miércoles, 28 de noviembre de 2012

Las orcas tienen una predisposición extraordinaria a imitar



La imitación, entendida como la capacidad de un individuo de reproducir comportamientos que han sido observados en otro, que actúa como modelo, ya sea de su propia especie o de otra distinta, se considera una forma

En un estudio recientemente publicado en la revista Animal Cognition, investigadores del Grupo de Estudio del Comportamiento Animal y Humano de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en colaboración con el Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania) han descubierto en un grupo de orcas, en Marinelad (Antibes), la primera evidencia experimental de la capacidad de imitación de acciones en estos animales.
La imitación, entendida como la capacidad de un individuo de reproducir comportamientos que han sido observados en otro, que actúa como modelo, ya sea de su propia especie o de otra distinta, se considera una forma "especial" de aprendizaje social y el principal vehículo responsable de la reproducción, la difusión, la transmisión intergeneracional y la estabilización de los productos culturales humanos.
Este comportamiento permite la copia fiel, lo que lleva no solo a la conformidad o uniformidad del grupo en un momento dado, sino que también posibilita la acumulación de las modificaciones culturales a través del tiempo, considerada por muchos como el elemento distintivo de la cultura humana. La pregunta acerca de si esta capacidad de imitar y, por ende, de generar tradiciones que podrían denominarse “culturales”, está presente en los animales no humanos, ha sido y continua siendo objeto de debate científico.
Los estudios comparativos de la capacidad de imitación en animales no humanos se han centrado principalmente en nuestros parientes más cercanos, los grandes simios. Sin embargo, los cetáceos son buenos candidatos para mostrar aprendizaje por imitación, ya que han evolucionado en el tipo de escenarios socio-ecológicos que ha promovido la evolución de un cerebro grande, de una sociabilidad compleja, y de tácticas de caza coordinadas.
Dentro de este grupo, la orca (Orcinus orca), el más grande de los delfines, representa uno de los ejemplos más citados en el debate acerca de la cultura en animales debido a que han sido documentadas una gran diversidad de estrategias de caza y formas de alimentación particulares en distintos grupos de orcas.
No obstante, esta información ha provenido de estudios anecdóticos y observaciones recopiladas en el medio natural, no existiendo, hasta ahora, evidencia experimental de la capacidad de imitación en esta especie, que permita descartar otras formas de aprendizaje social más simples como explicaciones alternativas.
“En primer lugar, a los animales se les entrenó en el aprendizaje de la señal "copia” o “haz lo que el otro está haciendo” de conductas pertenecientes a su propio repertorio. Si bien esta tarea de aprender la orden de copia ha resultado ser extremadamente difícil para los simios, llegando a necesitar un período de entre tres y nueve meses de entrenamiento, las orcas la aprendieron muy rápidamente, sólo necesitaron un par de sesiones, mejorando los resultados obtenidos en esta misma prueba en delfines nariz de botella (que requirieron un mínimo de 17 sesiones)”, explica José Zamorano-Abramson, miembro del Grupo de Estudio del Comportamiento Animal y Humano de la UCM y coautor del estudio publicado en la revista Animal Cognition.
Después, los sujetos fueron expuestos a conductas novedosas (comportamientos enseñados a otros individuos y nunca ejecutados por ellos) que fueron copiados al 100%, algunos de ellos incluso al primer ensayo.
Imitación excepcional comparada con delfines y primates no humanos
Aunque la evidencia experimental acumulada hasta la fecha sugiere que, con la excepción del ser humano, el resto de los simios estarían más inclinados a resolver los problemas por sí mismos, centrándose fundamentalmente en la copia de resultados de las acciones y no tanto en los medios (acciones) utilizados por otros para obtener esos resultados, este trabajo apoya la tesis de que, en comparación con los primates no humanos, e incluso con sus parientes los otros delfínidos, las orcas poseen una predisposición excepcional a copiar las acciones de otros.
Estos hallazgos sugieren que algunos comportamientos específicos de grupo que se han descrito en estudios de campo de orcas pueden estar sustentados por aprendizaje imitativo. La posesión de esta capacidad tendría importantes consecuencias funcionales. Por ejemplo, haría posible la transmisión no genética de información que potencialmente mejore la eficacia biológica (fitness) de los individuos, lo que puede impulsar, a su vez, la diferenciación intergrupal y la transmisión intragrupal de las tradiciones locales en esta especie.

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