martes, 28 de junio de 2016

China lanzó el primer ejemplar de su nuevo cohete CZ-7





China hizo debutar el 25 de junio a su nuevo cohete CZ-7, el que se convertirá en el futuro método de transporte para sus misiones relacionadas con el programa espacial tripulado chino, así como algunas militares.

El despegue se efectuó a las 12:00 UTC, desde la nueva base de Wenchang, y culminó con la colocación de su carga en varias órbitas bajas. El éxito del vuelo pone a punto la nueva tecnología de propulsión basada en combustibles menos contaminantes (queroseno y oxígeno líquido), que además ofrece una mayor potencia y permitirá enviar al espacio cargas muy superiores, como la siguiente versión de la estación espacial china.

El CZ-7 tiene un aspecto semejante al CZ-2F usado para enviar astronautas al espacio, equipado con cuatro aceleradores de propulsión líquida, pero su carga útil casi duplica a la de su antecesor, alcanzando las 13,5 toneladas en órbita baja y situándose en la categoría del Atlas-5 estadounidense. China está preparando un cohete aún más potente, el CZ-5, que podrá enviar 25 toneladas a dicha órbita baja.

Los pasajeros de esta misión fueron un modelo a escala de una cápsula recuperable (DFFC, Duoyongtu Feichuan Fanhui Cang), varios microsatélites y una etapa superior con capacidad de reencendido (YZ-1A). Esta última fue utilizada en varias ocasiones, demostrando su operación, soltando de forma sucesiva cuatro satélites: el Aoxiang Zhixing es un Cubesat 12U de 18 kg, propiedad del laboratorio de ingeniería Shaanxi y de la Universidad Politécnica del Noroeste, que efectuará mediciones de luz polarizada y de la gravedad; el Aolong 1 consistirá en un experimento para eliminar chatarra espacial; y los Tiange feixingqi 1 y 2 efectuarán pruebas de comunicaciones. Se ha anunciado también que la etapa superior YZ-1A transporta una carga fija llamada ZGZ shiyan zhuangzhi, que ensayará operaciones de recarga de combustible en el espacio.
La cápsula DFFC, de unas 2,6 toneladas de peso y 2,6 metros de diámetro, fue recuperada con éxito el 26 de junio, a las 07:41 UTC. Aterrizó bajo su paracaídas, en una zona de la Mongolia Interior. Los ingenieros analizarán su comportamiento y verificarán su diseño, que se aplicará a la futura nave de transporte tripulada, que sustituirá a las actuales Shenzhou y que podría llevar más de tres astronautas.

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