La primera ciudad-Estado flotante del mundo se instalará en 2020
Lejos de tratarse de ciencia ficción, en años recientes, la llamada «colonización del mar» o seastading ha dejado de ser una fantasía para convertirse en algo cercano a la realidad; actualmente hay empresas, académicos e incluso gobiernos que están trabajando en conjunto para crear un prototipo para el año 2020.
En el centro de la iniciativa se encuentra el Instituto Seasteading, una organización sin fines de lucro con sede en San Francisco. Después de su fundación en 2008, con un respaldo financiero inicial de Peter Thiel (el multimillonario libertario detrás de Paypal), el grupo ha pasado cerca de una década intentando convencer al público de que la colonización del mar no es una locura total.
Escapando de las leyes y políticos en tierra firme
A principios de este año, el gobierno de la Polinesia Francesa accedió a que el Instituto Seasteading hiciera pruebas en sus aguas. La construcción podría comenzar pronto y las primeras edificaciones flotantes, el núcleo de una ciudad, podrían ser habitables en tan solo unos cuantos años.
«Si pudieras tener una ciudad flotante, sería en esencia un país emergente», señaló Joe Quirk, presidente del Instituto Seasteading. «Podemos crear una enorme variedad de gobiernos para una enorme variedad de personas».
La colonización del mar es más que un pasatiempo fantasioso para Quirk y otras personas dedicadas al proyecto. Según ellos, es una oportunidad para reescribir las reglas que fundan una sociedad. «Los gobiernos simplemente no mejoran», explicó Quirk. «Están atascados en los siglos pasados. Eso se debe a que la tierra incentiva el monopolio violento para controlarla».
La idea dicta que sin tierras no existirían los conflictos…
Incluso en el caso de que el Instituto Seasteading pudiera establecer algunas estructuras sustentables, no hay garantía de que florezca una comunidad utópica. Las personas suelen pelear por muchas más cosas que las tierras, claro, y los piratas han surgido como una amenaza en varias regiones. Además, a pesar de que la ley marítima sugiere que la colonización del mar podría tener bases legales sólidas, es imposible pronosticar la respuesta de los gobiernos reales ante unos nuevos vecinos que pudieran estar flotando por sus costas.
Incluso en el caso de que el Instituto Seasteading pudiera establecer algunas estructuras sustentables, no hay garantía de que florezca una comunidad utópica. Las personas suelen pelear por muchas más cosas que las tierras, claro, y los piratas han surgido como una amenaza en varias regiones. Además, a pesar de que la ley marítima sugiere que la colonización del mar podría tener bases legales sólidas, es imposible pronosticar la respuesta de los gobiernos reales ante unos nuevos vecinos que pudieran estar flotando por sus costas.
Lugar de sobra en el Océano Pacífico
Aún así, Quirk y su equipo están concentrados en el proyecto de una isla flotante cerca de Tahití. El gobierno de esa región está creando una zona económica especial para que el Instituto Seasteading experimente y ofreció 40 hectáreas de tierra frente al mar con el fin de que el grupo pueda trabajar.
Quirk y sus colaboradores crearon una nueva empresa, Blue Frontiers, la cual construirá y operará las islas flotantes en la Polinesia Francesa. El objetivo es construir cerca de una docena de estructuras para 2020, incluidas casas, hoteles, oficinas y restaurantes, con un costo cercano a 60 millones de dólares. Para financiar la construcción, el equipo se encuentra trabajando en una oferta inicial financiada con monedas digitales. Si todo se desenvuelve como está planeado, las estructuras contarán con superficies cubiertas de vegetación, usarán madera local, fibra de bambú y coco, así como metal y plástico reciclables.
«Quiero ver ciudades flotantes en 2050; espero que sean miles de ellas, cada una con diferentes formas de gobierno», comentó Quirk. «Cuanta más gente se mueva entre las ciudades, más opciones tendremos y será más probable que tengamos paz, prosperidad e innovación».
Fuente: New York Times.
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