El liquen Lobarina scrobiculata no es como los demás. A diferencia de
la mayoría de líquenes con microalgas verdes, que activan su
fotosíntesis con la humedad ambiental, esta especie necesita agua en
estado líquido para activar el funcionamiento de la cianobacteria con la
que vive en simbiosis. Esto lo hace especial, aunque no es su única
singularidad.
Un estudio, publicado en la revista Annals of Botany, revela que este
organismo cambia su estrategia reproductiva en función de la presencia o
ausencia de precipitaciones. Así, en lugares secos, este liquen, que
crece sobre árboles, empieza a reproducirse a tamaños más pequeños y con
mayor intensidad.
“Esto puede interpretarse como una estrategia de respuesta a la
escasez de agua”, señala a Sinc Sonia Merinero, investigadora en la
Universidad Rey Juan Carlos (Madrid) (España) y en la Universidad de
Estocolmo (Suecia), y autora principal del trabajo.
En los ambientes con menos lluvia y que son adversos para él, el
liquen podría estar asegurando así la persistencia de sus poblaciones
mediante la producción temprana e intensa de unas estructuras
reproductivas que liberan pequeños fragmentos de hongo y cianobacteria
que se dispersan juntos (soredios). “En cambio, en sitios lluviosos
favorables para la especie, el liquen puede prosperar sin reproducirse
tan pronto ni con mucha intensidad”, asegura la científica.
En total, los investigadores analizaron 9.665 líquenes en 18
poblaciones de Lobarina scrobiculata a lo largo de 800 km, desde el
norte hasta el sur de la península ibérica. “En cada población medimos
el tamaño de cada liquen y estimamos su esfuerzo reproductivo. Así
calculamos un tamaño umbral de reproducción en cada población, el tamaño
mínimo que tiene que tener el liquen para comenzar a reproducirse con
una probabilidad del 50%”, informa Merinero.
Los resultados permiten además demostrar por primera vez en hongos la
teoría de estrategias vitales desarrollada para plantas y animales con
reproducción sexual. “Esta predice que en ambientes adversos, plantas y
animales de crecimiento indeterminado como peces e insectos, entre
otros, comienzan a reproducirse a tamaños más pequeños y con un mayor
esfuerzo reproductivo, lo cual permite asegurar su descendencia en esos
ambientes adversos”, comenta la investigadora..
Hasta ahora esta teoría nunca se había probado en el reino de los
hongos, y los líquenes son organismos que resultan de una simbiosis
entre un hongo (micobionte) y una o varias algas verdes o cianobacteria
(fotobiontes). “Lo curioso de esta especie de liquen, como muchas otras,
es que además se reproduce de manera asexual, lo cual indica que la
teoría es suficientemente versátil como para explicar también
estrategias de reproducción asexual”, apunta Merinero.
El grupo de investigadores señala que este tipo de reproducción
asexual se basa, al igual que la reproducción sexual en plantas, en la
producción y dispersión de propágulos individuales (parte de un
organismo que se produce sexual o asexualmente) que se comportan como
semillas, y que no tiene nada que ver con la reproducción clonal de
plantas, como por ejemplo la reproducción por estolones.
Estas conclusiones amplían el conocimiento sobre las estrategias
reproductivas en líquenes, “organismos sobre cuya biología y ecología
aún sabemos muy poco aunque se encuentren en todos los ecosistemas
terrestres y cumplan funciones ecológicas importantes”, concluye la
científica. (Fuente: SINC/Adeline Marcos)
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