CULTURA
La respuesta al misterio Tjipetir se hundió en la I Guerra Mundial
Día 16/12/2014 - 10.30h
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Un barco japonés torpedeado en 1917 está en el origen de las intrigantes planchas de gutapercha halladas en los últimos años en las costas europeas, tres de ellas en Galicia
«Nuevos éxitos submarinos en el Atlántico: cinco vapores y dos veleros (...), entre ellos, vapor japonés Miyazaki Maru (3.500), lleno de carga para Inglaterra», rezaba el parte de guerra de Berlín del 15 de junio de 1917 que publicaban los medios españoles de la época, entre ellos ABC. Casi un siglo después, José de Cora encontraba en la playa de Limosa, en San Cibrao (Lugo), un extraño bloque arrastrado por la marea con la inscripción «Tjipetir».
«Me gusta pasear por la orilla y recoger cosas. Siempre son palos y tonterías, pero aquel día vi una especie de tabla que me llamó la atención porque tenía las líneas rectas, algo imposible en cualquier madera que arroja el mar. Me fui a bañar y me olvidé, pero al día siguiente seguía allí, así que me acerqué, le di la vuelta y vi el nombre», recuerda este periodista y escritor al que la casualidad condujo en agosto de 2013 al «Misterio Tjipetir». En un primer momento pensó que se trataba del nombre de un barco, pero su búsqueda en Internet le condujo hasta un grupo de individuos que habían encontrado en el entorno del Canal de la Mancha planchas como la suya de gutapercha, un material utilizado en el siglo XIX y principios del XX. Intrigados en el origen de estos bloques, se habían agrupado en Facebook a iniciativa de la escritora Tracey Williams.
El hallazgo de José de Cora introducía a España en el mapa Tjipetir. Unas semanas después, el 8 de septiembre de 2013, un joven de La Coruña de 15 años daba con un segundo bloque de gutapercha con la misma inscripción. «Había ido a hacer piragüismo con mi familia a la Ría do Barqueiro, donde alquilamos unas piraguas y fuimos a comer en la playa del Caolín. Después de comer, me di un baño y vi flotando en el agua algo. Fui a cogerlo y era la tabla con la inscripción de Tjipetir», relata Martín Sánchez Vázquez.
«Me pareció algo curioso así que investigué y encontré la historia del "Tjipetir Mystery", por lo que guardé la tabla y publiqué por Twitter y Facebook que la había encontrado», añade este joven gallego que desde entonces guarda la tableta de Tjipetir en su habitación.
Aún otro bloque más ha llegado a las costas gallegas desde entonces.Jorge Leal y su hija Aroa encontraban en marzo de este año el tercer bloque español en la playa coruñesa de Insuela (Carnota), cerca de Panches. La fotografía de la plancha junto a su perro se sumaba poco después a las de cientos de europeos que desde enero de 2013 dan fe de su hallazgo en las redes sociales y siguen el curso de las investigaciones sobre el misterio.
Las primeras pesquisas sobre Tjipetir conducían a una fábrica de Java, en Indonesia, donde crecían los árboles de los que se obtenía este tipo de caucho. Descubierto por Werner von Siemens en 1846 para cubrir los cables submarinos que se deterioraban con la corrosión del mar, la dureza y resistencia de este material lo habían convertido en idóneo para múltiples usos: desde pelotas de golf a impermeables. «Llegaban barcos desde Indonesia a Europa cargados con estos materiales», cuenta De Cora.
El mismo Titanic transportaba gutapercha en sus bodegas, lo que llevó a especular con que las planchas encontradas en los últimos tres años en las costas del Reino Unido, Francia, Holanda, Dinamarca o Noruega procedían del célebre naufragio. El oceanógrafo estadounidense Curtis Ebbesmeyer, conocido por el «naufragio de los patitos de goma», descartó, sin embargo, esta hipótesis. Resultaba extraño que todos los hallazgos se concentraran en torno al Canal de la Mancha.
Todo indicaba que las planchas Tjipetir habían sido la carga de un buque hundido hace casi un siglo, porque la gutapercha desapareció en los años 20 por la sobreexplotación que acabó con los árboles de los que se obtenía y por la aparición de otros polímeros más baratos. Descartado el Titanic, otros siete barcos naufragados figuraban entre los posibles orígenes del misterio.
Hundido por Walter Schwieger
Ahora Tracey Williams cree haber hallado la solución. Los bloques de Tjipetir provendrían del «Miyazaki Maru», un barco japonés hundido el 31 de mayo de 1917 en la I Guerra Mundial junto a las islas Scillies por el submarino alemán U-88 que capitaneaba Walter Schwieger. «Es el mismo capitán que hundió el Lusitania», apunta De Cora recordando el transatlántico atacado en 1915 con 1.924 pasajeros a bordo cuyo hundimiento costó la vida a 1.100 personas y precipitó la entrada de Estados Unidos en la guerra.
El Miyazaki Maru «debía llevar miles de planchas de gutaperchaque ahora está soltando cada vez con más frecuencia al deteriorarse lentamente los contenedores», considera el escritor lucense. «Están apareciendo al ritmo de una o dos a la semana, aunque pueden ser más y que quien las encuentre no les haya dado importancia», añade De Cora. Cuando él recogió su tableta se habían encontrado unas 40. Hoy se han localizado más de un centenar.
También Alison Kentuck, la funcionaria del gobierno británico que administra los restos de naufragios, la Receiver of Wreck (Receptora de Restos de Naufragio), apunta al buque japonés. «Nuestras averiguaciones al respecto apuntan a ese naufragio. Así que aunque no lo hemos confirmado, nuestra principal hipótesis es que proceden del Miyazaki Maru», señaló Kentuck a la BBC.
Los casi 8.000 seguidores del «Tjipetir Mistery» en Facebook siguen ilusionados las últimas informaciones sobre el origen de las tablas de gutapercha mientras aguardan la publicación del libro de Tracey Williams. «Cuando descubrí bloques de Tjipetir en las playas próximas a mi casa en el norte de Cornualles, Inglaterra, en el verano de 2012, estaba convencida de que detrás de ellos había una historia extraordinaria», señala Williams, quien recogerá en su obra las investigaciones que le han llevado hasta el vapor japonés construido por la Kawasaki Dockyard Co. Ltd.
El «Miyakazi Maru» yace mientras tanto en las profundidades del Atlántico, casi en la bocana del Canal de la Mancha, soltando poco a poco al océano las tabletas de Tjipetir de sus bodegas. Si por casualidad da usted con una de ellas, no olvide hacerse una fotografía con ella y compartirla en las redes sociales. Pasará a formar parte del misterio Tjipetir, ahora revelado.