miércoles, 20 de julio de 2016

Langosta criada en cautividad abre posibilidad de iniciar industria millonaria





Un  de científicos del  Cawthron de Nelson acaba de  el primer "cumpleaños" de la primera langosta de Nueva Zelanda (Metanephrops challengeri) obtenida en laboratorio, con lo que el país ya está un paso más cerca de poner en marcha un nuevo subsector acuícola.
Este ejemplar de langosta fue bautizado como Camilla en honor a la duquesa de Cornualles, tras una que el Príncipe Carlos realizó el año pasado.
Este avance científico fue es el fruto de un  de investigación de seis años en el que se han invertido NZD 7,8, financiados por el Ministerio de Negocios, Innovación y Empleo.
El líder del programa de la langosta de Nueva Zelanda (scampi), el Dr. Shaun Ogilvie, destacó que criar estas langostas hasta la edad adulta a través de tres etapas larvales ha sido un gran avance para el proyecto, y puede ser la base de una nueva industria acuícola, informó Stuff.co.nz.
Además del Instituto Cawthron, en el proyecto participan la empresa Cebra-Tech, de Nelson, y la Universidad de Auckland, así como Fishing Company, con sede en Walkawa, gracias a la experiencia en la pesca de altura adquirida con su arrastrero Sea Hawke II.
La langosta de Nueva Zelanda llega a medir hasta 30 cm de largo y vive en pequeñas madrigueras en la plataforma continental, en aguas de entre 200 y 500 metros de profundidad. En 2015 se capturaron 789 toneladas de este crustáceo, que generaron NZD 17,6 millones en ingresos, por lo que los científicos afirman que su potencial para la acuicultura resulta una propuesta atractiva.
El especialista en acuicultura Kevin Heasman, del Instituto Cawthron, explicó que aprender a cultivar especies que uno no puede ver fácilmente en su entorno natural plantea una serie de retos.
Para el proyecto, se utilizaron huevos obtenidos a partir de hembras capturadas en su medio natural, que tardaron 10 meses en eclosionar. Luego de  pasar por diferentes etapas larvales, algunas crías llegaron a la etapa postlarval, entre las que Camilla es la de mayor antigüedad. 
Conseguir alimentar estos crustáceos en cada etapa del desarrollo en un ambiente adecuado, con una calidad óptima del agua, y mantenerlos libres de enfermedades, son algunos los desafíos que los investigadores tuvieron que enfrentar.
Heasman recalcó que si bien Camilla es muy pequeña, "hay muchísima ciencia detrás de ella". (Fis.com)


19/07/16

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