miércoles, 10 de diciembre de 2014

La arqueología 3D destruye la maldición del Mars, buque sueco hundido en 1564

La arqueología 3D destruye la maldición de
El equipo de Johan Rönnby desvela los secretos del primer barco gigante del Báltico, hundido mientras en su cubierta se desataba una batalla
l Mars, buque sueco hundido en 1564

Jesús Gracia Calero / Madrid  | El Mars es un barco de leyenda que se hundió hace 450 años mientras una fiera batalla se desarrollaba en sus cubiertas. Y permanece intacto, en la oscuridad del Báltico, no muy lejos de la isla de Öland [pincha aquí para acceder a la galería de fotos del pecio]. Por ello guarda restos de la vida y claves de la época en la que el Reino de Suecia se configuraba como Estado-nación. El día de su naufragio era su segundo día de servicio, pero aun así cambió para siempre las reglas de la guerra naval en el Norte de Europa.

Cuando el rey Erik XIV de Suecia pidió a sus astilleros que le construyeran un buque de guerra fabuloso, definitivo para asegurarse la hegemonía en el Báltico, le ofrecieron el Mars: 60 metros de eslora, 173 cañones, más grande que el famoso Vasa... El primer barco gigante que navegó por el Báltico. Se dice que se hundió porque estaba maldito: en su ambición, Erik XIV había arrojado al fuego las campanas de las iglesias suecas para fundir tantos cañones...

Pero la ciencia no ha encontrado maldiciones, sino datos maravillosos. El equipo internacional de 40 personas dirigido por Johan Rönnby ha regresado al Mars este año y ha puesto en pie una arqueología nueva que sirve al conocimiento de aquella fiera batalla. Codo con codo con sus descubridores, Ingemar y Richard Lundgren, los arqueólogos se sienten vinculados a aquellos hombres que acabaron sus días en el fragor de la lucha que se tragó el mar. (Cómo no recordar la envidia que causó entre los arqueólogos españoles el modelo de excavación que se ha puesto en marcha en Suecia, e incluye Universidad, sector privado, Armada y sociedad civil)

Los faros de 100 coches

«Hemos documentado el pecio con más detalle que en los años anteriores. Para empezar, y con el objeto de filmarlo, hemos tenido un enorme dispositivo de iluminación, puesto que el Mars está en una zona de total oscuridad. La fuerza de este dispositivo sería comparable a más de cien coches iluminando directamente el fondo del mar. Era como estar bajo la luz del día, lo cual ha sido fantástico para filmarlo. Cada detalle brillaba», explica Rönnby a ABC.

¿Por qué tanta luz? Era necesario para filmar el pecio en 3D, que ha sido otra de las novedades de este año, «uno de nuestros objetivos científicos -remacha-. Hemos generado magníficas galerías de imágenes, que tomaban como base más de dos millones de puntos de referencia. Además hemos empleado escáneres láser multihaz. Con ello hemos reconstruido el pecio con un detalle inédito hasta ahora. Gracias a este modelo podemos movernos por el yacimiento desde el ordenador, tomar medidas y explorar los elementos como si estuviésemos allí».

Ello ahorrará cientos de horas de buceo y peligros en la descompresión, muchos años de inmersiones. Por no hablar de las dificultades añadidas por la temperatura del Báltico. Y permite otra labor pionera en la historia de esta disciplina: imprimir en 3D algunos objetos que así pueden estudiarse al detalle o incluso planificar su extracción. Rönnby dice: «Es el futuro de la arqueología subacuática, sin duda. Puedes trabajar con los objetos antes de tocarlos. ¡Es fantástico! Es lo que vamos a estar haciendo en invierno, imprimir objetos mientras los originales siguen en el fondo».

El objetivo es aprender del siglo XVI. Para empezar, «esta excavación está poniendo en nuestras manos toda la información sobre la construcción naval en tiempos de Erik XIV, cómo fue posible una nave tan grande y diferente, este superbarco. Pero el Mars fue también un campo de batalla, que está extremadamente bien conservado. Así que nos sentimos muy cerca de los hombres que participaron en esta batalla. Era el último día de mayo cuando el Mars se hundió, había incendios y explosiones a bordo y mientras tanto se estaban matando entre ellos. Era una situación muy peligrosa. Y cuando se posó a 75 metros, todo quedó intacto». No es broma esa cercanía. Los arqueólogos han aprendido a convivir con restos humanos y con los restos de armas abolladas que han dormido durante 450 años bajo el gélido mar que rodea Suecia.

«Es habitual que veamos armas y cascos mellados con huellas de la lucha, pero no es muy distinto que cualquier otro yacimiento, donde el arqueólogo siempre tiene que trabajar rodeado de huesos. Lo excitante para un científico es acceder a la información que nos aportan estos restos. No conozco bien todos los campos de batalla que se conservan del siglo XVI, pero diría que aquí estamos ante el mejor preservado de todos. Es muy especial».

El humanismo y las fotos

Los científicos son humanos y no pueden librarse de cierta presión. En palabras de Rönnby: «El Mars es un barco muy famoso y el hecho de que el Rey Carlos Gustavo viniera a conocer nuestros trabajos aumentó la presión que sentimos. Pero es responsabilidad de los científicos sobreponerse a eso. Nuestro deber es utilizar los restos para proponer a la sociedad una reflexión sobre aquella guerra, o sobre la guerra, sobre la historia. Nuestra investigación es humanística, está encaminada a comprender mejor la historia, el ser humano, el pasado. Tenemos que lograr esto, no solo fotos fantásticas», observa el arqueólogo con simpatía.

Mientras los años de investigación se suceden, sueñan con un futuro museo. No se extraerá el barco, pero sí algunos restos. Hay incluso un proyecto de trasladar a las aguas someras de un puerto cercano algunos restos para que puedan vistarlos los buceadores o los turistas con barcos de casco acristalado. Pero en la mente de todos, la vivencia de un momento congelado, entre el fuego, el estallido de los cañones y el entrechocar de las armas. «Hemos estado, nos hemos sentido muy cerca de la batalla, de aquella situación. Es un pecio muy potente».


La foto más bella de un pecio hasta hoy

La primera fotografía del pecio completo fue realizada por Tomasz Stachura. Buceando un total de 20 horas a 72 metros, en completa oscuridad, logró hacer más de mil fotos útiles para el mosaico, es decir, con la misma precisión, iluminación y ángulo. Luego de una selección de las válidas, y de más de 300 horas frente a un ordenador, se hizo posible el mosaico que integra las mejores 650 tomas en una sola e impresionante fotografía, tal vez la más hermosa que se haya hecho nunca sobre un pecio tan importante [Sigue el link para ver la foto a tamaño completo].

Tal es la belleza de esta imagen que el fotógrafo se siente orgulloso, en conversación con ABC, de que National Geographic lo haya elegido para ilustrar la portada de su magazine, que ha salido en noviembre en las ediciones internacionales. «Lo que más impresiona es ver los huesos de aquellos marinos que naufragaron hace 450 años. No sabía que podían durar tanto bajo el mar. Viendo las copas y los objetos personales a bordo, puedes imaginar cómo era su vida, mientras buceas. Es como una cápsula, una máquina del tiempo. He bajado allí más de 40 veces y cada una me permitía descubrir algún detalle». Ahora, este fotógrafo polaco acostumbrado a bucear en el Báltico, «donde encontramos entre 5 y 10 pecios vírgenes cada año», está volcado con la búsqueda del «Eagle» un submarino que Polonia perdió en la II Guerra Mundial. Aún no se ha podido saber dónde está o la causa de su naufragio.

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