Viernes, 24 julio 2015
ARQUEOLOGÍA
El litoral de España, una ventana hacia el pasado de la humanidad y de la Tierra
Diversos puntos en aguas costeras españolas albergan valiosa información arqueológica y también geológica sobre el pasado de la humanidad y el de nuestro planeta. Varias investigaciones de los últimos meses son un buen ejemplo de ello.
Bastantes más tierras de lo que creemos, ahora sumergidas bajo el mar, fueron tierra firme en la antigüedad y estuvieron pobladas por humanos. La situación es común en sitios como ciertas zonas del litoral español, y de diversos puntos costeros europeos. La arqueología submarina tiene ante sí mucho más trabajo que el de tan solo investigar barcos hundidos, una tarea de creciente importancia y que debe hacerse en plena convivencia con el turismo, una actividad económica de primer orden en la península ibérica. Así, mientras sitios como Expediafacilitan el disfrute de las costas españolas para toda la población, los científicos trabajan incansables para obtener de ellas información que hay que intentar que no se pierda, pues forma parte de nuestra historia como civilización.
Los restos de asentamientos humanos prehistóricos que ahora se hallan sumergidos bajo las aguas costeras son más numerosos y ricos de lo que se ha venido creyendo. Algunos de estos sitios inundados tienen una historia humana que data de decenas de miles de años atrás. A partir del progresivo descubrimiento y análisis de estos restos prehistóricos, ha aparecido un nuevo campo científico que combina los conocimientos de bastantes disciplinas, incluyendo la arqueología, la oceanografía y las geociencias. Este nuevo campo de investigación, en rápida evolución, está siendo respaldado por varias instituciones, entre ellas el EMB (European Marine Board), que presentó meses atrás un informe resumiendo las actividades más recientes en este campo.
Al respecto de ello, se sabe que durante las sucesivas eras glaciales del último millón de años, el nivel del mar perdió en ocasiones hasta 120 metros, y el área de la plataforma continental que como consecuencia de ello quedó expuesta al aire añadió un 40 por ciento de terreno adicional a Europa; un conjunto de tierras que fue ocupado por vegetación, fauna y personas. Debido a esto, una cantidad considerable de los restos y objetos de la prehistoria europea se hallan ahora bajo el agua. Considerando que los humanos primitivos habitaron el litoral del norte de España hace un millón de años, la tierra antaño poblada y hoy sumergida incluye una porción importante de la propia historia humana.
España, con su perímetro costero. (Foto: Jacques Descloitres, MODIS Land Rapid Response Team, NASA/GSFC)
Se han encontrado más de 2.500 conjuntos de objetos prehistóricos sumergidos, con edades que oscilan entre 5.000 y 300.000 años, en las aguas costeras y en cuencas de mar abierto en torno a Europa. Solo unos pocos de estos yacimientos han sido cartografiados adecuadamente por buzos, o inspeccionados con miras a su preservación o excavación. Estos restos contienen información sobre la navegación marítima primitiva, y sobre las estructuras sociales y tecnologías de explotación de los recursos costeros antes de la introducción de la agricultura hace unos 10.000 años.
Retrocediendo más aún en el tiempo, el litoral de España sirve en algunos aspectos de “caja negra” de la evolución del clima desde el pasado lejano.
En ese sentido, una línea de investigación en la que han estado trabajando, entre otros, el equipo de Javier Hernández Molina, de la Royal Holloway (Universidad de Londres), en el Reino Unido, se ha centrado en un área del Atlántico próxima al Estrecho de Gibraltar.
Estos científicos han comprobado la existencia de un vínculo claro entre la evolución del clima y el cambio en las corrientes oceánicas en los últimos seis millones de años. Los análisis minuciosos de muestras de núcleos de sedimentos extraídas del lecho marino frente la costa atlántica de España y la de Portugal han proporcionado evidencias firmes de esa conexión. El estrecho de Gibraltar actuó primero como una barrera y después como una puerta de entrada a lo largo de esos seis millones de años. Estudiar a fondo su función permitirá avanzar en el conocimiento de cómo era el clima en el sur de Europa en las diversas épocas de ese pasado remoto y cómo evolucionó hasta el de épocas más modernas.
El estudio de los extraños caminos que a veces puede tomar la evolución de los seres unicelulares ha tenido también un escenario de interés en el litoral español, en este caso concretamente frente a la costa sudeste de España. Unos 50 kilómetros mar adentro, en unas cuevas submarinas en las que tiempo atrás se hizo un hallazgo pionero de esponjas carnívoras, se ha descubierto y estudiado una asombrosa especie unicelular. Este organismo, al que se le ha dado el nombre de Spiculosiphon oceana, puede llegar a medir hasta 4 o 5 centímetros, un tamaño gigantesco para una criatura unicelular. Este singular habitante del mar Mediterráneo es un protista de tipo foraminífero que recolecta en su entorno espículas de sílice, provenientes de esponjas marinas. Con estas espículas, que adhiere unas con otras, se construye una concha. Acaba por parecerse mucho a una esponja carnívora, y también se alimenta de un modo similar a como lo hacen ellas, extendiendo pseudópodos (lo que podríamos calificar de “brazos” en un protista) fuera de la concha para alimentarse de invertebrados que han quedado atrapados en las estructuras espinosas.
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