Algunos
autores han sugerido que la selección sexual puede favorecer la
evolución hacia cerebros más grandes en los machos, es decir, que las
hembras prefieren machos con mayores capacidades cognitivas.
En muchos animales, los machos y
las hembras difieren en el tamaño del cerebro. La explicación más
recurrente es que estas diferencias reflejan la acción de la selección
sexual. Pero las predicciones no son claras. Un equipo de investigadores
del CREAF ha descubierto que un grupo de aves costeras, las limícolas,
no eligen a sus parejas por el tamaño del cerebro sino “por su físico”.
Algunos autores han sugerido que la selección sexual puede favorecer
la evolución hacia cerebros más grandes en los machos, es decir, que las
hembras prefieren machos con mayores capacidades cognitivas. Sin
embargo, otros autores sugieren que las hembras tendrían que tener
cerebros más grandes porque son las que generalmente se ocupan de cuidar
a las crías.
“En este estudio nos preguntamos qué papel tiene la selección sexual
en la evolución del cerebro de un grupo de aves, las limícolas. La
elección del grupo no es al azar ya que esta familia presenta una gran
variedad de sistemas de apareamiento, que las hacen un excelente modelo
de estudio para investigar el papel de la selección sexual en la
evolución del cerebro”, declara a SINC Daniel Sol, investigador del CSIC
en el CREAF y coautor del estudio que publica el Journal of Evolutionary Biology.
El estudio, que analiza más de 180 especies, reveló un hecho
“sorprendente” para los investigadores: las especies poliándricas –en
las que una hembra se aparea con varios machos– tienen cerebros más
pequeños en relación con el tamaño de su cuerpo que las especies
monógamas y poligínicas –en las que un macho se aparea con varias
hembras–.
“Estos resultados contradicen muchas de las teorías que sugieren que
la selección sexual ha jugado un papel importante en la evolución del
cerebro porque, de ser así, las especies poligínicas también tendrían
que presentar dimorfismo sexual –diferentes tamaños entre hembra y
machos–, pero según nuestros análisis, esto no es así”, apunta el
investigador del CREAF.
Pregunta sin respuesta
“La pregunta que nos podemos hacer es, por tanto, ¿por qué las
especies poliándricas tienen cerebros más pequeños y más dimórficos? La
respuesta es que no lo sabemos. Sin embargo, en el estudio presentamos
unos resultados que sugieren una posible explicación: la selección
sexual podría haber actuado aumentando el tamaño del cuerpo en las
hembras en vez de reducir su cerebro”, asegura.
Esta conclusión, los científicos han encontrado que en esta familia
de aves el tamaño del cuerpo evoluciona mucho más rápidamente que el
tamaño del cerebro. Como el tamaño del cerebro se mide en relación con
el tamaño del cuerpo, un aumento del cuerpo conlleva una reducción del
tamaño relativo del cerebro.
Asimismo, este estudio también contradice otra idea ampliamente
extendida: que el cuidado parental requiere mayores capacidades
cognitivas y, por tanto, cerebros relativamente más grandes.
“En este caso, las hembras de las especies poligínicas tendrían que
tener cerebros más grandes que los machos, ya que ellas se encargan de
cuidar de la prole; pero en realidad machos y hembras no difieren en el
tamaño relativo del cerebro”, explica Sol.
Finalmente, el hecho que las especies poligínicas no tengan cerebros
más pequeños que las monógamas contradice la hipótesis de la
"inteligencia social", que dice que el cerebro ha aumentado en especies
en donde las relaciones entre pareja o miembros del grupo son más
complejas y requieren mayores capacidades cognitivas.
Según el experto, esto se debe a que en especies monógamas, en donde
macho y hembra continuamente interaccionan y tienen que coordinarse para
cuidar las crías, las relaciones sociales se esperan que sean más
complejas que en especies poligínicas.
“Hay que ir con cuidado a la hora de deducir que diferencias en
dimorfismo sexual del tamaño del cerebro son debidas a selección sexual.
Con las evidencias actuales, no podemos concluir que la selección
sexual haya sido una fuerza importante en la evolución del cerebro”,
subraya Sol.
Referencia bibliográfica:
Gabriel E. García-Peña, Daniel Sol, A. N. Iwaniuk y T. Székel. “Sexual selection on brain size in shorebirds (Charadriiformes)” Journal of Evolutionary Biology 26: 878–888, 2013.
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