Un suceso climático importante de hace millones de años, que causó cambios sustanciales en los sistemas ecológicos del océano, podría ofrecernos pistas sobre cómo responderá la Tierra ante un futuro avance del cambio climático global, a juzgar por los resultados de un nuevo estudio, realizado por el equipo de Jeremy Owens de la Universidad Estatal de Florida en Estados Unidos.
Ciertas partes del océano se volvieron inhóspitas para algunos organismos a medida que un cambio climático elevó las temperaturas de la Tierra hace 94 millones de años. A medida que el planeta se calentaba, se agotaban algunas sustancias naturales, tan importantes para las formas de vida de aquella época como hoy lo son por ejemplo ciertas vitaminas para el Ser Humano. Esa creciente escasez provocó una gran mortandad en muchas especies.
Los elementos químicos que se volvieron mucho más escasos fueron el vanadio y el molibdeno, metales traza importantes que sirven como nutrientes para la vida oceánica. El molibdeno en particular es utilizado por las bacterias para ayudar a promover la fijación del nitrógeno, un paso esencial en todos los ecosistemas típicos.
Estos metales traza se vieron reducidos hasta niveles por debajo de los cuales los organismos productores primarios, la base de la cadena alimentaria marina, no pueden sobrevivir. Este cambio inhibió numerosos procesos biológicos.
El calentamiento de la Tierra durante este período de tiempo tuvo lugar a lo largo de millones de años. En ese momento, el mundo era un lugar drásticamente diferente. Se podían encontrar palmeras en Canadá, y los nenúfares salpicaban el Círculo Ártico, mientras había dinosaurios en tierra.
A medida que el mundo continuó calentándose, ello ocasionó una retroalimentación natural que desencadenó en todo su rigor los citados efectos perniciosos en la química oceánica del planeta, un fenómeno que está grabado en el registro pétreo.
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