que hacer biocombustible a
partir de las vísceras puede ser la mejor manera de usarlas, aunque el
rendimiento sea menor», afirma el investigador de la Universidad de
Aarhus, Alastair Ward. Y no es el único proyecto puesto en marcha en
este sentido por Petrobras Biocombustível. «Biopeixe» es otra iniciativa
de la firma que realiza con piscicultores de la región de Jaguaribara,
en Ceará, para producir biodiésel de residuos del pescado.
Incrementar la producción
De
llegar a buen puerto, esta iniciativa permitirá a Brasil incrementar
todavía más la producción de biocarburantes, algo clave, ya que en las
últimas cosechas, a pesar de que el país ha incrementado en un 4,7 por
ciento el área de caña de azúcar plantada, ésta no ha dado la cosecha
esperada.
De modo que hubo dificultades para cubrir la demanada
nacional de bioetanol (aunque en el caso del pescado sería biodiésel), a
pesar de que Brasil es el mayor productor de caña de azúcar del mundo.
El clima ha sido el principal culpable. Al exceso de lluvia, que provocó
la pérdida de 70 millones de toneladas de caña de azúcar durante
2009-2010, le siguió una sequía extrema entre 2010 y 2011, y después una
oleada de frío que provocó una pérdida de producción el pasado año de
35 millones de toneladas respecto a la cosecha anterior ya de por sí
mala, según estimó en su día la Compañía Nacional de Abastecimiento de
Brasil (Conab), antes del cierre de los últimos datos del año.
Pero
no es la única iniciativa en este sentido. El proyecto Enerfish,
cofinanciado por la Comisión Europea, arrancó hace unos años para
determinar cuál es la mejor manera para producir biocombustible de los
residuos generados en una planta de procesamiento de pescado, como
escamas, vísceras y aletas.
Fábrica autosuficiente
Y
es que la electricidad que necesita una fábrica de procesamiento de
pescado se puede cubrir de sobra mediante un generador alimentado por
biodiésel producido a partir de residuos de limpieza de pescado, hasta
tal punto que la fábrica no sólo sería autosuficiente (tanto en el uso
de energía, como en refrigeración y congelación), sino que la energía
sobrante se podría vender, según informan desde Enerfish.
La
demostración de este proyecto europeo se está llevando a cabo en
Vietnam. En concreto, en una planta de procesamiento de panga de la
empresa Hiep Thanh Seafood.
Y por potencial no será. Diariamente,
por cada 120 toneladas de panga procesada en filetes, la compañía
genera 81 toneladas de residuos durante la limpieza, informan desde
Enerfish. Unos residuos de los que se podrían obtener 17 toneladas de
aceite para producir 13 toneladas de biodiésel, que podrían convertirse
en 150 megavatios hora (MWh) de energía de los que se podrían utilizar
57 MWh diarios para electricidad y 77 para las necesidades de
refrigeración, superando así las necesidades de la planta de
procesamiento vietnamita.
En definitiva, menos, en este caso, es
más, al aprovechar estos residuos pesqueros para producir las
necesidades eléctricas de una fábrica de procesamiento de pescado.
Además,
las vísceras de pescado también podrían utilizarse para la producción
de biogás, mezclándolas con estiércol del ganado, tal y como analizaron
los científicos de la Universidad de Aarhus. Una opción, la de los
restos de pescado, que ya está dando mucho que hablar y que en un futuro
podrá ser, quizá, una materia prima tan común como lo es la caña de
azúcar o la remolacha para la producción de bioetanol o como la soja, el
girasol o la colza para la generación de biodiésel.
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