Martes, 2 abril 2013
Climatología
Las causas del agujero de 2011 en la capa de ozono sobre el Ártico
Aunque ambos polos de nuestro planeta sufren pérdidas de ozono durante el invierno, el agujero de ozono sobre el Ártico tiende a ser menos pronunciado y de menor duración que el observado sobre la Antártida.
La causa estriba en que la luz solar, el frío y el cloro de los clorofluorocarbonos o CFCs, que son los tres ingredientes principales para la creación de dicho agujero mediante reacciones químicas que destruyen el ozono, normalmente no están presentes en el Ártico al mismo tiempo: Las latitudes más septentrionales por regla general no están lo bastante frías cuando el Sol resurge en el cielo a comienzos de la primavera. Aún así, en 2011 las concentraciones de ozono en la atmósfera ártica eran aproximadamente un 20 por ciento más bajas en comparación con su valor promedio de la última etapa invernal.
Un nuevo estudio muestra que aunque el cloro presente en la estratosfera ártica fue el principal culpable de la severa pérdida de ozono en el invierno de 2011, las temperaturas extraordinariamente frías y persistentes exacerbaron su efecto y contribuyeron de forma importante a la destrucción local de ozono.
Además, unas condiciones atmosféricas anómalas bloquearon los vientos que usualmente transportan ozono desde los trópicos, impidiendo el reabastecimiento de ozono hasta el mes de abril.
Mapas de concentraciones de ozono sobre el Ártico provenientes del Instrumento de Monitorización del Ozono a bordo del satélite Aura de la NASA. La imagen izquierda muestra la situación del 19 de marzo de 2010, y la derecha muestra la situación del 19 de marzo de 2011, justo un año después. Se aprecia que las concentraciones de marzo de 2010 eran bastante mayores que las de marzo de 2011. (Imagen: NASA Goddard)
Se puede afirmar, por tanto, que 2011 fue un año muy atípico, tal como subraya Susan E. Strahan, científica atmosférica del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, y coautora de la nueva investigación.
Meteorológicamente, el 2011 fue un año muy anómalo, y quizás no vuelvan a darse condiciones similares a las de ese año hasta dentro de tres décadas. Además, las concentraciones de cloro ya están disminuyendo en la atmósfera debido al cese en la fabricación masiva de CFCs como resultado del Protocolo de Montreal. Si dentro de tres décadas volvieran a coincidir las mismas condiciones meteorológicas que en el 2011, ya habría menos cloro en la atmósfera, por lo que el agujero de la capa de ozono probablemente no sería tan severo.
La causa estriba en que la luz solar, el frío y el cloro de los clorofluorocarbonos o CFCs, que son los tres ingredientes principales para la creación de dicho agujero mediante reacciones químicas que destruyen el ozono, normalmente no están presentes en el Ártico al mismo tiempo: Las latitudes más septentrionales por regla general no están lo bastante frías cuando el Sol resurge en el cielo a comienzos de la primavera. Aún así, en 2011 las concentraciones de ozono en la atmósfera ártica eran aproximadamente un 20 por ciento más bajas en comparación con su valor promedio de la última etapa invernal.
Un nuevo estudio muestra que aunque el cloro presente en la estratosfera ártica fue el principal culpable de la severa pérdida de ozono en el invierno de 2011, las temperaturas extraordinariamente frías y persistentes exacerbaron su efecto y contribuyeron de forma importante a la destrucción local de ozono.
Además, unas condiciones atmosféricas anómalas bloquearon los vientos que usualmente transportan ozono desde los trópicos, impidiendo el reabastecimiento de ozono hasta el mes de abril.
Mapas de concentraciones de ozono sobre el Ártico provenientes del Instrumento de Monitorización del Ozono a bordo del satélite Aura de la NASA. La imagen izquierda muestra la situación del 19 de marzo de 2010, y la derecha muestra la situación del 19 de marzo de 2011, justo un año después. Se aprecia que las concentraciones de marzo de 2010 eran bastante mayores que las de marzo de 2011. (Imagen: NASA Goddard)
Se puede afirmar, por tanto, que 2011 fue un año muy atípico, tal como subraya Susan E. Strahan, científica atmosférica del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, y coautora de la nueva investigación.
Meteorológicamente, el 2011 fue un año muy anómalo, y quizás no vuelvan a darse condiciones similares a las de ese año hasta dentro de tres décadas. Además, las concentraciones de cloro ya están disminuyendo en la atmósfera debido al cese en la fabricación masiva de CFCs como resultado del Protocolo de Montreal. Si dentro de tres décadas volvieran a coincidir las mismas condiciones meteorológicas que en el 2011, ya habría menos cloro en la atmósfera, por lo que el agujero de la capa de ozono probablemente no sería tan severo.
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